NBA

La historia detrás del fade-away, el icónico movimiento de Michael Jordan

11:39 20/04/2020 | Cuando todavía estaba en la universidad, los analistas aseguraban que la principal deficiencia de su juego radicaba en los tiros en suspensión. El escolta fue capaz de entrenarlos, al punto de convertirlos en su principal arma ofensiva.

Jordan y el emblemático fade-away. (Foto: Getty Images)

La carrera de Michael Jordan estuvo marcada por la capacidad que el seis veces campeón de la NBA tuvo para sortear los obstáculos que se le presentaban en el camino. Equipos con un plan destinado a frenarlo, la vuelta tras el retiro, la necesidad de mantener el ritmo ganador hasta el final y la lista podría seguir. Cuando todavía estaba en la NCAA, los analistas creían que una de sus mayores debilidades era un aspecto de su juego que luego se volvió su principal virtud: el tiro en suspensión.

"Es un excelente atleta, fuera de los catálogos. Sin embargo, sufre a la hora de lanzar en suspensión", concluían los scoutings en esa época. Y, a pesar de que Jordan anotó a través de esa vía la canasta que le dio el título nacional a North Carolina en 1984, sabía que esto era cierto. ¿Qué fue lo que hizo? Trabajarlo como un desquiciado. Horas y horas de entrenamiento. Variantes, distancias, contextos. Repetición tras repetición. El escolta no descansó en su poderío atlético, algo que lo hacía destacarse por sobre el resto. Entrenó hasta el último aspecto de aquellos lanzamientos y, eventualmente, se convirtió en un maestro.

 

Durante su trayectoria en el profesionalismo, MJ emergió como uno de los anotadores de media distancia más eficientes y letales que se hayan visto. La mayoría de las veces, castigaba a las defensas con el movimiento que mejor se le daba: el emblemático fade-away, capaz de generar el espacio suficiente entre su cuerpo y el de su defensor para sacar un tiro limpio. Aquella deficiencia se convirtió en su arma ofensiva predilecta, al punto de que fue la que más utilizó a la hora de definir partidos. Jordan y otra demostración de que su éxito no sólo radicaba en el talento, sino en la obsesiva búsqueda de mejorar constantemente.

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