Kings-Cousins, un lazo disfuncional destinado a la explosión
18:28 20/02/2017 | Sacramento desaprovechó durante siete años a uno de los mejores pivotes de la NBA y lo canjeó por muy poco. ¿Qué falló en la relación?
La resolución del tema DeMarcus Cousins no debe sorprender demasiado. El pivote estaba inmerso en rumores de intercambio desde hace un par de años y su ciclo en los Kings parecía no tener un futuro particularmente prometedor. Quizá sí lo haga el momento (en estos días se hablaba de un principio de acuerdo para renovar a Cousins con un contrato supermax) o lo poco que obtuvieron a cambio, pero los antecedentes de la dirigencia californiana le quitan algo de impacto a la decisión.
Lo que pasó en estas horas es un claro ejemplo de cómo ambas partes, jugador y franquicia, nunca estuvieron en la misma dirección: mientras el pivote parecía haber dado el visto bueno para una larga renovación en Sacramento, los dirigentes trabajaban a sus espaldas para conseguir la mejor oferta posible y traspasarlo. Todo a pesar de que el dueño del equipo, Vivek Ranadivé, había asegurado en varias ocasiones que Cousins era intocable.
Los Kings se encuentran apenas un partido y medio por detrás de la octava plaza de la Conferencia Oeste, algo inusual para un conjunto que no llega a la postemporada desde hace 11 años. El propio Cousins se había mostrado entusiasmado ante esta posibilidad, declarando que veía un "equipo de playoffs". Y sin embargo, en pocas horas, Sacramento se encargó de pinchar esa burbuja de esperanza y cierta estabilidad que parecían haber conseguido. Casi como si la chance del éxito los hubiera asustado. ¿O será que al desconocerlo, lo habrán confundido con otra cosa?
Cousins también tuvo su parte enorme de responsabilidad en estos siete años desaprovechados (la mejor marca del equipo fue de apenas 33-49). Cometió todos los errores posibles para un jugador de su calibre, tanto adentro, como sobre todo afuera de la cancha. Discutió con entrenadores, rivales, periodistas, árbitros y cualquier otro que se le pusiera adelante en uno de sus momentos de frustración (muy comunes, por cierto). De hecho, el ex de Kentucky le dio a la franquicia al menos 10 momentos donde un traspaso hubiera tenido sentido y hasta sido aceptado por la opinión general. Pero no ahora. Ahora se trata de autodestrucción.
En todo ese contexto, hubiera habido dos situaciones que le podrían haber puesto un asterisco a la determinación de los Kings: conseguir buen valor a cambio o apostar por lograr una buena posición en el cargadísimo Draft 2017. Y sin embargo, Sacramento no hizo ninguna de las dos cosas.
Es cierto que Cousins es alguien que carga mucho más que sus casi 28 puntos y 11 rebotes por partido. Es un paquete completo, donde muchas veces sus virtudes quedan opacadas por sus demonios. ¡Pero sigue promediando 28 puntos y 11 rebotes! Es quizá el pivote más dominante de la liga y cada año añade algo nuevo a su repertorio (en la 2016/17 ya ha anotado 95 triples). Aún con sus defectos, se espera que consigas valor importante a cambio. Pero lejos estuvo de ser el caso.
New Orleans apenas tuvo que desprenderse de Tyreke Evans, un jugador perseguido por las lesiones y que no se adapta al básquet que se juega hoy en día en la NBA (acapara mucho el balón y no tiene tiro); Buddy Hield, un rookie de 23 años que se proyecta como poco más que un tirador; Langston Galloway y su 37% de cancha; el pick de primera ronda de los Pelicans (que ahora con Cousins seguramente perderá valor y ni siquiera entrará a la lotería) y una selección de segunda vuelta. Demasiado poco.
Por otro lado, hay quienes sostienen que el movimiento de los Kings apunta a mirar al futuro, con el famoso tanqueo que los llevaría a perder muchos juegos y tener un buen lugar en el Draft 2017. Pero hay un pequeño detalle: Sacramento no es dueño exclusivo de su pick este año. Por un canje previo (que dicho sea de paso, está considerado entre los peores del último tiempo), le dieron a Philadelphia la chance de cambiar lugares en el orden, si los Sixers así lo desean. En otras palabras, si los Kings terminan con un buen puesto en la lotería, los 76ers tranquilamente pueden pasar a ocupar ese lugar.
Y otro detalle: el historial de selecciones de esta dirigencia es muy flojo. Vienen de draftear a dos pivotes clásicos como el griego Georgios Papagiannis y Willie Cualey-Stein en los últimos dos años, aún teniendo a Cousins en el equipo. Previamente, seleccionaron a escoltas que no terminan de ser rendidores en la liga como Nik Stauskas y Ben McLemore y en el 2011, a un Thomas Robinson que está más afuera de la competencia que adentro. Y estamos hablando siempre de elecciones del puesto 15 para abajo.
Los errores de Cousins son innegables y si no corrige su rumbo en los Pelicans, su legado quedará manchado. Pero hay algo que tampoco se puede discutir: la dirigencia de Sacramento, fallando en rodearlo con buenos jugadores, drafteando con decisiones inexplicables y teniendo a seis entrenadores distintos en siete años, no hizo el más mínimo esfuerzo para enmendar una relación destinada a tener este final. Y un día, en ese rumbo a ciegas, encontraron por fin el precipicio.
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