Hernández: "Peñarol no se parece a nada todavía"
20:04 02/10/2015 | Oveja volvió a la Liga después de dos años y empezó ganando. Linda charla con el primer coach que llegará a los mil partidos.
Posiblemente él no lo sepa, aunque probablemente alguien ya se lo haya avisado. Con el partido de ayer, Sergio Hernández llegó a los 988 en su carrera profesional en la Liga de Argentina y, salvo que pase algo muy raro, el 6 de noviembre se convertirá en el primer entrenador en alcanzar los 1.000 partidos dirigidos. ¿Adivine contra quién? Sí, acertó: en el clásico frente a Quilmes.
Oveja además está primero en partidos ganados (620) y segundo en cantidad de temporadas (20), detrás de su viejo gran conocido, Oscar Sánchez, que suma 22. Sin embargo, cuando ese número significaría en casi cualquier lugar del mundo estar en el tren descendente, Hernández sigue surfeando la cresta de la ola, vaya uno a saber por cuánto tiempo más. Y encima dirige a la selección, con la que hace nada más que 20 días logró el pase a Río 2016, donde participará de su tercer Juego Olímpico (2º como entrenador jefe).
Charlar con él, entonces, es siempre una clase. De los (pocos) casos, en los que lo ideal es hablar cortito y escuchar largo.
- Ayer me dijiste algo que ya es el título de la nota, antes de empezar ("Peñarol no se parece a nada todavía"), y más allá de la frase, intentaba recordar equipos tuyos y realmente no sé si se parece a alguno. Por esquema. Vos muchas veces tuviste jóvenes, pero este es quizá más desparejo. Y pensaba que vos también te tenés que desacostumbrar de un tándem Gutiérrez-Leiva que tuviste tantos años.
. De todas maneras, sigo insistiendo en que todavía no vislumbro demasiado cómo va a jugar el equipo. Estoy probando con eso de jugar con Jimmy Baxter más de dos que de tres, con Giorgetti en la inicial, pero es una posibilidad que en algún momento podamos hacerlo con Brussino de dos y Baxter de tres. Porque estoy muy contento con lo que están haciendo tanto Franco como Nicolás. Baxter fue elegido por eso, porque es más parecido a un tres, pero le gustan hacer cosas de dos, como trasladar el balón, jugar pick and roll. Sabe crear juego para los demás. Me queda una media cancha fuerte, grande. Y después tenemos que tratar de meterlo a Leo con su amenaza de tiro, abrir la cancha, y explotar el espacio para el resto, como Massarelli o Figueroa. Y todavía nos falta el juego interior. A Okosa no le hemos encontrado la vuelta todavía. No hemos sabido usarlo o lo que sea, pero no hemos tenido juego interior en los dos partidos. Con Quilmes jugamos con dos cuatros casi permanente, y ayer no, pero no tuvimos preponderancia salvo unos minutos entre el final del reglamentario y el suplementario, donde Okosa tomó decisiones de grande, de espaldas, y nos ayudó mucho a ganar el juego. Fue la única vez que Peñarol mostró una amenaza ahí. Entonces, mientras no tengamos juego interior, el perímetro que es lo más peligroso en ataque, tomando a Leo como un perimetral, se ve condicionado, porque los demás no necesitan tanto congestionar la pintura. Y tenemos que disimular eso a través del pick and roll. Yo siempre quiero lo mismo. Apunto mucho a la ejecución. Muchos equipos se atan demasiado a un esquema táctico pensando que les va a salvar la situación siempre y a mí me gusta más insistir con la ejecución, tanto atrás como adelante. En los dos lados me gusta atacar. Cuando defiendo me gusta atacar al rival, no me gusta esperar. Mis equipos siempre son los que se comen los goles más boludos, producto de estar siempre sobremarcando. Me gusta romper algunos mitos como que si ayudás no podés recuperar, o si atacás el balón te juegan el pase extra. Yo creo que se pueden hacer las dos cosas. Los caminos fáciles no me gustan, primero porque no me siento cómodo con un equipo que espera, o que no corre después cuando tiene el balón, que no es audaz. Y además porque lleva mucho trabajo y eleva el nivel de concentración de los jugadores. Se enfocan más en el juego que en el resultado. A mí no me gusta que el jugador esté pendiente todo el tiempo de cómo va el partido. Ni siquiera quiero que esté pendiente en el resultado final. Y a veces el esperar, o hacer defensas más conservadoras, o no apostar al ataque rápido, hace que vos estés más pendiente o conciente de cómo va el partido. Y estás condicionado. Ayer nos pasó un poco en el tercer cuarto, cuando rompimos un poco el partido con esos 8 triples, y después bajamos la dinámica, la agresividad. Como si inconscientemente hubiésemos querido manejar la diferencia, y nos fuimos de lo que veníamos haciendo. Perder la línea está bien en esta época. Es normal. Pero perder la idea a veces es más grave que perder un partido en sí a esta altura del año. Hay que construir una idea y una mentalidad. Mis equipos siempre fueron muy agresivos, evitan el scouting a través de la toma de decisiones inteligentes, coherentes, pero con audacia, no atados a sistemas rígidos.
- A simple vista Peñarol parece que va a ser un equipo veloz. ¿Cómo entra Leo ahí?
. Leo es clave en eso, porque él aunque no sea un jugador veloz, sabe correr la cancha y siempre está bien posicionado. Y te genera unos espacios impresionantes. Entonces los demás pueden jugar con más lugar, con el grande jugando de trailer, que hasta ahora no lo pudimos hacer. A Leo le gusta jugar defensas bien arriba y ataques rápidos, porque ahí la defensa no puede hacer pie firma y tomarlo tan estático. Sigue siendo un jugador de una atención defensiva tremenda.
- El cinco que vos buscabas en ese esquema tenía que tener características puntuales.
. Sí, Okosa es un cinco definido, pero hasta ahora no lo pudimos usar como un centro de atención en ataque, y defensivamente me parece que está acostumbrado a otro tipo de ligas, donde por ahí en un caso como el de ayer de Freeman, los equipos doblan, y nosotros queremos tratar de hacer la menor cantidad de ayudas y rotaciones posibles. Además, es una costumbre que este equipo tiene, porque Leiva es un gran defensor del poste bajo, del pick and roll...Leo lo mismo, y nos gusta jugar de esa manera.
- Hace unos años, se discutía en el básquet FIBA que la norma era el juego de control, más estacionado, y algo pasó en este tiempo porque ahora se juega más rápido, con grandes que tiran, con el lanzamiento de tres como arma central...¿lo viste un poco antes?
. No sé, es la forma en la que a mí me gusta jugar. El control va sobre el juego, no sobre el tiempo. Mis equipos saben que el tiro lo pueden tener a los 5 segundos o a los 23. Lo que tienen que tener es una buena selección, porque a veces vos no tomás el tiro a los 5 abierto o libre porque se supone que tenés que controlar más el juego y por ahí después ese tiro no lo volvés a encontrar más en la posesión. Y terminás tirando forzado a los 20. Eso lo pienso desde que dirigía a Sport. Siempre me gustó jugar con cuatros tiradores, porque en el básquet de hoy se necesitan espacios, y los cuatros abiertos te generan eso. El juego de poste bajo de espaldas, clásico, se ve cada vez menos. Lo ves más con los aleros o escoltas.
- Hace unos años, hicimos una nota para la revista con vos y Julio Lamas, en donde coincidieron que se había hecho un gran trabajo en cómo defender, pero que hacía falta volver a pensar más en cómo atacar. ¿Te parece que cambió la tendencia?
. No comparto esta cosa universal de que el ataque gana partidos y la defensa gana campeonatos. No porque no considere clave a la defensa, sino porque me parece que las dos cosas están iguales, y la experiencia me dice que cuando naturalizás a tu equipo en ataque y todos están cómodos con su rol, hay otro humor en la cancha, otro ánimo. Los jugadores se comprometen más con todo, tienen la autoestima más alta y eso se traslada luego al costado defensivo.
-¿Aunque seas menos? Porque en Peñarol normalmente has armado equipos poderosos, pero con la selección, con la que en México jugaste así, podrías hacerlo igual en los Juegos por ejemplo?
. Sí, porque esto no tiene que ver con tirar rápido o darle muchas veces la bola al rival. Obviamente que después tenés que adaptarte al rival de turno y ser inteligente. La velocidad, la dinámica y la agresividad no tienen nada que ver con el apresuramiento. Nosotros jugamos contra Canadá, donde no queríamos entrar en el ida y vuelta, pero cada vez que podíamos correr teníamos que aprovecharlo. Porque los puntos de ataque rápido hoy son claves. Correr la cancha te permite que la defensa no se arme sólido. Anticiparte al rival es la mitad de la victoria. Tanto en el ataque como en la defensa. Por eso siempre es bueno ser siempre dinámico, aún con el riesgo que eso significa. Defensivamente, por ejemplo, yo voy al rebote ofensivo solamente con un jugador, dos como máximo, porque considero más importante la vuelta a defensa y armar el bloque rápido. Quiero anticiparme. Jugar ordenado, y con control, a una gran velocidad y dinámica, es muy difícil, pero se supone que los profesionales estamos para lograr cosas difíciles, no fáciles.
- Igual no sos un fundamentalista del orden.
. Sí, de mi propio orden. No me da lo mismo que cuando jugamos un pick and roll los otros tres jugadores se paren donde quieran. Tienen que moverse en función de cómo defiende el rival, ir a las esquinas, barrer el balón, jugar alto/bajo, ocupar los espacios. En eso soy insoportable. Yo quiero orden con la máxima velocidad.
-¿Estos dos años fuera de la Liga te hicieron ver algo extra o sos igual?
. Sigo pensando lo mismo, apostando a lo esencial. La ciencia del juego es clave, pero para lograr esa ciencia, no podés resignar ciertos aspectos que son clave como la agresividad, la velocidad, la dinámica.
-¿Cómo te cayó este inicio de Liga? Me parece que va a ser un año muy tenso para los entrenadores y con un nivel de competitividad que hacía tiempo que no se veía.
. Bueno, tenso es siempre para nosotros. Estoy desde 1990 y siempre es duro para los entrenadores. Es muy competitiva. Acá el último le puede ganar al primero históricamente. Todo depende de las expectativas. El éxito o el fracaso de los proyectos dependen de las expectativas que vos te creás. Y en esto hay que ser muy inteligente en tener en cuenta cuáles son tus expectativas, a cuáles son las de la gente, o de la prensa, o de los directivos, porque generalmente consumimos más las de los demás que las nuestras, entonces eso genera una presión imposible de sobrellevar. Lo que yo hago es poner la expectativa sobre el trabajo que podés hacer. Tratar de hacer que el equipo juegue lo mejor que pueda jugar, sin estar pendiente del resultado final. Entonces la presión baja. Ahora si tu único objetivo es ganarle al otro, lo único que podés hacer es ganarle, pero el otro puede ser mejor que vos. Este es un trabajo como cualquier otro. Todos los entrenadores nos hemos preparado para hacer jugar a nuestros equipos. El problema es cuando no se puede perder. Porque eso no se puede evitar.
-¿Te enganchaste ya con la Liga?
. Sí, me sirvió estar dos temporadas afuera, una sin dirigir. Me cargó de energía. Igual esto recién empieza, es la época de romance, más si empezás como empezamos nosotros, ganando. Yo no me quiero engañar. Ahora todo es lindo. Pero estamos casi como en pretemporada. Todo es más llevadero. La Liga hay que saber jugarla después, cuando vienen los malos momentos, el desgaste, los viajes, etc. Ahí hay que estar bien equilibrado. Acá hay miles de personas pendientes. No es un trabajo fácil. Ni un laburo normal. Hacemos lo que nos gusta, pero eso tiene otra parte. No es tanto privilegio. La mayoría de las personas su pasión la pone en un hobby, un pasatiempo. Nuestra pasión es nuestro trabajo. Cuando se dice que cuando trabajar de tu pasión es un privilegio, es una parte de la verdad. La otra parte es que cuando las cosas te salen mal, es el doble de duro llevar eso. No solo te salió mal tu trabajo, sino que tu pasión, donde está en juego tu orgullo, tu autoestima, está dañada. Pero bueno, se supone que estamos preparados para cosas complejas como esta.
- La última, ¿caíste ya de lo que hicieron en México?
. Y, en eso no me ayudó mucho esto de meterme enseguida a armar otro rompecabezas. A los 10 días que llegué ya jugué el clásico. Por ahí lo que más lamento es no haber podido hacer ese balance, procesar eso, por meterme demasiado rápido en la urgencia otra vez. De todos modos fui conciente en el mismo momento que sonó la chicharra contra México de lo que hicimos. Que una vez más estábamos en los Juegos Olímpicos. Cuando yo empecé en el básquet de muy pibe, ví lo difícil que era estar en un Juego Olímpico. Es la meca, y yo que hago deportes desde muy joven, pensaba que nunca iba a estar en uno. Y voy a estar en mi tercero.
Fabián García / [email protected]
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