A fondo con Gregorio Martínez: "No soy un paracaidista"
18:56 01/04/2019 | El entrenador de Obras Sanitarias es un tanto particular. Es empresario, dirigió básquet femenino, fue manager y ahora comanda a Obras. De todo eso, y más, hablamos con él.
Cambió de vida. De ser un empresario exitoso pasó a darle buena parte de su tiempo a su real pasión, que es el básquetbol. No fue simple porque su llegada a la dirección técnica de Obras generó mucha polémica, sobre todo con sus colegas. Nos juntamos a charlar con Gregorio Martínez sobre todo lo que alguna vez usted se preguntó sobre él, y nunca supo.
-¿Tenés claro que sos un entrenador poco convencional?
. (frunce el ceño) No tengo conciencia. Si lo soy, no me doy cuenta.
- Te lo digo por el tema de ver del lado empresario más que nada.
. Ah, sí, por ese lado sí, es probable. Antes tenía otras actividades, que claramente tuve que dejar de lado, porque no tengo el tiempo que esas actividades requieren. Por consiguiente, tuve que delegar mucho y, si bien todavía recibo informes, no participo en el día a día.
-¿Hay chances de que alguien te eche, je?
. Creo que no, jaja.
- Cuando viajás, ¿qué ponés en profesión en el formularo de migraciones?
. Es raro, porque siempre desde chico siempre puse comerciante, y no soy un comerciante. Tampoco me salió nunca poner empresario. Debe ser un poco por el prurito que hay con la palabra, porque la verdad es que estoy muy orgulloso de lo que soy. La verdad es que ahora que me lo decís, la próxima voy a poner entrenador.
-¿Vos en la empresa cuánto hace que estás?
. La fundó mi viejo hace 55 años. Después fundé yo otra en el 2006, Brasim, que es la dueña de Nadir. Una le da servicios a otra. Brasim es en sociedad con brasileños. De esa soy presidente y de la otra soy vice.
-¿El ser entrenador qué es para vos? ¿Una pasión? En la Liga me refiero. Porque venís del femenino.
. Yo arranqué como asistente en masculino, con Polilla Nardini en Pilar. Jugué ahí y cuando él toma el equipo en la Liga B en el 2001, me fui con él. Yo me había retirado en 1998 en Villa Adelina. Había jugado B en Pilar, en Vélez, con el que ascendimos al TNA, en Morón. De asistente de Polilla me voy a Unión Florida, al femenino, puntualmente porque me lo pide mi señora. Ambos somos del club, es nuestro club, mis hijas eran chiquitas y mi esposa me dijo que si no agarraba como entrenador tenían que sacar el básquet.
- Lo hiciste medio como hobby.
. Sí, para dar una mano. Siempre me gustó, pero no tenía pensado otra cosa en ese momento. Al año siguiente ascendimos y dos años después éramos campeónes de la Metropolitana.
- No fue planeado.
. No, para nada. Yo quería dirigir y ahí tuve la chance de desarrollarme como entrenador. Tomé la oportunidad.
- Y no volviste a dirigir masculino hasta el año pasado.
. No, nunca más.
- Si sumás lo de empresario, venir del femenino, haber sido primero manager, y empezar como entrenador en el club del presidente de la AdC, con la mano en el corazón, ¿sentiste mucho rechazo corporativo, lo entendiste?
. Sentí rechazo. Hubo algunas palabras bravas de algunos entrenadores en reuniones privadas. Que me dolieron. Hubo gente que llegó a decir que a nadie se le ocurre pasar por la puerta de un hospital y entrar para ser cirujano. Yo hacía 20 años que era entrenador. La calidad mía como entrenador era otra discusión. Yo entiendo si alguien me dice 'sos un mal entrenador'. Pero nadie me podía decir que no lo era. Soy ENEBA 3 hace 10 años. En algún punto entiendo el rechazo corporativo, porque alguno puede estar en desacuerdo con que un ENEBA 3 pueda dirigir la Liga, pero que me trataran de paracaidistas me dolió. No soy un paracaidista.
- Es difícil hablar de un caso en el que uno fue parte, pero ¿vos no estabas de acuerdo de antes con la reglamentación que exigía estar habilitado por Coditep para dirigir en la A?
. No estaba de acuerdo pero la respeté siempre. No se pueden tener 5 requisitos para una misma función. Me parece que el ENEBA 3 es suficiente aval para que una competencia profesional te acepte. Al principio no existía ENEBA entonces estaba bien lo de Coditep, pero después creo que no. ¿Cuántos parámetros hay que cumplir?, ¿quién tiene la lapicera? Para mí es un tema terminado. Creo que fue un tema sobredimensionado. Respeto todas las opiniones, pero la mía es esta. En el momento de Fabián (Borro), me ofreció ser entrenador, lo primero que le dije era si estaba habilitado y se consultó a la AdC.
-¿Querías ese apoyo corporativo o no te importaba?
. El apoyo corporativo no lo quería y no lo esperaba. Sí hubo gente que me destrató. Gente que 15 días antes me llamaba por teléfono. Y después ni siquiera lo hizo para saber cómo era la historia y me juzgó. Creo que yo me merecía un llamado. Pero cada uno duerme consigo mismo.
-¿No creés que lo de Coditep hace más fuerte al colectivo entrenadores?
. Me parece que los entrenadores abandonaron Coditep y estas son las consecuencias. Yo filosóficamente estoy en contra con excesivas regulaciones, y me parece que esta es una. Son trabas. Aunque tengan buen espíritu, como fue al comienzo de la Coditep, que entorpece la actividad.
- Lo de las excesivas regulaciones se puede tomar también como idea en tu actividad empresarial.
. La vida es así. Absolutamente. Pasa todo el tiempo. Nos pasa como argentinos. Hay regulación tras regulación y creo que atrás de eso lo que hay son intereses. Que son respetables, pero si el poder está en la regulación no tiene sentido. Y creo que, al fin de cuentas, el que tiene que crear esa regulación es la AdC, porque en definitiva los clubes son de la AdC. Acá para dirigir a la selección argentina tenés que tener ENEBA 3. Hace dos años, yo podía dirigir a Ginóbili y no a Barral. Es un poco absurdo. Me parece.
- Si hacés el seguimiento de tu etapa como manager, tuviste en Obras a tres integrantes del staff de la selección de los últimos tiempos (Santander, Lamas, Casalánguida, en ese orden). ¿Te iba picando el bichito de intentar dirigir o no?
. No, no se me cruzaba. ¿Sabés por qué? Nunca me imaginé fuera de mis otras actividades. Y para dirigir tenía que dejarlas. Como manager tenía más libertades. Tenía una vida muy activa fuera del básquet. Cuando tomé la decisión de agarrar al equipo, porque yo tenía dudas, le consulté solo a dos personas. Para ver si ellos creían que estaba en condiciones. De hecho le dije a Fabián, cuando me hizo el ofrecimiento, que me dejara pensarlo para ver si podía organizarme. Un viernes a la tarde me lo dice que nos juntemos para ver las alternativas de entrenador que había, porque se había cortado a Carlos Romano. Cuando las analizamos, al final me dice que pensaba que tenía que ser yo. Silencio. Entonces le dije que pensara bien lo que me estaba diciendo. Y que nos tomáramos 48 horas. Él para arrepentirse y yo para ver si podía comprometer a un montón de gente para poder hacerlo. El lunes nos juntamos y, cuando nos pusimos de acuerdo, le dije si estaba habilitado para dirigir. Llamamos ahí mismo a Sergio Guerrero (director deportivo de la AdC), y él le dijo que sí. Y para serte sincero, una semana después recién nos volvimos a reunir para arreglar el sueldo.
-¿Quiénes fueron esas dos personas que consultaste?
. Por ahí los comprometo, pero sí, te lo digo: Rubén Tapia y Marcelo López. Marcelo empezó como preparador físico conmigo en Unión Florida y había estado mucho tiempo en Obras antes de irse con Scola a China. A Rubén no lo consulté por su conocimiento basquetbolístico, sino por su manejo de toda la situación. Y ambos me dijeron que le diera para adelante.
-¿Te acordás la cara de los jugadores cuando les anunciaron que ibas a ser vos el entrenador?
. Fue muy buena. Favoreció que el grupo estaba muy golpeado. Y los conocía a todos. Venía de salir últimos en el Súper 20 y estaban desde una semana antes practicando sin entrenador. Y necesitaban uno.
-¿Al no pensar que ibas a ser entrenador de Liga, aprovechaste igual estar en Obras mientras pasaban técnicos reconocidos para chupar conocimiento?
. Sí, claro. Porque yo era entrenador. Miraba las prácticas. Me servía para todo. Me hicieron ver un montón de cosas para hacer y otras para no hacer también.
-¿Qué es más estresante: dirigir o ser empresario?
. (piensa) Qué se yo, en este país... no lo sé. En un país normal, el básquet. Yo soy apasionado, y creo que el estrés tiene más que ver con cómo se toma las cosas en sí. En los dos ámbitos.
- Vos supongo que te tomás las cosas de otra manera después de haber tenido un cáncer.
. En el 2010 me operaron de un tumor en un riñón. El 29 de junio. Y me tomé las cosas de manera distinta después de eso, pero las personas son como son. Bajé un cambio, porque me acuerdo de esa situación, pero tengo la filosofía que tengo y soy como soy. No puedo fingir.
- Considero que el oficio de entrenador es uno de los más desquiciados que existen. ¿El estrés tiene que ver con cómo te tomás el trabajo, con la posibilidad de perderlo, solo con los resultados?
. En mi caso, con el tema resultados, no lo sé. Nunca sentí que me pudieran echar por perder. Por ahora. Algún día me va a tocar. Me parece que tiene que ver con cómo se toma la vida cada uno. Los triunfos también estresan. Porque la victoria llega en el minuto 40. Antes tenés los 40 minutos, los días previos y todo lo demás. Yo creo que hay que acostumbrarse a vivir con el estrés. Hay gente que lo absorbe mejor.
- Que te echen es un trauma, más allá de lo económico.
. Es un fracaso. Tengo ahí más elaborado el tema desde lo empresarial. No hay que tenerle miedo a la palabra fracaso. Fracasar forma parte de la historia de cada uno, todos los días. Depende de la connotación que le das. Hay que ver si hiciste todo lo necesario para que saliera bien, pero salió mal, porque eso pasa. Este es un país donde las reglas cambian todo el tiempo y por ahí vos elegiste ir para un lado y después fue todo para el otro.
-¿Relacionás mucho el fracaso con perder?
. Es que no le tengo miedo a la palabra fracaso. Obviamente alguien que fracasa todo el tiempo debe revisar. El fracaso, o las derrotas, o los objetivos no cumplidos te tienen que ayudar a crecer. Y estoy en una edad en la que, cuando ganás, sabés que no sos el mejor y tampoco mejor que tu derrotado. Pasan cosas que no siempre dependen de uno.
-¿El fracaso tiene que ver con el qué o con el cómo?
. Tiene que ver con el qué, pero no hay que tenerle miedo. Y el camino recorrido es muy importante. El año pasado terminamos octavos, pero fuimos competitivos todo el año, por ejemplo. Depende para qué te contrataron. Los objetivos se ponen a principios de año. Y se evalúan cuando termina la temporada.
-¿Cuánto tiene que saber el entrenador de básquet de básquet?
. Julio (Lamas), siempre dice que una de las cosas que el entrenador debe saber, y no la más importante, es de básquet. Hay manejo de grupo, calle, comunicación, tomar determinaciones en el momento justo.
-¿Quién te gusta como entrenador?
. Para mí el mejor es Julio (Lamas). Pero, a ver, Julio, Hernández y Magnano están un escalón por arriba de todos, no solamente por lo que ganaron sino por lo que demostraron a lo largo de sus carreras. No mido solo por ganar.
-¿Y cómo te llevaste con los tres del staff de la selección que estuvieron acá en Obras?
. Con dos muy bien...
-¿Tengo que adivinar?
. No, no. Recompuse un poco la relación con Silvio (Santander), pero con él fue muy mala. Y con Juio y Nico (Casalánguida), fue muy buena.
- Además era tu arranque como manager con Silvio.
. Sí, obvio. Además nunca dije que yo fuera un tipo fácil. Y Silvio tampoco lo es. No estamos hablando de dos carmelitas descalzas.
-¿A qué juega Obras?
. Uf, a ver. Debemos ser el equipo que menos sistemas ofensivos tiene. Nosotros cuando recuperamos el balón no jugamos sistemas, siempre es libre, porque nuestro objetivo es anotar lo más rápido posible o generar juego lo más rápido posible. Es lo que yo pienso hoy del básquet. Es conceptual, con un movimiento premarcado que no necesitamos llamarlo. Nuestra mayor preocupación es anotar. Puede pasar que haya alguna excepción, pero como filosofía de juego hacemos eso. Si no nos obligan a jugar seteados, no llamamos sistemas. Esto no significa que cada uno haga lo que quiera, pero no hace falta llamarlo.
-¿Cuáles son los puntos que caracterizan a Obras?
. Nosotros tenemos que jugar con intensidad física todo el tiempo. Creo que así se juega hoy en el mundo. Mejoramos mucho defensivamente este año. Me gusta que el jugador tenga poco el balón en la mano. Creo mucho también en ganar las pelotas divididas, los rebotes. Creo que no depende del talento sino de la voluntad, la entrega, la mentalidad y la concientización. Son cosas no negociables. No me importa si un jugador tira 0/5 de 3 puntos si toma buenos tiros. Pero no acepto que el contrario corra más que yo.
- Antes decías que planificás los objetivos antes de la temporada, ¿cuál fue el de Obras?
. Mejorar lo de la temporada pasada. Fuimos octavos y ganamos 20 partidos. Por las razones económicas que todos conocemos se redujo el presupuesto, pero creo que los entrenador tenemos en algún momento justificar lo que nos pasamos diciendo de que el trabajo a largo plazo tiene que dar resultados. Yo hace 14 meses que estoy con el equipo. No puede estar igual que si hubiera empezado hace 30 días. Repetí 7 jugadores del año pasado. Lamentablemente se lesionó Kemp y se lesionó Berra. Ese trabajo tiene que verse en algún momento reflejado en el equipo. Y la verdad es que estamos compitiendo.
-¿Te elevó la autoestima como entrenador este año y medio? ¿Ya te creés entrenador de la A?
. No. Tengo claro que lo que más me gusta en el básquet es dirigir. No sabía que me iba a dedicar a esto, pero lo sabía. Me gusta formar y entrenar a un equipo, me gusta conducir gente, formar grupos.
-¿Pero te irías a entrenar a, qué se yo, Corrientes por ejemplo?
. Sí, seguro.
-¿O sea que hiciste un viaje de ida? ¿No volvés a ser empresario?
. Si no me contrata nadie de algo tendré que laburar, pero soy entrenador. Y dirigir a Obras me sirvió para algo que tendría que haber hecho hace muchos años, que fue delegar en la empresa. Hoy tomo cinco decisiones por mes por teléfono. Y voy cuando tengo algún tiempo libre.
- Me interesa mucho saber si sentís que tenés que tener una sinergia total con Borro en sus ideas de la Liga. ¿Necesitás tener esa sintonía o podrías no tenerla?
. Tengo esa sintonía. Y las discusiones las tengo adentro.
- Si te llevo a la Liga, ¿serías capaz de decirme algo que no te guste de la competencia?
. A vos no. A un periodista no, pero a él sí. Lo que sea. Fabián, aparte de ser el presidente el club, cosa que siempre tengo en cuenta, es mi amigo. Es difícil tener un amigo nuevo a los 50 años. Y construimos una relación de amistad. Es más, cuando arreglé como entrenador, nos comprometimos los dos que, pase lo que pase, íbamos a seguir siendo amigos.
- Si te pregunto dos o tres de la Liga, ¿me las contestás?
. Sí, claro.
- En tu rubro, el de entrenador, hay un alto porcentaje que no estaba de acuerdo con el formato, sobre todo con la cantidad de partidos. Argumentaban que no se podía entrenar y que hacía falta eso.
. Si hay algo que extraño de mi etapa del femenino es poder entrenar con el equipo. Jugaba una vez por semana. Puede ser que falte un poco de tiempo, pero no sé si tiene solución. Me parece que cuando uno entrena a un equipo profesional no se puede hablar de lo deportivo como un hecho aislado. Esto es por plata. Siempre hay que analizar a una competencia profesional en un contexto. ¿Qué sería lo ideal deportivamente? ¿Jugar una vez por semana, como en España? Ok. Entonces Comodoro viene una vez a Buenos Aires, juega un partido y se va. Lo mismo La Unión o Hispano. Gasta más en viajes que en equipo. Hoy hacés una gira de tres partidos, y después tenés más tiempo para entrenar, porque ahorraste días ahí. Lo ideal seguramente sería un partido, pero no es viable.
- Esta te la voy a hacer más difícil. ¿Qué beneficio trajo jugar 56 partidos de fase regular, modificados a unos 10 menos estos dos últimos años por el Súper 20, que aunque figure separado, sigue siendo parte de la competencia?
. Basquetbolístico creo que ninguno.
-¿Y económico? No hay un dirigente que en la intimidad no me diga que no pierde plata por el solo hecho de abrir la cancha para un partido.
. Si pasara eso realmente, te voy a contestar con algo que me dijeron que le dijo el manager de New Jersey al Sepo Ginóbili y a Pepe Sánchez una vez en Bahía Blanca. ¿Para qué juegan, si pierden plata? les dijo. Es casi una leyenda. No sé si es verdad. Cuando hacés el análisis que me estás diciendo, algún día los dirigentes tendrán que hacerse esa pregunta. Yo no creo que tenga que ver con los 56 partidos, los 20 clubes o 16, porque cuando eran 16 también perdían plata. Me parece que va por otro lado. Nuestro deporte pierde plata porque gasta más de lo que tiene.
- Otra frase que se podría traspolar a muchas otras situaciones argentinas.
. Lo peor es que el básquet ingresa poco dinero. Pero el fútbol, que recauda mucho más, es igual. Cuando ingresa 20, gasta 30, cuando ingresa 50 gasta 70 y cuando ingresa 100 gasta 120. A esta altura, creo que no es solamente un tema de recursos. Somos así. No le damos valor a los compromisos que asumimos. Lo que le pasa al país es lo que le pasa a la sociedad. Y a la Liga. ¿Cuándo pagamos los compromisos? Cuando podemos. Y no es así.
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