Felices 95 años a nuestro primer gran capitán: Ricardo González
16:14 12/05/2020 | Se celebra el nacimiento de uno de los jugadores más importantes en la historia del seleccionado argentino. Un repaso a su historia y a su impacto en el Mundial de 1950, en el que Argentina gritó campeón.
Mucho antes del subcampeonato en China 2019, de la medalla de bronce en Beijing 2008, del oro en Atenas 2004 y del segundo puesto en Indianápolis 2002. Antes, incluso, de la creación de la Liga Nacional y de su impacto en el desarrollo del deporte nacional. Mucho antes de todo eso, un grupo de figuras le dio a la Argentina el status de potencia en el básquet al obtener la primera edición del Mundial, celebrada en Buenos Aires durante 1950. Ricardo Primitivo González fue el capitán de aquel seleccionado. Y hoy, en el día que cumple 95 años, es un buen momento para recordar su carrera.
González representó los valores plasmados por la Generación Dorada varias décadas antes de que esta existiera. En la cancha, todos lo recuerdan como el hombre que fue y es fuera de ella: competitivo pero de cáracter amable y didáctico, incluso con los rivales de turno. Solidario, talentoso y con las metas del equipo por encima de las suyas. Una frase que es redundante, porque sus objetivos eran siempre colectivos. En el ámbito local, vistió las camisetas de Deportivo Buenos Aires, Añasco, Gimnasia y Esgrima de Vélez Sarsfield y Palermo, club en el que es toda una eminencia. Emergió como un talento internacional en el Sudamericano de 1947, celebrado en Rio de Janeiro. Brilló, junto a Oscar Furlong, en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. Ese fue el paso previo a su verdadera consagración, que ocurrió apenas dos temporadas después. Ante las gradas del Luna Park colmadas, la selección de la Argentina venció en la final a Estados Unidos por 64-50 y se coronó a su país como el primer campeón del mundo.
El Negro, como todavía lo apodan, defendió la camiseta nacional hasta 1955. Jugó los Juegos Panamericanos de 1951, en los que se colgó la medalla de plata. En 1951, se enlistó para los Olímpicos de Helsinki y, tres años más tarde, disputó los Panamericanos de México DF y el Sudamericano de Cúcuta. Tenía 31 años y mucho más básquet para dar, pero una de las páginas más oscuras de la historia argentina se lo llevó puesta a él y sus compañeros. La dictadura militar autoproclamada "Revolución Libertadora" apareció en 1955 y tomó el poder. Al proscribir al Partido Justicialista y todo lo que tuviera que ver con Juan Domingo Perón, también se encargaron de prohibir a aquellos que tuvieran relación con esa ideología política. Una gran cantidad de deportistas quedaron inhabilitados para jugar. Entre ellos, los campeones del mundo liderados por González. Como excusa, utilizaron unas licencias que el mandatario les había dado para comprar autos que, según los militares, atentaba contra del deporte amateur. "Era una fachada. Nuestro único delito fue haber jugado al básquet", declaró cierta vez el capitán en una entrevista con El Equipo DeporTEA.
El juego se perdió varios años de su injerencia dentro de la cancha por caprichos de un aparato de censura despiadado. Sin embargo, el tiempo se hizo cargo de enaltecer la imagen de un atleta que no necesitaba reivindicación: en 2009, fue inducido al Salón de la Fama de FIBA. Apenas un gesto de justicia para una carrera que se forjó a base de inteligencia, fuerza de voluntad y destrezas con la pelota. Pero, por sobre todas las cosas, a un ser humano que entendió el básquet como una extensión de la vida, que nunca perdió su don de gente y que será recordado para siempre como el primer gran capitán.
Notas Relacionadas
Morey, GM de los Rockets: "Me tiraría por el balcón antes de ver The Last Dance"
Kawhi Leonard y el tiro más infartante en la historia de la NBA
La polémica más grande en la historia del Draft
Jayson Tatum quería jugar para los Suns
Euroliga: Spanoulis completó el equipo de la década
La historia de los Mundiales: 1º Edición, Argentina 1950
A 63 años del asesinato de la primera Generación Dorada argentina