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Nigeria 87 - España 96

Después de las primeras dos derrotas en el torneo, estaba claro que España tenía una gran oportunidad para reivindicarse ante Nigeria este jueves. Sin embargo el seleccionado europeo tuvo que transpirar más de la cuenta y trabajó demasiado para superar a su rival, enérgico, punzante desde el perímetro pero sin disciplina táctica. España ganó 96-87 y respira en los Juegos Olímpicos. Ganó, no lo hizo bien ni de la forma ideal, pero consiguió su primera victoria en Río y eso es lo que importa.

España arrancó muy superior, con rachas de puntos y con mucha energía para llevarse tranquilamente el primer capítulo. El nivel de intensidad con el que entró al campo marcó diferencias, desde el dos más uno de Rubio hasta el triple de Chacho Rodríguez que cerró el parcial. Nigeria, poco y eclipsado ante la potencia de su rival.

Llull lideró el goleo (7 unidades), aunque lo cierto es que todo España hizo un trabajo muy interesante, distinto al equipo que había comenzado el torneo con dos derrotas. Gasol fue uno de los hombres importantes en el juego interior, siendo otro de los grandes responsables en el 25-11 del primer periodo.

Nigeria salió con una cara totalmente distinta en el siguiente periodo, desde el primer momento y con los dos bombazos consecutivos de Akognon. España rotó el equipo y recuperó algo de aire con un par de llegadas de Hernangómez, dos triples de Navarro y Mirotic volvieron a poner cierto orden (38-24) pero los últimos cinco minutos fueron todos del seleccionado africano.

Entre Diogu y Aminu, dos de los principales ejes de Nigeria, la embestida de los africanos comenzó a hacerse intensa. A ese empuje se sumó Umeh, aunque el gran destacado de la remontada terminó siendo un genial Uzoh. Nigeria metió un frenético parcial de 17 a 5, certero y sin piedad, asfixiando a una España que se fue al descanso largo 43-41 arriba pero viéndose sorprendida.

Rudy Fernández fue la gran bandera de los españoles para reacomodarse en el juego. Lideró al equipo en el arranque del tercer cuarto y castigó a media y larga distancia. Su aporte fue decisivo, sosteniendo y estirando la diferencia de unos europeos que parecían poner las cosas en orden de su mano.

Sin embargo España se durmió, después de un doble de Rubio a falta de 4m49s no volvió a anotar en todo el parcial y Nigeria volvió a renacer. Los intentos africanos siempre continuaron aunque en la nebulosa de España costó de hacerlos notar, pero ante la sequía de los de Scariolo llegó un vendaval de puntos: carrera de 15 a 0 decorada con un doble de Ogide, y Nigeria increíblemente arriba por 66-65 ante una España deslucida y muy inconstante.

Navarro rompió los varios minutos de sequía con un triple apenas iniciado el último cuarto, y de su mano volvió a llegar una interesantísima solución para darle aire al elenco de Scariolo. Claro que los triples de Oguchi (tremendo en ese rubro) fueron una pesadilla, y lo mismo pasó con varias defensas de Ibekwe y Aminu en el juego interior (fantástica tapa a Gasol). Nigeria, inspirado, se animó y empujó en todo momento, aunque tuvo desorden y muchas veces esa fue su condena.

España padeció hasta lo último, no salió nunca de su nube de desconcierto pero se lo terminó llevando por su jerarquía, aquella que pudieron demostrar no solo Gasol sino también Rudy o Rubio a lo largo de todo el encuentro. La balanza se inclinó a favor de España restando 30s con un doble del pivote de los Spurs, para luego definir desde los libres el 96-87 final que le entregó una bocanada de oxígeno al último campeón europeo.

Fabián García / [email protected]

Enviado especial a Río de Janeiro, Brasil

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