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Argentina llegó de buena manera a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, luego de aquel quinto puesto en el Mundial de Turquía disputado dos años antes. Esta vez apareció de a poco el recambio, y uno de los nombres que tuvo un rendimiento creciente fue Facundo Campazzo, que debió aprender a los golpes frente a los más grandes en la historia del básquet nacional. 

Era el primer torneo olímpico para el cordobés y absorbió como una esponja todos los conocimientos que le impartieron los mayores. En el debut Argentina tuvo que enfrentarse a Lituania, uno de los rivales más difíciles del grupo. A priori parecía duro, pero los nacionales dominaron con una superioridad admirable, venciendo 102-79.  

Luis Scola, Manu Ginóbili y Chapu Nocioni fueron los abanderados con 32, 21 y 20 puntos. El base suplente de Prigioni, un tal Campazzo, cerró el partido con apenas 1 punto, pero lo más valioso no fue lo que salió en la estadística, sino lo que aprendió al compartir cancha con aquellos gigantes y veteranos jugadores.  

En un momento, Facundo intentó fingir una falta y se tiró al piso esperando que se la cobren, pero nada sucedió y quien le dio un consejo en forma de reto fue Ginóbili: “¡No hagas eso, Facundo, no pierdas tiempo ni energía, no sirve para nada!”, confesó el cordobés en una entrevista con El Gráfico. “No lo hago más”, sentenció a continuación. 

Esa fue una de las enseñanzas que recibió el base que hoy deleita en Europa y busca una chance en la NBA. Muchos fueron sus maestros y hoy ya es una realidad. Carácter, calidad y aprendizaje, no hay otro secreto. Se educó con los mejores, disfruta el mundo. Visceralidad absoluta.