Informe especial

El día que Argentina conmocionó al mundo: tumbando al Dream Team (2002)

13:05 26/03/2020 | El 4 de setiembre del 2002 el mapa mundial del básquetbol cambió para siempre. El Dream Team, aquel equipo creado en 1992 para ser eternamente imbatible, perdió ante un irrespetuoso equipo de jóvenes 87-80. La hazaña tenía nombre: Argentina.

La tapa histórica de Olé con la volcada de Nocioni y un golazo de Manu (Foto Olé y AP)
El 4 de setiembre del 2002 no fue un día cualquiera para la Generación de Oro. Esa noche les tocaba arriesgar el invicto del torneo ante el Dream Team de los Estados Unidos, en su propia casa. Los norteamericanos llevaban 58 partidos sin derrotas desde su primera participación, allá por 1992. Para colmo, si Argentina perdía, le tocaría Yugoslavia en cuartos de final, ya que los campeones mundiales habían perdido dos partidos que lo habían dejado en el tercer puesto de la otra zona. Argentina, cayendo ante los Estados Unidos, sería segundo en la suya. Muchos ya imaginaban que toda la ilusión creada hasta ese momento se podía venir abajo pronto.
 
Sin embargo, como lo había hecho hasta ese momento, Argentina salió ante Estados Unidos a ganar, con su estilo de siempre: defensa bien agresiva, mucha decisión para atacar y gran juego de equipo, con mucha rotación.
 
Así, a los cinco minutos ganaba 17-9, a los 7 ya había sacado 10 (22-12) y al terminar el primer cuarto, el tablero electrónico del Conseco Fieldhouse marcaba un resultado increíble: 34-21 para Argentina. Pero la historia no terminó ahí. En el segundo cuarto, el equipo siguió presionando, defendiendo como en el primer minuto y anotando con altísimos porcentajes. Luis Scola y Andrés Nocioni, desde el banco, le dieron una energía extra al equipo, que llegó a sacarle 20 a Estados Unidos: 52-32. Dicen que en ese momento del partido, Andrés Nocioni miró el tanteador y le dijo a uno de sus compañeros, “¿cuándo van a reaccionar estos?”. 
 
El Chapu dejó justamente la imagen del partido: una volcada espectacular con su nuevo corte de pelo tipo soldado, que tapa a página completa en el diario Olé del 5 de setiembre. Los norteamericanos se dieron cuenta de lo que les estaba pasando recién cuando se vieron 20 puntos abajo y, tras achicar algo la diferencia antes del descanso largo (53-37), ganaron el tercer parcial por 8 puntos, con Paul Pierce liderando la ofensiva local. Argentina entró al último cuarto arriba por 8 (68-60) y allí volvió a dominar el juego con su extraordinaria defensa, la aparición de Fabricio Oberto y la tarea rebotera de todos. Sacó 14 y ese colchón le permitió aguantar la última estampida de Estados Unidos, con dos bombas de Pierce, que no alcanzaron para dar vuelta el resultado. La impotencia de los norteamericanos quedó plasmada en un pisotón de Jermaine O’Neal a Luis Scola tras un tapón del argentino. 
 
El final fue 87-80 y el festejo, incontrolable. Argentina había cambiado el rumbo en el mundo del básquetbol y acabado con la leyenda del Dream Team. “¿Alguien sabe como decir, en español, ‘¿Crees en milagros?’?” tituló el diario Chicago Tribune su comentario del partido. Los propios medios norteamericanos le dieron una amplia difusión a la noticia. “El golpe que se escuchó alrededor del mundo”, publicó NBA.com en su sitio web. Para ESPN.com, “El universo del básquet cambió para siempre el miércoles por la noche. La nación más poderosa en la historia de este deporte perdió un partido”.  También en Europa conmocionó la derrota del Dream Team: “Argentinazo”, puso el diario deportivo español Marca en su portada. 
 
En la Argentina, además de la tapa de Olé, el triunfo tuvo amplia difusión en el resto de los medios más importantes del país. “Una escalera al cielo”, dijo La Nación; y Clarín tituló: “El básquet, en su triunfo más glorioso”. 
 
Los jugadores argentinos, en ese momento, no tuvieron demasiado tiempo para festejar la victoria que sorprendió al planeta, porque 24 horas después se jugaban la vida ante Brasil por un lugar en las semis. Todos siguieron muy concentrados. “Ahora mismo hay que poner la cabeza en hielo y pensar en Brasil. Tenemos una hora para disfrutar”, dijo Nocioni, una muestra de la mentalidad que tenía este equipo. 
 
Los que sí hablaron fueron los propios integrantes del Dream. “Me quito el sombrero por la Argentina. Los felicito porque jugaron de forma excelente”, dijo George Karl, el entrenador del equipo perdedor. “Son un poco mejor de lo que pensábamos”, reconoció Baron Davis. 
 
Ya con el torneo finalizado, los jugadores argentinos tuvieron que dejar pasar un buen tiempo para digerir la derrota en la final y, ahí sí, ser conscientes de lo que habían logrado aquel 4 de setiembre.
 

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