San Martín 90 - Regatas 79
La eliminación por la Sudamericana fue un golpe muy duro para un San Martín que se había ilusionado y generado expectativas con la cita internacional. Sin embargo esta noche tuvo una pequeña revancha, sabiendo que era el momento justo para levantarse y no profundizar lo que pasó en los últimos días, además de no olvidarse que adelante se plantó su clásico rival. El Rojinegro hizo mejor los deberes en el segundo tiempo y le ganó 90-79 a Regatas en el clásico correntino, mejorando su perfil y también (¿por qué no?) sacándose un poco la espina de los golpes sufridos tanto en la última semana como en los playoffs de la temporada pasada. Esta noche los de Seba González tuvieron varios puntos altos porque el mérito estuvo en la labor colectiva, pero claramente el trabajo de Lucas Faggiano (22 puntos) merece una mención especial porque fue el gran artífice del despliegue santo.
La historia en Corrientes arrancó muy pareja. San Martín se mostró un pequeño escalón por encima de la mano de Faggiano, aunque eso solamente fue durante el primer minuto porque luego Regatas ajustó y encontró gol con sus rompimientos, además de tener variantes cada vez que abrió la bola. Con Ramírez Barrios y Harris logró escaparse a ocho (17-9), San Martín contestó con una racha de 7 a 0 para quedarse abajo por la mínima, Regatas volvió a reacomodarse y con dos triples (uno de Ramírez Barrios y el otro de Arengo sobre el cierre) terminó sacando una pequeña luz de ventaja: 23-20, con una notoria efectividad desde el perímetro (5/12 en triples) y Ramírez Barrios como bandera.
Regatas siguió impulsando su buen momento hasta llevarlo a una máxima de diez unidades (32-22), con Quinteros como gran bandera. No obstante, el juego de rachas y momentos volvió a variar, y la tendencia cayó en manos de un San Martín que empezó a reaccionar en el poste bajo con Keenan. Treise y Lescano también fueron otros jugadores importantes, en un pasaje donde el local levantó gracias al aporte de su banca y hasta lo llegó a revertir. Keenan sobre los últimos segundos terminó de romper la ventaja fantasma, con los de González pasándolo a ganar por 47-46 al descanso largo, pisando el muy buen desempeño regatense gracias a que aprovechó mejor sus momentos.
Aquel cierre rojinegro resultó ser clave, porque San Martín abrió el tercer episodio muchísimo más enfocado, con un control que no había tenido en la primera mitad para hacer un clic. Una rachita de 6 a 0 le valió al local para tener un despegue por demás interesante, pasando a ganarlo por nueve (57-48) y con Aguerre más Wood y el manejo de Faggiano como cómplices. Regatas buscó revertir la tendencia pero tuvo pocos argumentos ofensivos (solo 8 puntos en el parcial) y tampoco lastimó de tres, lo que facilitó más la tarea de un Rojinegro que sacó máxima de once (65-54) al entrar al episodio definitorio.
Cuando se podía esperar una reacción regatense, no solo por su calidad sino también por el trámite con el que se desarrollaba el partido, San Martín aprovechó el arranque del último cuarto para sacar 17 de distancia y quedar a un paso de llevarse el clásico (73-56 a poco más de ocho minutos para el final). ¿Se terminó de pinchar Regatas? Para nada, porque los de Piccato tuvieron una oportuna levantada con un Ramírez Barrios que recuperó la memoria y el protagonismo. Harris y Paolo también tuvieron su cuota interesante, poniendo a Regatas a solo cinco (75-70) con poco menos de seis minutos por jugar.
Pero los recursos de San Martín terminaron de quebrantar el juego apagando esa seria reacción con su amplio repertorio. Primero llegó un bombazo de Mainoldi para poner paños fríos, y luego Faggiano y Rey García dispararon a los de González a nueve de ventaja (86-77) entrando al último minuto. Complicidad también de Regatas para no poder defender esas ofensivas clave, pero la realidad es que San Martín aprovechó, vio luz y facturó en el momento justo para detener el envión de su rival y romper el encuentro. Con esta victoria por 90-79, ahora San Martín tuvo una alegría después de la golpeada semana donde venía de perder el invicto en el Súper 20 y de quedarse eliminado de la Sudamericana. Un premio para un equipo ambicioso, que no tuvo fortuna y que ahora puede festejar ante su clásico rival.
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