Que Kobe Bryant es una de las grandes figuras de la NBA en la actualidad está fuera de toda duda y que su nombre estará a la altura de los más grandes cuando termine su carrera, también. Ahí están para refrendarlo sus cinco anillos de campeón, su quinto puesto en la lista de anotadores históricos, su MVP de la temporada regular, sus dos MVP de la Final de la NBA, sus 16 presencias en el 'All Star' y un sinfín de gestas personales que le colocan en el Olimpo de un deporte repleto de deidades.
A su envidiable palmarés hay que sumarle también su incuestionable ética de trabajo, su espíritu constante de superación y su carácter competitivo. Y es que cuando alguien con la experiencia y la sapiencia de Phil Jackson te sitúa por encima de Michael Jordan en estos aspectos, no es por casualidad. Todas estas virtudes le han valido el respeto y las loas de compañeros, entrenadores, críticos y aficionados.
Sin embargo, hay una arista del personaje que ha provocado siempre el recelo y las críticas hacia el escolta de los Lakers. Su fuerte personalidad. Un caracter que le ha llevado a chocar con compañeros de equipo, rivales y prensa y por el que, una vez más, se ha visto inmerso en una batalla de la que no se vislumbra final.
El propio Kobe estalló hace unos días calificando de "idiotas" a los periodistas de ESPN por su puesto 44 en el ránking que la cadena realiza con todos los jugadores de la Liga antes de comenzar la temporada. Días más tarde ha sido el medio de comunicación el que ha contestado en forma de artículo que recoge numerosos testimonios que ponen en duda los beneficios que ha reportado Kobe a los Lakers y se pregunta cuánto ha costado, en forma de capital humano, el escolta a la segunda franquicia más laureada en la historia de la NBA.
Dibujado como un personaje tiránico que roza la crueldad, el retrato que se presenta de 'La Mamba Negra' en el artículo es el de un despota que ha guiado con puño de hierro los designios de los Lakers. Una franquicia que ha tenido que 'renunciar' al fichaje de muchos jugadores y no renovar a algunas de sus estrellas para contentar al escolta. Un precio que, en muchos casos, valoran como muy alto para una franquicia como los Lakers.
"Es horrible. Es el diablo. Es como una droga dura de la que no te puedes quitar cuando estás ganando", asegura un alto ejecutivo de un equipo rival que ha preferido mantener el anonimato. "Kobe ha costado muy caro a los Lakers en lo que a capital humano se refiere. Ha hecho daño a mucha gente e incluso ha puesto en peligro la carrera de algunos jugadores".
No es la primera vez que acusaciones de este tipo se vierten sobre la figura del escolta angelino. Smush Parker, Kwame Brown o más recientemente Tony Gaffney sacaban a la luz el lado más oscuro de Kobe y cómo aprovechaba entrenamientos y partidos para "humillar" a rivales peores que él, resultado de un caracter competitivo indomable y que, a veces, rozaba lo inhumano.
Confesiones que vienen acompañadas de ejemplos en los que la interferencia del jugador ha impedido el fichaje o la renovación de algunos compañeros. Nombres como Andrew Bynum, Dwight Howard, Steve Nash, Carmelo Anthony o más recientemente Paul George aparecen en el artículo como parte del listado de víctimas de un Kobe que no sólo con sus palabras ha influído en el devenir de la franquicia californiana.
También lo ha hecho con sus propias negociaciones, consiguiendo contratos que ponían en peligro la posibilidad de realizar otros fichajes de relumbrón. Como ejemplo, el último por 48 millones de dólares y que ha limitado la capacidad de maniobra angelina en el mercado de agentes libres.
"Cuando miras detrás de las banderas conmemorativas de los títulos de los Lakers, ves que todo está podrido", afirma un agente anónimo en el artículo. Otro representante de jugadores que han estado recientemente en los Lakers asegura que Kobe es "como una gran piedra en el jardín de tu casa. No puedes cortar el césped por encima de ella, así que tienes que rodearla para intentar dejar bonito el jardín".
Poco a poco, el relato se centra en diferentes experiencias de agentes y ejecutivos NBA con Kobe y negociaciones en las que él ha estado presente. Una en las que más se explaya es en la que tuvo como objeto la renovación de Dwight Howard. La relación entre el pivote y el escolta siempre estuvo en la picota y, según el artículo, Bryant fue el principal artífice de que uno de los jugadores más dominantes de la última década no siguiera en los Lakers. Kobe no fue el que apretó el gatillo, pero tampoco impidió que Supermán lo hiciera y se cargará el proyecto dinástico de los angelinos.
"La reunión tuvo lugar en Beverly Hills. Kupchack, el mayor aliado de Howard dentro de los Lakers, advirtió al pivote sobre la actitud que debía tener en un encuentro al que asistirían Nash y Kobe. 'Atiende y acude bien vestido', le dijo", asegura Henry Abbott, redactor del artículo. "Kobe apareció con pantalones cortos, camiseta y una cadena de oro. Sin embargo, lo peor fue cuando Howard, lesionado durante toda la temporada, preguntó por qué sus compañeros le habían dejado solo como blanco de las críticas por la mala temporada del equipo. Nash dijo que no sabía que el pivote se sentía así y que de haberlo sabido habría actuado de manera diferente. Kobe, por otro lado, eludió la pregunta y dio una lección sobre cómo ganar. Aquella actitud fue la que terminó por decidir el adiós de Howard".
El actual jugador de Houston Rockets no es el único caso e incluso en el artículo un agente desvela que son muchos los jugadores de la NBA que no quieren jugar con Kobe. "He tenido muchos clientes en los últimos cinco años, muy buenos jugadores, que no querían jugar con Bryant", asegura en el texto un representante que ha preferido mantener el anonimato.
La influencia de Kobe y su forma de trabajar en las negociaciones ha llevado, según el artículo a jugadores como Carmelo Anthony y Paul George, dos de los agentes libres más cotizados del verano estadounidense (el de Indiana era restringido) y que terminaron dando calabazas a una franquicia que por historia y prestigio no había sufrido tantos rechazos como en la época actual.
En el caso del alero de Brooklyn, por ejemplo, todo recordó al proceso de reclutamiento de Nash. "Bryant dijo que volaría desde Europa para estar presente en la negociación, pero de alguna manera, perdió el vuelo que debía llevarle a Los Ángeles. Al final toda la situación recordó, según algunos miembros de la franquicia presentes en la negociación, a la negociación con Nash en 2012, cuando el base quiso saber la opinión de Kobe sobre la llegada de alguien como él, que tenía el balón mucho tiempo en sus manos. Cuando los Lakers le dijeron a Kobe que llamase a Nash, éste se negó y dijo que prefería que Nash fuera quien le llamase a él. Algo similar sucedió ahora", asegura Abbott en el artículo.
En cuanto a Paul George, angelino de nacimiento, parecía la elección preferida por parte de los Lakers. Sin embargo, finalmente, todo se torció. "Los testigos aseguran que la razón que llevó a una de las estrellas del futuro a renovar por los Pacers fueron las dudas sobre el comportamiento de Kobe Bryant con respecto a su rendimiento si fichaba por los Lakers", asegura el artículo.
La estrella de Indiana ha aprovechado el poco tiempo libre que tiene en su larga recuperación y ha negado, con retranca e ironía, que esa fuera la causa de su renovación por los Pacers. Una opinión que contrasta con lo que dice el artículo y que se alinea, por ejemplo, con otras voces como la de Pau Gasol que siempre ha mantenido lo "difícil" que fue dejar los Lakers de su "hermano" Kobe. ¿Ángel o demonio? ¿Cuál es el Bryant verdadero?