NBA

Cuando el Madison se rindió a los pies de Pablo Prigioni

12:27 09/05/2020 | El 7 de mayo de 2013, en su primera campaña con los Knicks, Prigioni tuvo un partido sobresaliente que logró que todo el público coreara su nombre.

Pablo en la noche inolvidable ante Indiana (Foto NY Post)

Pablo Prigioni había llegado a los Knicks inesperadamente. Con 35 años, debutar en la NBA no está en los planes de nadie, pero el cordobés tuvo su chance luego de los Juegos Olímpicos de Londres y no solamente en la NBA, sino en los Knicks, el lugar donde todo basquetbolista del planeta alguna vez quisiera estar. 

Ese año, los Knicks tuvieron una muy buena temporada, con la mejor versión de Carmelo Anthony, ganando 54 partidos en la fase regular, algo que no conseguían desde 1997 con Pat Ewing. Y Prigioni estaba ahí, ganándose sus minutos, convenciendo a los entrenadores, enamorando a sus compañeros. 

La cuestión es que New York pasó la primera ronda, bien, contra Boston (4-2) y luego le tocó Indiana Pacers, otra vez con ventaja de localía. Los Knicks tropezaron en el primer partido en casa (95-102), con Prigioni teniendo una buena noche (6 asistencias en 22 minutos), por lo que no podían darse el lujo de no ganar el segundo juego. 

El 7 de mayo de 2013, en ese segundo partido, Prigioni tuvo una actuación consagratoria con 10 puntos (2/2 dobles, 2/2 triples), 4 asistencias y 4 rebotes en 21 minutos, y el Madison, que entiende de básquet, se cayó en un estruendoso "¡Pablo, Pablo!" que sorprendió a todos.

Pablo no solamente estuvo muy efectivo con el lanzamiento, sino que fue un león en defensa y le contagió al resto del equipo una convicción que les había faltado en el juego 1. "Está metido en todas las facetas del juego, llevando el balón y ejerciendo presión en la defensa. A Pablo lo ven así callado, pero es un asesino en el ataque", dijo tras el partido Carmelo Anthony.

"Me acuerdo que habíamos perdido el primer partido y que en la primera parte del segundo no jugué bien. Estaba trabadísimo en el vestuario en el entretiempo y salí a la segunda mitad con todo, pero las primeras dos bolas tampoco me salieron, entonces me recontratrabé del todo y de repente meto un triple y a partir de ahí fueron 5 o 6 minutos en donde se abrió el partido, metí un par de bolas más, robé una pelota, dí dos asistencias, hice un poco de todo y pasamos a sacarles 20. Ahí la cancha empezó a gritar ¡Pablo, Pablo! y fue un momento muy lindo, totalmente inesperado. Cuando me iba a mi casa en el auto iba pensando que el Madison había gritado mi nombre y no lo podía creer. Es un recuerdo muy lindo", le dice Prigioni a Básquet Plus, 7 años después. 

Los Knicks no pudieron revertir la serie y perdieron 4-2, pero Prigioni ya había cumplido el reto: quedar en el corazón de los hinchas de los Knicks, los más exigentes de la NBA.

 

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