NBA

Boo Ray, el lado oscuro de la NBA

19:13 08/08/2018 | The Action Network realizó un informe especial sobre el juego de cartas que se transformó en la perdición de varios jugadores.

Foto: Davis/Globe Staff

El Boo Ray es un juego de cartas y apuestas de origen francés, que llegó a los Estados Unidos a través del Estado de Luisiana y se propagó rápidamente en todo el territorio. Tiene puntos en comparación con la brisca y con el que por estos lados es conocido como Tute. En las últimas horas, esta forma de divertimento se posicionó en el centro de escena del planeta NBA, a partir de un informe de The Action Network, que involucró la palabra de varios jugadores reconocidos.

Uno de ellos fue Gilbert Arenas, quien confesó que el incidente que involucró armas en el vestuario de los Wizards, tuvo como detonante  justamente el Boo Ray. El armador también comentó una inusual situación que se produjo dentro del plantel del Big Three de los Celtics: "He escuchado que aquellos Celtics de Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce se apostaron Rolls Royces en un avión. No hay nada gracioso ahí. Simplemente trataban de arruinar al resto. Es como si ponés a Tiger Woods, Michael Jordan y a Floyd Mayweather en una mesa de apuestas. No se trata del dinero, porque ellos lo tienen. Tratan de joderte, de quitarte tu alma".

Es una costumbre que varios jugadores adoptan apenas ingresan en el mundo de la NBA. "Preferimos jugar al Boo Ray antes que ir a la discoteca. Te hace encerrarte y pensar. Jugamos entre tres y cuatro veces por semana. Lo hacemos cuando estamos de gira o sino en nuestras casa. Pasamos unas cuatro, cinco o seis horas jugando", explicó Bobby Portis.

En tanto, Jason Terry contó una historia personal que involucró un bote millonario y lo que algunas veces puede ocurrir durante los viajes: "En el avión podés ver gente jugando al póker en la parte trasera, al dominó en su móvil o al Boo Ray en la delantera. Es un juego complicado con dosis importantes de competitividad. Querés ganar más que el que tenés al lado, pero al final esto es bueno porque construye camaradería. Los botes crecen rápido, pero no importa si lo que te estás jugando es un dólar o cien. No puedo decir qué jugadores ni dónde tuvo lugar la partida que tuvo aquel bote de 1.4 millones de dólares, pero fue el momento de mayor locura de mi vida. Llegué a decirme que ni siquiera debería estar jugando esa mano".

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