La Liga 2016/17

Boca y una alarma que debe ayudar a despertarlo

16:07 08/06/2017 | El equipo de Ronaldo Córdoba tuvo una temporada para el olvido y terminó salvando la categoría en un quinto punto ante Echagüe.

Boca tuvo que sufrir hasta el final para mantener la categoría (Foto: La Liga Contenidos)

¿Cómo terminó?

Boca tuvo una fase regular para el olvido, terminando último en la Conferencia Sur con marca de 17 victorias y 39 derrotas. Sus problemas se potenciaron como visitante, condición en la que cerrarían el año (contando playout) con un muy flojo 3-27. Los dirigidos por Ronaldo Córdoba jugaron por la permanencia ante Echagüe y recién pudieron garantizar su continuidad con un triunfo en el Conde en el decisivo quinto punto.

 

Cinco datos

 

* Fotios Lampropoulos fue lo más regular del plantel durante toda la temporada. De hecho, el griego lideró en puntos (15,7), rebotes (8,8) y porcentaje de dobles (59%), como así también en cuanto a valoración (20,7).

* Boca fue el tercer equipo que menos triples convirtió por juego: apenas 7 de media. Su principal problema pasó por la falta de internos con tiro: con Lampropoulos (0,4 triples por juego), McDonald (0,3), Amicucci (0), Vasirani (0), Calderón (0,7) y Caffaro (0), nunca encontraron ese hombre grande capaz de abrir la cancha y generar espacios.

* Uno de los pocos puntos favorables para el xeneize en el año fue la buena adaptación de Eduardo Vasirani a la primera categoría: terminó la campaña con una media de 8,3 tantos y 6,2 rebotes, quedando segundo dentro del plantel en este apartado.

* Los estadounidenses que eligió Boca para arrancar la temporada no funcionaron: Marcus James terminó promediando 3,9 puntos y Chris Johnson solo disputó 9 juegos, con una media de 2,6 tantos por encuentro.

* Los problemas de Boca fueron especialmente defensivos: terminaron como la cuarta defensa más permisiva (110,3 puntos por cada 100 posesiones) y fueron el equipo que menos pérdidas le forzó a los rivales (una en apenas el 13% de las jugadas).

¿Cómo pasó?

 

El año de Boca comenzó mal desde el vamos. Se puede discutir si los errores encuentran su justificativo en un tema presupuestario o de elecciones del cuerpo técnico y dirigencia, pero la realidad es que el xeneize falló con su armado. Durante toda la Liga el equipo se vio desbalanceado, con varios jugadores de características similares en un mismo puesto y vacíos importantes en otras facetas. Además, los dos estadounidenses con los que arrancaron el torneo (James y Johnson) no dieron la talla y perdieron rápidamente protagonismo.

El problema fue que como en otros años, Boca tardó demasiado en reaccionar con sus cambios. Johnson pasó varios juegos sin ver acción, mientras que James estuvo durante buena parte de la temporada con un promedio de apenas 15 minutos (que fue incluso reduciéndose). Para un equipo al que no le sobraba demasiado, tener dos extranjeros en el banco casi sin producir, representaba dar una ventaja demasiado grande, que terminaron pagando caro. Así como muchas veces se dice que en la competencia hay dirigencias que se apuran a la hora de tomar decisiones y no respetar un proceso de adaptación lógico, en este caso la situación fue a la inversa: Boca no reaccionó a tiempo, no tuvo conciencia del riesgo que corría y por poco termina costándole el descenso.

"No fue el mejor año que pudimos haber tenido cada uno pero lo pudimos sacar adelante. Fue un año complicado, se veía todo muy negro y creo que ahora nos toca disfrutar un poco y quedarnos tranquilos porque Boca es de primera", nos contaba Lucas Gargallo al poco de tiempo de definir la serie ante Echagüe. "Hicimos un esfuerzo muy grande a lo largo de la Liga. Nos merecemos la permanencia y también la gente por haber alentado todo el año. El equipo siempre dejó todo, lamentablemente nos tocó jugar esa instancia, pero estamos contentos por habernos salvado", agrega Cristian Amicucci.

Más allá de los nombres propios, la realidad es que los de Córdoba nunca terminaron de encontrar una identidad. Varios de los partidos que ganaron lo hicieron con el desequilibrio de algunas de sus fichas más importantes, caso Gianella, Delfino o Lampropoulos. Pero salvando algunas contadas excepciones, nunca consiguieron un rodaje sostenido en el tiempo que permitiese señalar los verdaderos fuertes del plantel. Ganaron partidos corriendo la cancha, otros con su juego interior, algunos con el tiro externo... y básicamente, perdieron la mayoría en el costado defensivo.

¿Qué se puede sacar de positivo? Hay algunos factores. Gargallo continuó dando muestras de su crecimiento y de ser un jugador cada vez más importante dentro del certamen; ya mencionamos la buena adaptación de Vasirani a la categoría; Gianella dio enormes muestras de vigencia, luego de una temporada complicada en Quimsa, mientras que los hinchas de Boca se quedaron con un recuerdo imborrable: haber visto durante 16 partidos a un campeón olímpico como Carlos Delfino, vistiendo la azul y oro. De nuevo: individualidades, pero poco para rescatar en lo colectivo.

 

Conclusión

Boca puede tomar esta 2016/17 de dos maneras: seguir en la misma línea de estos años, sin dar un golpe de timón y conseguir una reacción que los devuelva a los primeros planos. O escuchar la alarma y entender que debe tomar otros caminos para tener éxito. Uno de los grandes de la Liga estuvo a minutos de descender al TNA y quizá en cualquier otra temporada ese hubiese sido su destino. Si no hay cambios significativos (como parece que los habrá), podrían no sobrevivir a la 2017/18. 

 

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