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La temporada 2017/18 de Hispano Americano seguramente debe haber dejado un sabor agridulce a todos aquellos que tienen algo que ver con la institución de Río Gallegos, la más austral de La Liga. Por un lado, lograron mantenerse en la máxima categoría por segundo año consecutivo, con la virtud de no haber estado prácticamente nunca pensando en la posibilidad del desenso, sino que más bien en la postemporada. De hecho, finalmente lograron un lugar en los playoffs, ya que culminaron la fase regular en el 11° puesto, con un récord 16-22. Pero lo negativo estuvo relacionado con la gran cantidad de bajas que sufrió el equipo a lo largo de la temporada, que sin lugar a dudas mermaron las expectativas sobre el cierre del año deportivo.

A la hora de analizar a los Celestes, hay que tener en cuenta que fue un equipo sumamente compenetrado con la idea que bajó el entrenador Marcelo Richotti. La energía y la intensidad fueron aspectos que el plantel nunca negoció, que sin lugar a dudas se vieron potencias en el Boxing Club y ante su gente. Cada uno comprendió su rol dentro del sistema y lo llevó a cabo de una manera sumamente positiva. Hasta finales de marzo, los patagónicos ostentaron el segundo mejor récord jugando en casa, solamente por detrás de San Lorenzo: ganaron nueves de sus primeros diez encuentros en condición de local.

Sin embargo, luego de este fantástico parcial, que también se agrandó con victorias importantes en la ruta, el juego y los resultados del equipo empezaron a decaer. La razón estuvo altamente relacionado a dos bajas importantísimas que sufrió el equipo, en un lapso muy corto de tiempo: Diego Ciorciari (lesión cervical que lo obligó a abandonar la práctica profesional del básquet) y Kyle Austin (se fue del club por motivos personales, pero unos meses después firmó en la segunda de Francia). De esta manera no solamente jugaron algunos partidos con dos fichas mayores menos, sino que además se resintió la rotación del equipo y obviamente se perdió calidad individivual. Los reemplazantes no pudieron llenar el hueco que dejaron estos jugadores y además se sumaron varias lesiones en el cierre de la fase regular, que terminaron configurando el récord 16-22, que sin lugar a dudas pudo haber sido mucho mejor.

Hispano Americano fue uno de los equipos con mayor poder de gol dentro de la competencia (de hecho durante los primeros meses de la Liga fue el que más), ya que promedió 83.6 puntos por partido. Larry O'Bannon fue la principal figura de los Celestes y también del torneo: ostentó una media de 18.3 puntos en los 42 juegos que disputó en la 2017/18, con los que se coloca como el quinto mejor goleador de toda la competición de la élite nacional. Javier Carter fue uno de los pocos reemplazos que realmente aportó desde el primer momento, erigiéndose como otro de los buenos elementos del plantel (12.6 puntos y 8 rebotes).

Es cierto, los patagónicos tuvieron una dualidad muy marcada: fueron la segunda defensa más goleada de la Liga (86.9 puntos recibidos en promedio) y este fue un déficit que no pudieron sobrellevar casi nunca a lo largo de la temporada. Finalmente, la participación de Hispano culminó en los octavos de final ante La Unión de Formosa, en el marco de una serie sumamente pareja y física. Los de Richotti pudieron ganar un partido en la ruta, pero los formoseños se terminaron imponiendo 3-1. Pese a esto y a la gran cantidad de adversidades que tuvieron que ir superando, los Celestes volvieron a dar un paso hacia adelante en esta temporada 2017/18, la segunda consecutiva para ellos en la élite. La meta será seguir así en las próximas.