Atenas cayó de local y la Pepa Arrigoni renunció como DT
00:20 14/10/2014 | Olímpico volvió a la victoria con un contundente 96-81 ante un Atenas que sigue en caída libre y cuyo resultado derivó en la renuncia de su técnico.
LLAtenas cayó ante Olímpico en condición de local (96-81), y por segunda vez consecutiva dejó una imagen preocupante, porque repitió viejos errores, le faltó generación de juego (Bruno Lábaque se resintió en pleno partido), y la defensa se mostró tan endeble, que al final de cuentas el resultado parece mentiroso de acuerdo a lo que se pudo apreciar en la cancha.
Olímpico fue la contra cara, sólido atrás, metiendo mucha presión y asegurando el rebote en su propio tablero con la impecable y esforzada tarea de Lee Roberts (11 rebotes). En el juego interno hubo una gran diferencia entre ambos equipos, de la concentración de la visita al desconcierto y los fallos del local.
Por si eso fuera poco, Olímpico jugó un partido casi perfecto, y con una efectividad notable (53% cancha), sobre todo en el perímetro (14/26 triples). Con la soberbia conducción de Juan Brussino (9 asistencias) y el goleo de Mauro Cosolito, quien presagiaba una noche magnífica (terminó con 5/6 triples), los santiagueños sacaron una ventaja casi decisiva en el primer cuarto (14-32).
El mejor y único momento de Atenas fue en el segundo segmento, cuando defendió con más intensidad, comenzó a ganar en el poste bajo, y encontró en los relevos los argumentos para generar la esperada reacción. Con un buen pasaje de Gabriel Mikulas, Matías Bortolín y Demian Filloy, el local llegó a ponerse en juego (31-36), pero no supo cerrar el parcial, perdió dos balones, y la visita volvió a tomar distancia antes de retirarse a vestuarios: 37-50.
Olímpico terminó de edificar el triunfo en el tercer período. Neutralizó cada ataque rival con su impecable defensa, metiendo presión y cortando línea de pase, para luego lastimar de contra. Milton Vittar se sumó a Cosolito, y entre los dos sometieron al griego de larga distancia. En ese marco, las distracciones y los espacios que dio el dueño de casa le permitieron a los dirigidos por Facundo Müller establecer la máxima del juego, la cual fue de veintiséis puntos (48-74).
Con el último resto que le quedaba, y con arrestos individuales (Luciano González y Diego Lo Grippo), los de Marcelo Arrigoni metieron un parcial de 11-2 para reducir la brecha y cerrar el cuarto 59-76, un número que mucho más accesible para intentar la hazaña en el capítulo final.
Pero no hubo milagro, porque en solo dos minutos Olímpico se encargó de sentenciar el pleito. A la diferencia que a esa altura era importante y prácticamente imposible de revertir, se sumaba el factor anímico, indispensable para intentar la hazaña.
Olímpico ganó un partido que fue planteado con inteligencia, en el cual nadie se apartó del libreto, contó con actores que tuvieron una noche casi perfecta, y en ataque fue letal cada vez que se lo propuso.
Atenas sumó su tercera derrota consecutiva, pero lo más preocupante no fue el resultado en sí, sino la falta de conducción y la ausencia de juego colectivo, una situación que derivó ya en vestuarios, en la renuncia de Marcelo Arrigoni como entrenador.
Roberto Martín
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