Estados Unidos

Allen Iverson y el accidente que estuvo a punto de arruinar su carrera

21:53 07/06/2020 | Se produjo en 1993. Iverson y sus amigos estaban jugando al bowling. En cuestión de segundos se armó una pelea que lo cambió todo.

Iverson en ese entonces (Foto: NPR)

Nada fue estable en su vida, ni su casa, ni sus amigos, ni su familia. Inmerso en una comunidad devastada, lo único que alejó a Iverson de las calles fue el deporte. Allí se destacaba por su inherente talento con distintas pelotas. Durante la época secundaria, Allen fue la estrella del equipo de fútbol americano y de básquet. Era atlético, fuerte y rápido, podía controlar el juego y no le tenía miedo a la presión. En esos escenarios no sufría y todo lo malo se alejaba.  

Esto le permitió ser uno de los mayores jugadores a nivel nacional en ambas disciplinas, y también le ofreció la oportunidad de elegir entre los dos deportes, ya que muchas universidades del país lo querían para sus equipos. Pero el destino le tenía preparado otros planes y el 14 de febrero de 1993 se lo hizo saber. Resulta que Allen Iverson y sus amigos estaban jugando al bowling en un local de su ciudad y, mientras todos se divertían, ellos comenzaron a pelear con un grupo de personas que, aparentemente, se estaba burlando de su color de piel.  

A pesar de que nadie resultó herido, Iverson fue acusado de golpear con una silla a una mujer y lo inculparon de provocar una lucha racial. Juicio mediante, Allen fue condenado a 15 años de cárcel, en un marco completamente injusto para un pequeño de 17 años de edad. Por suerte, el caso llegó a los medios y muchos personajes importantes presionaron al estado para que lo liberen. Finalmente, el gobernador de Newport News, Virginia, Douglas Wilder, lo indultó.  

La vida compensó a Allen gracias a su madre Ann. Mientras él estaba en prisión, ella fue a ver al entrenador de Georgetown University, John Thompson, para que ayude a su hijo. Así fue que en la primavera de 1994 el director técnico visitó a Iverson y lo convenció de jugar en su equipo. No hizo falta nada más, el picante escolta pondría rumbo a la capital.  

En la universidad lograron domarlo y ese conflictivo jugador se convirtió en un verdadero asesino en la cancha bajo las órdenes de estilo militar de Thompson. En su primer año promedió 20.4 puntos y 4.5 asistencias que le permitieron ser elegido el mejor debutante de la temporada. Después, en su segunda campaña no sólo reafirmó sus prestaciones, sino que las aumentó. Fue uno de los máximos anotadores de la NCAA, con 25.0 puntos por juego, y un gran pasador (4.7 asistencias). Junto con ello, su personalidad para resolver las jugadas le permitió ganarse el apodo que lo acompañaría para toda la vida: The Answer, la respuesta a todos los problemas de Georgetown University. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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