Especial

Hermanos

19:48 25/02/2023 | La actitud de Lapro y Deck de venir de Europa para viajar 35-40 horas en 5 días para jugar por la Selección es más que la clasificación al Mundial.

Facu, Deck y Lapro, el núcleo central de la familia (Foto FIBA)

La palabra Familia se ha subestimado últimamente. A cualquier equipo que funciona como tal, se le pone ese calificativo pronto, demasiado pronto. Otros lo han justificado, como España y los Juniors de Oro. También hubo algo así en la Venezuela del Che García, pero sin querer poner a la Argentina por encima, la realidad marca que lo que estos pibes sienten por la Selección y por estar juntos es de otro planeta. 

Ya lo habían demostrado cuando les fue bien, en todo el proceso previo al Mundial 2019, bancándose lo que casi ningún país se banca, porque son pocos los que tienen a sus principales jugadores a 12.000 kilómetros. Y que cuando tienen que venir, vienen. Y con esa hermandad terminaron llegando a la final del Mundial. 

También lo demostraron en las malas, cuando durante la pandemia y los Juegos Olímpicos de Tokio, todo lo que antes había salido muy bien, empezó a salir mal. La convivencia no cambió. Los resultados no modificaron la relación, y ese es el principal éxito de cualquier grupo deportivo. Está trillado hablar de los buenos grupos cuando las cosas funcionan, pero nada es más cierto que eso. ¿Hay campeones que no arman grandes grupos? Sí, claro. Pero los que los arman, tienen medio camino recorrido. 

Ahora, donde ya no se corre con el caballo del comisario, y donde no sobra nada, era el momento para demostrar ese extra que viene haciendo diferente a la Selección Argentina desde hace 20 años (y que se repitió también en estos últimos 2 en la Selección de fútbol). Y cuando la cosa se puso complicada, los líderes afloraron.

Facu arriesgó viniendo cuando, si bien no puede jugar en la Euroliga, el Estrella Roja apostó mucho por él, Deck se tomó los días libres en el Madrid para hacerse el viaje relámpago hasta Mar del Plata y Lapro, con el límite aún más justo, lo mismo. Ojo, lo mismo corre para Carlitos Delfino, Pato Garino (ambos tras sufrir lesiones recientes), Delía, Brussino, el pibe Fernández, Redivo (que quizá no vea un minuto en cancha), Fjellerup, Vaulet, ¡Bolmaro! que no tiene equipo y apostó por jugar acá y no cuidarse para fichar en algún lado. Chapero. Familia de verdad. Hermanos reales. No solo de la boca para afuera. Ahí son todos familia. 

Estos no la venden nunca y la confirman siempre. Y es donde marcan la diferencia con todo el resto. Porque mañana contra Dominicana pueden ganar o perder, pero lo que quedará a las 11 de la noche cuando el partido termine, es ese intangible que se suele llamar sentido de pertenencia, hermandad o amor por la camiseta y por su tribu. Estos pibes son más que un Mundial.

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