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Lamas y una gran anécdota de la inteligencia superior de Ginóbili

15:14 03/04/2021 | El seleccionado argentino estaba jugando la final del Preolímpico 2011 ante Brasil. Manu se fue al banco fastidiado. Volvió con la mente clara.

Ginóbili y Lamas en aquel juego (Foto: Marcelo Figueras)

Manu Ginóbili fue una leyenda del básquet argentino y la NBA. En su época fue sumamente atlético, capaz de correr de aro a aro con un par de piques y enterrarla sin dudar. No obstante, lo que le permitió continuar jugando hasta una altísima edad fue su inteligencia superior, que lo distinguió siempre del resto. 

No fue lo único, está claro, sí una de las principales razones. Un ejemplo de la situación se conoció gracias a lo que contó el entrenador del seleccionado de Japón, Julio Lamas, en una entrevista para el primer Congreso Online de Ciencias del Movimiento Humano que organizó el ISPEF del Club Quilmes. 

En el momento de la anécdota Lamas era entrenador del seleccionad argentino que estaba compitiendo en el Preolímpico de Mar del Plata 2011: "En la final con Brasil, faltando unos cinco o seis minutos, Manu (Ginóbili) pierde dos pelotas. Veía que Álex García lo agarraba sin pelota todo el tiempo y él no jugaba en FIBA hace tres o cuatro años. En la NBA era falta claramente, pero el árbitro no se la pitaba. Malogra un balón y luego otro en nuestro campo. Lo reemplazo y cuando sale me mira como diciendo ´qué estás haciendo´. Lo dejé pasar y después fui ahí y le apoyé la cabeza". 

-El árbitro no te va a pitar a favor, te está usando para poner disciplina en el partido– le dijo Lamas.

-Ya está, ya entendí. Ya pasó- respondió el zurdo.

El ajuste fue al instante. 

"Hice dos pasos al costado, transcurrió un minuto y lo volví a poner. Entró a la cancha, pedimos la misma jugada, que se llamaba cinco, e hizo el mismo movimiento, pero atacando lo que el otro equipo tenía organizado para él. Lo dejó dos veces solo a (Luis) Scola abajo del aro, y una tercera creo que también, y se rompió el partido", detalló Julio. 

A partir de ese día el entrenador aprendió con el ejemplo de Ginóbili dos cosas:
1) "Eso señala que está dispuesto a hacer un sacrifico por el equipo. Hacer lo que corresponde y no lo que tenés ganas".
2) "Sacrificar lo individual porque el que cerrara el juego iba a ser el MVP del torneo".

Manu por algo fue Manu. Julio por algo es Julio. El ejemplo perfecto de un alumno que respeta cómo dirige el entrenador. El ejemplo perfecto de un entrenador que sabe cómo dirigir a su alumno. El ecosistema ideal, orgullo nacional.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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