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Pablo Prigioni es el coordinador del ataque de los Timberwolves en la NBA y el cordobés fue testigo fehaciente de todo lo que ocurrió en el último Draft, en el que la franquicia en la que trabaja decidió seleccionar a Leandro Bolmaro. Argentino y cordobés como el coach de Minnesota, el del Barcelona fue elegido en el sorteo y su camino se va asomando hacia Estados Unidos.

Los secretos detrás de cada pick son infinitos y siempre cada elección conlleva una historia distinta. La del exjugador de Bahía Basket no es la excepción y afortunadamente el asistente de los Timberwolves pudo revelar todo lo que rodeó a su selección. 

"Fue muy gracioso para mí, pero se dio como sobre la hora todo. La mayoría de los equipos tiene una lista en la que rankean a los jugadores. A medida que van saliendo los basquetbolistas, los van tachando y siempre queda el siguiente. Lo que ocurrió el día del Draft fue que poseíamos dos picks que cambiamos justo sobre la hora con Nueva York, 30 segundos antes de que los Knicks elijan", contó el cordobés en el podcast de Nicolás Laprovittola y Germán Beder, Hola! Qué tal, como estás?. 

La situación recién inicia y los corazones se acelaran: "Empiezan los dos o tres minutos que tenían para seleccionar y justo en ese momento nos llamaron diciendo que querían cambiar ese puesto por dos nuestros. ¿Cuál es el siguiente en la lista? Bolmaro. Sí, entonces quedate con él pensamos". 

De repente, casi sin pensarlo, tomando una decisión en caliente como en la cancha, así se dio la llegada de Leandro. "No se veía venir, pasó todo en 40 segundos. Fue muy dinámico. Fue sí, sí, sí Bolmaro", señaló.

Escena siguiente, el mismísimo Prigioni tuvo que irse a hablar con los propietarios: "Les expliqué de dónde venía, dónde estaba, qué clase de jugadores y más". 

Córdoba es el lugar que ambos conocen muy bien. Córdoba es su lugar. Allí nacieron, ahí se criaron. Córdoba tiene dos de sus hijos en la NBA en Campazzo y Prigioni. ¿Llegará el tercero pronto? Imposible saberlo, solo hay que acompañarlo y disfrutarlo.

 
Leandro Bolmaro, un descarado.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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