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Es común que en la NBA se diga que la serie regular es simplemente el camino hacia los playoffs y que allí las cosas son más livianas y superfluas, pero si tomamos este arranque de la competencia, podríamos confirmar que, al menos en el choque Phoenix-Golden de anoche, esa frase quedó totalmente fuera de lugar. 

Se ve que ambos quieren dejar en claro de entrada quién es el mandamás del Oeste, y en el cuarto partido del año pasa ambos, pusieron el umbral muy alto. Llevaban dos cuartos y poquito más cuando el partido se empezó a picar. Una técnica a Kerr, otra a Ayton, otra a Green, otra ¡a Curry! hasta que el que explotó fue Klay Thompson, que se puso en un duelo personal contra Devin Booker que sonó exagerado.

Klay le tapó un lanzamiento a Booker, empezó a hablarle (ya venía de antes), y en el ataque siguiente de los Warriors, no paró, hasta que los árbitros se cansaron, le pusieron la segunda técnica y a los vestuarios. 

Considerando que tanto Klay como Booker son definitivamente jugadores sanos y limpios para jugar, fue una pena quedarse sin uno de ellos para el resto del partido. Pero la actitud de Thompson de levantar 4 dedos en su discusión con Booker, refregándole sus 4 anillos contra ninguno de Devin, no pareció lo más correcta. "Amo a Klay. Lo hice siempre. Pero eso no implica que ambos no seamos competitivos y nos habemos en la cancha. Siempre admiré su juego y cómo lo hace en los dos lados de la cancha, y obviamente los anillos hablan por sí mismos", dijo un muy centrado Booker tras el partido, que terminó con paliza de Phoenix 134-105.