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Parece que está dormido, divagando en imágenes que son sueños. No quiere ser solo un jugador. Habla de tener un equipo en México, de una academia para los más pequeños, de regresar a la LNBP por unos años y de enfrentarse a Stephen Curry en cada entrenamiento, algo que también parece una bagatela para él.

Sigue fantaseando, aunque está despierto. Habla con paciencia y no es para nada parecido al aguerrido guerrero que se ve en Golden State cada noche. La velada empieza a caer y él despierta a todos. "Tengo una voz, siempre la uso en la cancha, en el vestidor o en el banco", confiesa mientras alza el sonido y se va levantando de esa cama en forma de pantalla por la que transmite sus deseos, objetivos y reflexiones de vida. 

Habla español, también inglés, en un acento que se entremezcla a la perfección. Nacido y criado a las afueras del estadio de los Warriors, es un yanqui con orgullo mexicano y sentimiento latino. 

Tiene un corazón tan grande como su cantidad de pasaportes y ni bien se siente cómodo reza un "yo no pienso en el dinero. Estoy en la mejor liga del mundo y ser un mexicano en la NBA es lo más grande para mí".

¿Cómo llegó a cumplirlo? Tuvo que luchar con uñas y dientes para conseguirlo. Formado en Marquette University, sus primeros años en el profesionalismo no fueron para nada como esos sueños que imagina actualmente. 

Debió pasar por un corte en Murcia, experimentó en Venezuela y defendió a México en el Preolímpico de 2015. Desde ese momento el futuro fue otro: "Mi tiempo en Latinoamérica fue una época muy buena de mi vida. Maduré mucho, especialmente con la ayuda de Paco Olmos, que es un gran amigo y fue clave en mi development (exclama en su crisol de español e inglés). Tenía paciencia conmigo, a veces me enloquecía porque no me salían las cosas, tenía 22 o 23 años y él me calmaba". 

Luego de un paso por Soles de Mexicali, el alero recaló en Fuerza Regia y allí conoció a Paco. Al equipo todavía también lo reconoce y exclama que fue "importante" en su desarrollo. No solo eso, también llegó a Argentina y se puso la piel de Obras. "Fue muy diferente el estilo de juego, tenés que tener un buen repertorio para estar ahí, al igual que España. Cuando llegué vi que el básquet en esos lugares es mucho más que ser solo atlético, necesitás inteligencia y skills (fundamentos)", detalla Toscano. 

Esos roces le permitieron contextualizar su carrera y convertirse en alguien más completo adentro y afuera de la cancha. Finalmente, después de tanto esperar, Toscano vio como las pruebas con San Francisco Warriors comenzaron a llegar y el escolta decidió tomar el reto. La apuesta tuvo éxito y apenas 15 minutos antes de que empiece el Media Day las autoridades del equipo le avisaron que había quedado en el plantel definitivo. Pruebas fallidas lo acompañaron, pero el 7 de febrero de 2020 Golden State anunció que lo contrataba por el resto de la temporada. 

Fueron 13 los encuentros de Toscano en Golden State, con promedios de 5.3 puntos, 4.0 rebotes y 2.0 asistencias en 20.9 minutos. Grato el paso, cerrado el proceso... Aguarden, la vida le tenía un nuevo obstáculo en medio de la pandemia. Los Warriors lo cortaron antes de que empiece la temporada actual, a pesar de que había sido titular en algunos partidos de la off-season. 

Propio de su resiliencia, Toscano jamás se rindió y continuó entrenándose. Unos días después los de Oakland volvieron a firmarlo y el 4 de febrero de este año el exterior demostró por qué está en la NBA. En una noche en la que Golden State estuvo con muchos lesionados, Juan puso estos números: 16 puntos 2 rebotes, 1 robo y 1 tapa. Después del encuentro tuiteó una foto con un cartel que decía "prohibido caer".

"Cuando me cortaron fue un periodo muy difícil para mí, no sabía qué hacer. Antes pensaba 'o es la NBA o me muero', por así decirlo. Cuando llegué a la liga, me di cuenta de que hay cosas más importantes que el trabajo. Pensar eso cambió toda mi vida. Estoy contento, tengo salud, tengo a mi familia, estoy en una buena situación. La NBA es una liga de estrellas, pero también de jugadores de rol en la que están los mejores del mundo. Sé que tengo que buscar mi lugar y ser un especialista en él", reflexionó Toscano sobre aquel duro momento.

Esa época también le permitió crecer: "Fueron tiempos difíciles, pero la pandemia me ayudó porque dos días antes me había lesionado. Con el tiempo pude mejorar y enfocarme en detalles de mi tiro y muchas cosas. Al trabajar con súperestrellas tuve que cambiar mi chip y mi mente. Nunca tenés seis u ocho meses para entrenarte con calma. Nunca hay tiempo para ajustar las cosas. Traté de enfocarme en mi juego y prestar atención a los detalles antes que a mi futuro".

Está en su lugar y va por más, con ambición y la mano en el corazón. "Voy a seguir trabajando para conseguir un contrato real con el equipo (ya que posee un acuerdo de dos vías que le permite solo disputar 50 partidos con Golden State). No juego por el dinero. Me levanto cada día para hacerlo por el básquet, porque es lo que más me gusta. Ser una leyenda en México y ser uno de los cinco mexicanos en competir en la NBA es más importante que ganar dos millones de dólares. La posición que tengo ahora en el deporte del país es más importante que el dinero", dice mientras infla el pecho de orgullo.

"Quiero seguir mejorando mi tiro y ganándome la confianza de Steve Kerr y el staff técnico. Deseo subir mis números. Quizá esto sea un poco egoísta, pero si mejoro mis estadísticas ayudo de mejor forma al equipo. Quiero ser clave para seguir adelante y llegar a los playoffs", continuó comentando el número 95. 

La oportunidad de jugar con Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green también viene siendo algo destacable: "Son grandes compañeros, todos son increíbles. Yo pienso en aprender y trabajar, hay responsabilidad en Curry y Green, pero en realidad todos tenemos responsabilidad. En diciembre, cuando me cortaron fue difícil para mí, no sabía si iría a Europa o a donde, pero me volvieron a llamar, estoy jugando con un equipo, y sé que si estamos completos podemos ganar un campeonato".

Y mientras reflexiona sobre volver a competir a México, ser dueño de un equipo en la LNBP o decantarse por esa academia que deseaba al comienzo de la entrevista, Toscano deja la charla convenciendo de que nada es imposible, que los límites son para romperlos y que solo quien es capaz de soñarlo puede conseguirlo todo. 

La 95 en la espalda, México, Estados Unidos y Latinoamérica en su mirada. La suerte ya está echada, descansa en su próxima jugada.  

Ignacio Miranda/ [email protected]
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