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Un Argentino que se notó estar cansado por el esfuerzo del día anterior, jugó un mal primer tiempo y no pudo anoche contra un sólido Atenas. Los cordobeses, con un equipo de preeminencia juvenil, le corrieron toda la noche a un Argentino que hizo el esfuerzo final, pero terminó perdiendo 86-84.

Muy mal comienzo de Argentino, impreciso, forzando los tiros a la canasta y con distracciones ofensivas. 
Por eso Atenas hizo un parcial de 7 a 2 y obligó a que el Turco frenara el partido con un tiempo muerto computado.
A pesar de eso Argentino no lo pudo acomodar más. Atenas encontró gol de afuera, a veces con fortuna y otras por negligencia de su oponente, para poder sostenerse ganador 19 a 14. Gastón Córdoba y Leonardo Lema, determinantes desde los 6.75.

Juan Manuel Torres llegó desde el banco y –con o sin Vicens en cancha- se hizo muy importante en la pintura con ocho concreciones.  Después Gastón Córdoba la siguió metiendo de afuera y Lucas Machuca le puso la frutilla del postre al primer tiempo con un triplazo sobre la chicharra: 44-31.

Argentino fue un cúmulo de errores ofensivos y además Slider dependiente. El tirador metió nueve, pero jugó solo contra toda la defensa griega.

Lo mejor del Turco fue en el tercer cuarto cuando se reencontró con el gol. Santiago Barrales (3 dobles) y Valentín Burgos (2 triples) hicieron punta y se acoplaron Juan Cangelosi y Jonatan Slider parcial de 29-23.

Más allá de esto Atenas no perdió la media de goles por encima de los 20 y eso fue una de las claves que lo llevaron a ganar el juego. Leonardo Lema (3 dobles, 2 simples) sostuvo la vigencia cordobesa en el marcador, apoyado por los triples de Gastón Córdoba, Tomás Rossi y Lucas Machuca.

En el último tramo Argentino pisó el acelerador, siempre corriendo de atrás, hasta que logró empatar en 84 restando cuarenta segundos. 

Jonatan Slider tuvo un trabajo a destajo empujando al Turco en el marcador, aunque falló las dos pelotas claves que tal vez le hubiesen dado la victoria o mandado el partido a suplementario.

Atenas encontró en las manos de Maxi Araujo al jugador que le dio todas las respuestas necesarias para ganar el partido, inclusive metiendo la última bola que jugó a nueve segundos de la chicharra final.