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11 puntos (3/5 en tiros de campo y 2/4 en triples), 2 rebotes, 5 asistencias y pérdida y 4 faltas en 19:11 minutos.

Esa fue la planilla de Facundo Campazzo en el triunfo que anoche consiguieron los Nuggets ante Utah 128-117. De lejos esos números no impresionan. De cerca el impacto es profundo. Como un árbol, las raíces del juego del argentino no se pueden ver en la superficie, pero sí debajo de la tierra, en la fría humedad. 

En el último cuarto fue el cordobés uno de los motivos principales por los que Denver cortó el buen momento de los Jazz, con dos triples y una asistencia majestuosa para Michael Porter Jr., leyendo bien los doblajes e impactando defensivamente en su equipo, que sacó 18 puntos con 5:03 para el final del choque (104-122).

Más allá de esas situaciones, el armador consiguió impactar en los intangibles como nunca. El ejemplo perfecto, que por suerte la NBA lleva la cuenta, es la cantidad de triples punteados. Ayer el argentino consiguió contestar ocho lanzamientos de tres puntos, siendo por lejos el mejor de Denver en ese aspecto. El segundo, Porter Jr., logró la mitad (cuatro).

También fue junto a Nikola Jokic el segundo más destacado en deflections (una estadística que premia los momentos en los que en cualquier lugar de la cancha un defensor hace que la pelota vaya en una dirección diferente a la que pretendía el jugador ofensivo) con dos en total. 

Además, sus marcas convirtieron apenas tres triples en esos ocho lanzamientos contestados, dejándolos en un 37.5%, una cifra que fue la tercera mejor de los Nuggets. Solo Jokic (25.0%) y Murray (16.7%) lo superaron en el podio.

Ofensivamente su mejora pasó por la calidad de sus tiros de tres, castigando desde los codos, un sector que hasta ayer le costó muchísimo. Hasta anoche el argentino llevaba 5/25 en triples que no fueran desde las esquinas y ante Utah se recuperó drásticamente, incluso luego de tomar un lanzamiento que no tocó aro, terminando con 2/4 en esa zona. 

Las muestras no son para nada pequeñas y en 19:11 minutos el argentino evidenció que puede ser parte importante de la rotación. Sin dudas también se puede afirmar que fue su mejor partido en la NBA, siendo determinante en el triunfo. El plano está más claro que nunca y el mago divierte, entretiene y gana en el intento. Llegó su momento.

Ignacio Miranda/ [email protected]
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