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Tras la derrota por 4-3 en las Finales del 2013, San Antonio Spurs cobraría venganza al año ante el mismo rival. En la temporada 2013-2014, los Spurs se consolidaron como un equipo todavía más fuerte. A nivel colectivo marcaron la culminación de la evolución de Gregg Popovich como entrenador.

La franquicia de Texas ganó 62 partidos en la temporada regular y terminó siendo la tercera mejor defensa y teniendo a la ofensiva entre las mejores 10 de la liga. Si bien Tony Parker fue el máximo anotador solamente con 16,7 puntos, seis superaron los dobles dígitos. La profundidad del roster era la mayor virtud del equipo que tenía a Manu Ginóbili.

Así y todo nunca sufrieron más que en la primera ronda de Playoffs ante Dallas Mavericks (4-3). Luego superaron a Blazers (4-1) y clasificaron a las Finales tras dejar en el camino al Thunder (4-2).
Los dos partidos de la serie de Finales fueron parejos, empatando en uno la serie. Después, obtendrían el título con tres victorias consecutivas. La estrategia defensiva de Pop dio resultado además de que Lebron James y Dwyane Wade no estaban en las mejores condiciones físicas.

Si bien la serie se definió un 14 de junio con la victoria en casa de los Spurs por 104 a 87, el partido que marcó la superioridad de San Antonio ocurrió tres días antes, cuando propinaron una de las mayores goleadas en unas Finales de la NBA como visitante. Fue victoria por 107 a 86, apabullando a los campeones vigentes, a pesar de los 28 puntos de Lebron.

La derrota de Miami Heat sería recordada como una de las más dolorosas de la carrera de Lebron James, quien todavía la recuerda como una de las fechas que marcaron su carrera. También consolidó la figura de Kawhi Leonard en la liga para convertirlo en una estrella (20 puntos y 14 rebotes).