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La cantidad de argentinos que están jugando fuera del país es grande, más de 200 jugadores seguro y quizás el número aumente considerablemente si se analiza algunos casos de niños que nacieron en el extranjero pero que tienen ascendencia argentina. Un número más que importante.

Está claro que tanto Italia y España centralizan la mayor cantidad de representantes por ser dos países con mucho arraigo argentino, gran parte de los argentinos tienen lazos sanguíneos que lo unen con dicho países.

Pero, hay otros países, un poco más exóticos, con presencia argentina como es el caso de Japón. Del otro lado del mundo, una cultura completamente distinta, gran diferencia horario y una gran distancia. Pero, pese a eso, hacia allá partió Alexis Elsener para desarrollar una nueva experiencia en su carrera y salir de su zona de confort como lo era La Unión de Formosa, club en el cual estuvo varios años.

Comenzó su experiencia internacional en México, posteriormente jugó en Colombia y luego en Uruguay, antes de emigrar a Japón, en la cual está completando su segunda temporada. En 2011 fue el gran año del oriundo de Villa María: ganó el Interligas y la Liga Sudamericana con Obras Sanitarias, además fue reconocido como el jugador de mayor progreso en la Liga Nacional de Argentina.

Tras librar una batalla y ganarle a la diferencia horaria, pudimos comunicarnos con Ale para hablar sobre su presente, su futuro, su experiencia asiática y mucho más.

- ¿Cómo surge esta posibilidad de irte a Japón?
- Estaba jugando hacía un año afuera, pasé por diferentes equipos en México, Colombia y Uruguay, recibió un llamado de mi actual entrenador Facundo Muller para contarme el proyecto que tenía para Veltex Shizuoka y la verdad que me interesa mucho, quería llevar al equipo a otra categoría. Además sabía que, aparte del entrenador, iba a ver otro argentino en el equipo, el asistente iba a ser también argentino, en ese momento estaba Guido Fabris.

- ¿Qué te sedujo a decidirte irte a Japón?
- Al haber un entrenador y un asistente argentino, tener un traductor que nos iba a ayudar mucho con los japoneses, fue lo que me empujó a tomar la decisión. Además era un país que siempre quise conocer, siempre me llamó mucho la atención el tema de la cultura, de cómo son ellos y la verdad que cuando vine para acá, me di cuenta que no me equivoqué. Me gusta mucho todo, me gusta mucho como son.

- En Argentina, cuando decidiste irte eras, prácticamente, un jugador franquicia. ¿Cómo fue dejar atrás todo eso para ir a una competencia desconocida?
- No fue una decisión sencilla irme de Argentina. En La Unión de Formosa me sentía muy bien, en los últimos cinco años me dieron todo, Mario Romay siempre me dio la oportunidad de jugar ahí, pude irme de la mejor manera de la institución. Cuando fue la pandemia, me salió la posibilidad de irme a jugar afuera, pero fue difícil porque tenía todos mis afectos en Argentina. Acá los extranjeros pueden jugar en cualquier división, lo cual hace que todas las categorías sean atractivas y competitivas. Hemos jugado contra equipos de categorías superiores en amistosos y los hemos vencido. Hay varios jugadores de renombre jugando en las distintas categorías. 

- ¿Cómo es el básquet en Japón?
- Es un básquet que se juega muy rápido, muy físico, de muchas posesiones. Nosotros tenemos la suerte de tener un entrenador argentino como Facundo Muller y siempre los entrenadores extranjeros tienen un plus en el caso del juego, de jugar en equipo, de manejo de grupo y eso nos vino muy a nosotros estos dos años. Creo que cada vez van a venir más entrenadores argentinos a mejorar las tres divisiones y ponerlo más arriba.

- ¿Cómo es, no solo vivir en una cultura tan distinta, sino a tantos kilómetros de distancia de tus afectos?
- Está muy bueno Japón. Es muy diferente a como vivimos nosotros en Argentina, eso es cierto. A mi me costó mucho al principio, los primeros tres meses, adaptarme a su cultura, a cómo se manejan ellos. Se hizo complicado, pero al tener el entrenador, el asistente y el traductor, pude tener más relación con los japoneses. Apenas llegué me contaron de cómo manejarme, de qué hacer y qué no y nunca tuve un problema. Vino mi esposa y salimos a conocer distintas ciudades, nos encantó, nos llama mucho la atención la tecnología, las comidas, cómo viven su cultura.

- Durante la pandemia se hizo conocido tu caso de que te casaste a través de Zoom, ¿cómo fue esa experiencia?
- Fue una locura. Estamos muy felices de la decisión que tomamos. Lo habíamos hablado antes de que yo me venga para acá pero al no poder venir ella, tuvimos que hacer todo más rápido para que ella pueda ingresar acá. La pandemia acá en Japón se extendió mucho más que en otros países. La verdad que recibimos mucho apoyo de todos lados para que se pudiera hacer todo y hoy por hoy estamos muy contentos los dos. Cuando se terminó la primera temporada pudimos hacer el tan ansiado festejo de casamiento.

- ¿Con qué objetivos fuiste a Japón?
- Llegué con el objetivo de ascender, de ver cómo era el básquet. Una de las cosas que hablamos con el entrenador y que era el principal objetivo era el ascenso. No se nos dio el primer año y en este segundo estamos bien, vamos por buen camino. Estamos contentos como grupo así que ojalá se nos de este año.

Hay muchas cosas que estoy disfrutando que ya me habían dicho antes de tomar la decisión de venir a jugar acá: el tema de los estadios, de cómo se manejan, de cómo es la gente, todo muy lindo.

- Si bien no queremos retirarte, hoy tenés 35 años recién cumplidos y tu carrera, de a poco, entra en sus últimos años (pueden ser 3, 5, 7 o 10), ¿cómo te ves de acá al futuro?
- La verdad que me siento muy bien. Obviamente que estoy entrenando mucho más que antes porque los años uno los tiene, pero con la misma mentalidad y esencia desde mi primera temporada como profesional. No se cuánto tiempo estaré en la cancha, ojalá que sean mucho más porque cada año que pasa lo estoy disfrutando y me estoy divirtiendo. La idea es disfrutar del presente y de los años que me queden.

- Salvo vos, Marcos Mata, Facundo Muller, Tomás Lamas, hubo poca presencia argentina, ¿cómo se los toma, cuál es la aceptación con respecto a los argentinos?
- Jugadores argentinos no hubo muchos acá en Japón como vos decís, después entrenadores y asistentes. El japonés espera que venga el americano, el que vuelca la pelota, el que hace muchas cosas. De a poco están viendo otra cosa, otro básquet, un básquet que se defiende más, que se juega en equipo y que, obviamente, también, anotando puntos porque es lo que hace que hoy por hoy esté acá. Es un complemento de todo. Después que nos fueron conociendo nos fuimos ganando el respeto de ellos y me pone muy contento el presente que estoy viviendo y el que está viviendo el club. Ojalá pueda mantener el nivel y seguir cumpliendo las metas que me proponga.

- ¿Qué sentís que ganaste y qué sentís que perdiste yéndote a Japón?
- Una de las cosas que perdí o que me alejé al estar acá, es el afecto de la familia, de los amigos. Creo que eso es lo que más se sufre, el estar lejos de ellos, no estar el sábado y no comer un asado con mi papá, con mi familia, ir a la casa de mi suegra y que nos atienda tan bien, pero son decisiones que como profesionales debemos tomar. 

Una de las cosas más lindas es el poder salir, tener trabajo afuera, conocer otras culturas, otros países, cómo se juega el básquet en otros lados. Lo tomo muy positivo porque te abre la cabeza, vivís diferente, conocer cómo se compite en otros lados.

Federico Radulovich / [email protected]
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