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La relación Facundo Campazzo-Real Madrid es difícil de explicar. Quizá sea difícil, en realidad, explicar cómo se maneja el Real Madrid en general. Son el club más importante del mundo y, como tal, tienen una forma de manejar las negociaciones al estilo imperial. Se deben hacer a su manera y rara vez aflojan, aunque pierdan. Son así. Siempre. 

Campazzo vivió allí dos etapas. La primera, su estreno, en la 2014/15, que tumultuosa, en lo personal (se divorció) y en lo deportivo, porque pese a salir campeón de todo (Supercopa, Copa, Liga y Euroliga), jugó poco y fue prestado al Murcia, donde estuvo dos años, para volver maduro en lo basquetbolístico y en lo físico. Entonces tuvo su segunda etapa, excelente, donde ganó todo de nuevo y se convirtió en el emblema del equipo blanco hasta irse a la NBA en noviembre del 2020. 

Sin embargo, su salida a la NBA no fue tan simple, porque tenía una cláusula altísima que el club no rebajó. Tuvo que intervenir en persona su presidente, Florentino Pérez, para destrabar la situación, que llevó a Facu a empezar la temporada 2020/21 e irse dos meses después. Cuando terminó su contrato con Denver, en el pasado verano español, si bien Facu quería seguir en la NBA, hubo un momento que el Madrid pudo capturarlo, pero se comportó de forma un tanto despectiva hacia Facu, ofreciendo menos que la primera vez. 

Facu fichó en Dallas, duró lo que ya sabemos y, cuando fue cortado, volvió a repetirse la misma historia, y otra vez el Real Madrid mostró su peor parte: la arrogancia de creer que Campazzo firmaría con ellos en sus condiciones, solo porque todos sabíamos que Facu quería estar en Madrid. Pero Facu no se dejó llevar por eso. 

Apareció el Estrella Roja con su gigantesca oferta (1.8 millones netos por este año y 2.5 por el que viene) y al Madrid se le derrumbaron todas las especulaciones. Quedó atrapado en su propia vanidad, y cuando tuvo que sentarse a negociar en firme para recuperarlo, quiso meter en el acuerdo la deuda que Facu todavía tiene con ellos por su salida a la NBA (unos 2.6 millones de euros), que el base puede pagar aun retirado. No hay ninguna exigencia contractual para apurarlo en ese sentido. Error de principio a fin del club querer apretarlo con eso. 

Seguramente, si el equipo oferente hubiese sido Barcelona, Fenerbahce o Anadolu, el equipo blanco hubiese planteado algo más. Incluso el Olympiacos, que apareció en escena a último momento, podría haberlo hecho moverse un poco, pero no fue así. Ahora, ya sin los derechos sobre él, el año que viene tendrá que salir al mercado con todos, y ahí ya no tendrá ninguna ventaja sobre el resto. Y deberá demostrar si realmente lo quiere. No como hizo ahora.