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Permitir concesiones con  tus dirigidos en una de las cuestiones que los entrenadores deben tener en consideración a la hora de liderar. Saber hasta donde tirar y cuando aflojar puede ser la puerta a un éxito para tener una armonía grupal que permita homogenizar el plantel en busca de un objetivo grande.

En lo Sonics de la década del 90 todo pasaba por Gary Payton y Shawn Kemp, un dúo tan espectacular como dinámico, pero que también podía ser díscolo a la hora de comparecer caracteres y pensar el juego en frío. Si bien Payton era un jugador muy inteligente, su personalidad abrasiva para con el manejo del equipo era tal, que el entrenador hasta casi tenía que pedirle permiso para dar una indicación.

George Karl, escribió un libro denominado “Furious George”, donde contó detalles de su carrera y obviamente que sus Sonics se llevaron buen parte del ejemplar. El entrenador nunca estuvo del todo contento con la espectacularidad de las volcadas y alley-opps que practicaban Payton y Kemp, sintiendo que eso “fue un ejemplo de falta de respeto al juego y al oponente”.

Justamente era esa la marca distintiva de aquellos Sonics contendientes, pero que a Karl no le cerraba porque entendía que debía enseñarle a sus jugadores, cuando tomar esa licencia de hacer esa jugadas y cuando se requería algo más simple. “Gary, Shwan y yo teníamos ideas diferentes sobre la forma correcta de respetar el juego”, expresó.

Esa situación tenía a mal traer al entrenador, quien quería mayor compromiso con el juego y el respeto hacía el oponente y por eso que una mañana tuvo un altercado con Payton según contó en su libro. “Una vez le grité a Gary y el me respondió ‘tu no eres mi papá’, a lo que contraataqué ‘tampoco quiero serlo’. Ambos estuvimos enfrascados en un duelo de muchas palabras basuras y acordándonos de las madres de cada uno, algo que se puede imaginar fácilmente. Teníamos mucha ira acumulada y en ese sentido doy crédito Nate (Mc Millan) por intervenir y mantener el recuento de cadáveres esa mañana en cero. Gary estuvo a la altura también de lo que pedí, a pesar de su enojo”, reveló el exentrenador del Madrid.

Por suerte para todos los fans de los Sonics, aquella pelea fue productiva, ambos se dijeron de todo y llegaron a un término medio en relación a lo que pretendía cada uno del juego. Payton siguió jugando con espectacularidad, pero a su vez dio crédito a lo que mandaba su coach desde la banca e intento ser lo más serio posible a la hora de ganar, guardando las energias para cuando la temporada lo amerite, transformando a Seattle en un equipo muy serio, al que solo Michael Jordan privó de un título.