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En el básquetbol globalizado las nacionalidades son por cuestiones de nacimiento y también en base a trámites. Las ciudadanías abren puertas laborales para los deportistas a nivel clubes y en este último tiempo para selecciones también, por esta razón se puede explicar la llegada de Michael Tobey al combinado nacional de Eslovenia.

El estadounidense recibió la confirmación que podía jugar para los balcánicos unos pocos días antes del Repechaje Olímpico y sus primeras palabras como esloveno naturalizado fueron de total agradecimiento. “Estoy muy emocionado por la oportunidad de poder jugar para la selección eslovena, se lo importante que es el baloncesto en este país y la rica historia que pueden presumir. Dentro y fuera de la cancha estoy listo para dar lo mejor de mí y ayudar al equipo en todo lo que pueda”.

El himno esloveno no fue el único que entonó en una competencia internacional de báquetbol, ya que su nivel no paso inadvertido para USA Basketball y fue convocado para ser parte del proceso del equipo U19 que ganó el mundial de la categoría en República Checa en el 2013.

En la Universidad Virginia (la misma en la que se encuentra hoy Francisco Caffaro) su desempeño como pivote no fue superlativo y  lejos estuvo de ganarse un lugar en el Draft del 2016. A pesar de esto continuó en el país buscando su chance de ser NBA, la cual le llegó con un contrato temporario en Utah Jazz tras una prueba, aunque no alcanzó a debutar en el elenco de Salt Lake City.

Donde si lo hizo y por apenas dos juegos fue en Charlotte Hornets, la franquicia de Michael Jordan, en la temporada 2016/17. Con poco espacio en la NBA, Europa comenzó a rondar en su cabeza y el difícil básquet español le abrió las puertas, primero con un puñado de partidos en Valencia, luego un paso muy bueno por Tenerife con 11.1 puntos y 6.6 rebotes para luego ser repescado por el Valencia, elenco en el que se encuentra hoy en día.

La posibilidad de nacionalizarse esloveno además de permitirle jugar a nivel internacional, también le posibilita no ocupar más la ficha como extranjero en Europa y a partir de esto que Tobey podrá tener más opciones a futuro si desea cambiar de equipo.

En lo que respecta al seleccionado esloveno, la tarea de Miha (así le dicen sus compañeros de selección) fue por demás furtiva en su estreno oficial durante el repechaje de Kaunas. Fue una pieza muy importante el andamiaje ofensivo con 15.0 puntos, 7.5 rebotes y altísimo porcentaje de tres puntos con 63.6 por ciento (7/11).

Sin dudas que fue una grata sorpresa para el seleccionado balcánico poder alargar su plantel con el pivote nacido en Monroe, Nueva York y que ni en sus más remotos sueños pudo haber pensado que disputaría unos Juegos Olímpicos para Eslovenia.

Las vueltas del básquet a veces son inverosímiles para algunos protagonistas que comienzan a trotar por el mundo en busca de su lugar, su destino y para Mike Tobey, Eslovenia con un océano de por medio entre su New York natal, es ahora su lugar en el mundo. Jugará una olimpiada que no olvidará jamás y más allá del resultado, cuando se retire se podrá dar el gusto de contarle a los suyos: “Yo jugué con Luka Doncic”.