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Durante mucho tiempo, tener al número uno del draft era sinónimo de subirse al lote de los mejores. O al menos, cada un par de años, tres máximo, eso pasaba. Miremos los draft de 1980 para acá. Magic en 1979 (multicampeón con Lakers), Mark Aguirre en 1981 (Detroit), James Worthy en 1982 (Lakers), Hakeem Olajuwon en 1984 (Rockets), David Robinson en 1987 (Spurs), Shaq en 1992 (Lakers, Miami), Duncan en 1997 (Spurs), LeBron en 2003 (Miami, Cavs) y Andrew Bogut en 2005 (Warriors). 

Como se verá, más allá de alguna racha de 3 a 5 años, no pasaba de eso que un número uno no saliera campeón. Pero eso ha cambiado rotundamente desde entonces. Desde el draft de 2006 (número uno, Andrea Bargnani), hasta el del 2019 (número 1, Zion Williamson), solamente uno ha sido campeón de la NBA. ¿Quién? Kyrie Irving (1 en el 2011), campeón con los Cavs en 2016. 

¿Cómo les fue a los otros? Bueno, Bargnani no ha tenido una carrera muy fructífera. Greg Oden (2007), ni hablar. Quizá el peor número uno de la historia. En el 2008 fue Derrick Rose, otro torturado por lesiones, en 2009 Blake Griffin, lejos por ahora de un anillo; en el 2010 John Wall, en el 2012 Anthony Davis (¿romperá el maleficio este año?), en el 2013 el fracaso gigantesco de Anthony Bennett, en el 2014 Andrew Wiggins, en el 2015 Karl Anthony Towns, en el 2016 Ben Simmons, en el 2017 Markelle Fultz, en el 2018 DeAndre Ayton y Zion en el último.

Obviamente, varios de ellos están en plena maduración y son muy jóvenes, e incluso están en equipos con potencial capacidad de ser campeón, incluso este año si se completa la temporada: Davis y Simmons, básicamente. ¿Los Pistons a futuro? Tienen dos número 1 en su plantel (Griffin, Rose) y quizá resurjan. Y ni hablar de los que pintan para cambiar a su franquicia, como Towns o Williamson. De todos modos, la realidad es que, hoy, solo puede levantar la mano Kyrie.