Una jornada en donde las vivencias, los recuerdos, las anécdotas, los momentos de gloria de la Generación Dorada fueron el común denominador primero en el estadio de los Sueños y después en el Club Córdoba, con los minis.
El dirigente regatense, Emilio Lanari, junto al plantel, staff técnico y otros dirigentes le obsequió una camiseta y una remera oficial del club, con fotos de rigor de por medio –se paró obvio el entrenamiento-, en donde todos querían la instantánea para la posteridad.
Así se sumaron Lucas Victoriano, Paolo Quinteros, Marco Giordano, Tayavek Gallizzi, y Javier Saiz, en realidad todos, para el aplauso instantáneo en un momento muy emotivo entre el Chapu y el plantel remero.
Abusando de su generosidad, predisposición y humildad, la dirigencia regatense lo invitó a participar del encuentro de mini que Regatas Corrientes tenía con Córdoba, para allí tener un ida y vuelta con los pibes.
“Yo empecé a jugar al básquet a los 5 años y mi primer doble lo hice a los 11”, comenzó diciendo Chapu Nocioni entre risas a los minis en el club Córdoba. “Era muy malo. No metía una, la pelota me pegaba en la cabeza, me caía…”, agregó. Esta anécdota y otras las cuenta en el libro Chapu, Memorias de un guerrero:
“Pero yo nunca dejé de picar la pelota. Nunca bajé los brazos. Siempre iba al club, hasta que metí mi primer doble, a los once años, y después vino otro, y otro, hasta me transformé en jugador profesional”, siguió comentando.
“Por eso estoy hoy acá. Porque cuando yo era como ustedes nunca tuve la posibilidad de que un jugador me hable, me cuente, me transmita esto del básquet, de insistir hasta que la chispa prenda. De eso se trata”, argumentó.
“Yo les diría que se diviertan jugando al básquet, y para eso no sirve que uno, o dos la estén pasando bien y los otros no. Hay que pasarse la pelota para que todos estén contentos, y porque hay que entender que el básquet es un juego en equipo”, finalizó para luego continuar con las requisitorias de los pequeños.