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Lucas Nogueira es el nombre por el cual lo conocen todos, pero el real es Lucas Riva Amarante Nogueira. Nació en Río de Janeiro, a los 20 días de vida fue entregado en adopción, tiene dos hermanos mayores. Como suele ocurrir en el país sudamericano, comenzó jugando al fútbol, recién a los 14 años y por el gran crecimiento que tuvo, conoció el básquet.

Se formó en el Club Central de su ciudad natal pero todo fue muy rápido. Dos años después de comenzar a jugar, se fue a Europa para sumarse a la cantera de Estudiantes. Al principio le costó adaptarse pero con el correr del tiempo se pudo ir acomodando y a entender el mundo del básquet, comenzó a formar parte del seleccionado de su país, entendió que si se lo proponía podía llegar a la NBA y ese fue su objetivo.

Pero no todo era color de rosas. Lucas se obnubiló, el dinero, la fama, la juventud lo llevaron a tomar malas decisiones durante su vida en España, comenzó a salir habitualmente y bebía en grandes cantidades. Le costó hacer la transición al profesionalismo, no estaba preparado y lo pagó.

Pese a eso, la oportunidad de la NBA le llegó. Se bajó del draft del 2012 y al año siguiente Toronto Raptors lo eligió en la 16° posición. Fueron cuatro años los que estuvo en la franquicia canadiense, alternó entre el primer equipo y el que compite en la G-League, Raptors 905 e incluso en el Fort Wayne Mad Ants de Indiana. Nuevamente tuvo algunos inconvenientes en la adaptación, llegó como uno de los mejores defensores de la liga española, con muchos minutos en cancha y en la mejor liga del mundo tuvo que ganarse su participación.

“El banco de suplentes me fue matando” supo declarar tiempo después. Pero también fue consciente y sabe que la fama que se creó en España fue su fantasma en la NBA, la gente conocía lo que había sucedido en el país europeo y, según él comentó, fue algo que lo marginó de jugar.

“Salía de fiesta como un loco y bebía. Nada que no haría cualquier joven con dinero. Me fui muy joven de Brasil. Venía de una familia muy conservadora; mis padres no me dejaban ni salir de casa. De pronto, me vi en Madrid solo y cobrando 2.000 o 3.000 euros al mes. Me lancé a la fiesta. Quería experimentar mundo. No le puedo echar la culpa a nadie. No soy un hipócrita. Disfruté mucho y lo pagué después. Fue mi aprendizaje. Me dejé deslumbrar y me di cuenta tarde de que, en el momento en el que empiezas a cobrar por esto, ser joven deja de ser una excusa y tienes que responder como un profesional”, comentó tiempo después durante una entrevista.

En 2018 volvió a España, fichó en Fuenlabrada pero apenas duró un puñado de partidos. Las lesiones y el bajo rendimiento lo fueron alejando de las canchas. Varias veces anunció su retiro y luego volvió. Pasó por Baréin, Brasil y actualmente, con 30 años, está jugando en Canadá.

Lucas Nogueira es otra de las grandes promesas que el básquet, por problemas extradeportivos, no pudo disfrutar.