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El 30 de enero de 1996 Magic Johnson volvía a la NBA y el mundo era feliz

15:07 30/01/2022 | La sonrisa de Magic se había perdido en 1991, cuando tuvo que retirarse por ser HIV positivo. Cuatro años después, retornaba a su gran amor.

Magic Johnson el día de su vuelta, el 30 de enero de 1996 (Getty)

La historia de Magic Johnson tiene momentos altos y bajos. Más de los primeros, claro. Pero el bajo fue tan bajo que pareció tapar a todos los altos. Fue el 7 de noviembre de 1991. Los Lakers habían perdido la última final ante Chicago Bulls (primer título de Michael Jordan) y Magic había tenido que hacerse estudios médicos para el viaje de los Lakers a París para jugar el Open McDonald's. A su regreso, y cuando ua había aterrizado en Utah para un amistoso, lo llamaron los médicos para decirle que había algo en los estudios que estaba mal. Y lo intimaron a volver a LA.

Allí se enteró de su enfermedad, muy poco pública en esos años. El SIDA. Era sinónimo de muerte. Pocos que se infectaban con el virus de HIV sobrevivían, y sobre todo estaba muy unido a homosexuales y drogadictos, aunque estaba claro que incluía también a los que tenían una vida sexual promiscua, tal el caso de Magic, conocido por todo el mundo, incluso por su propia esposa. 

Un periodista se enteró y llamó a los directivos de Los Angeles para confirmarlo, diciéndoles que si no le decían la verdad, igual él lo publicaría, por lo que tuvo que adelantar la noticia. Magic le pidió a su agente Lon Rosen que le avisara antes a Larry Bird y a Micharl Jordan, quienes se vieron totalmente shockeados por la llamada. El 7 de noviembre, Magic se retiró de la NBA, y empezó la pelea de su vida. 

 

Pese a lo malo de la noticia, probablemente que Magic se enfermara fue uno de los hechos que más favoreció el avance contra el SIDA, porque el base le dedicó todo su esfuerzo, dinero y poder de convocatoria para enfrentarlo. Al poco tiempo empezó a crecer internet y, con eso, su difusión. La NBA se puso a su lado y, entre otros ejemplos, primero le permitió participar del All Star Game de Orlando, en 1992, donde Magic fue el MVP y terminó el partido con un triplazo ante Isiah Thomas.

 

También siguió siendo parte del Dream Team I, el único y original, que jugó el Preolímpico de Portland y los Juegos de Barcelona en 1992, pese a la resistencia de algunos, incluso compañeros, como Karl Malone, que creía que Magic era un peligro y podía contagiar. 

El juego, tras Barcelona, quedó a un costado. En la pretemporada de 1992/93 se sumó a los Lakers, hasta jugar incluso algún partido. Uno fue decisivo: contra Cleveland. Allí, Magic sufrió un arañazo y, cuando fue atendido por el fisio de siempre, Gary Vitti, éste, para dar un claro mensaje de que Magic no contagiaba, lo atendió sin guantes. Los rivales y el público enloquecieron y Magic, ante esa reacción, no dudó: "No voy a dañar a la Liga. Se acabó". 

Hizo giras por el mundo (vino a la Argentina un par de veces), con un grupo de amigos, intentó ser entrenador de los Lakers en 1994 tras el despido de Randy Pfund y le fue horrible (5-11), hasta que en 1995 decidió que no podía permitirse el retiro definitivo fuera de la cancha. Eso ocurrió un 30 de enero de 1996. Sus Lakers no eran los que él había dejado en 1991. Les faltaba clase, calidad y el DT no era ya Pat Riley sino Del Harris. Las posibilidades de que la idea saliera bien eran pocas, y así ocurrió, pero nadie lo privó de despedirse en el campo.

Debutó en el Forum de Inglewood, todavía en pie, saliendo como suplente. Cuando Del Harris lo mandó a llamar para entrar, la ovación fue la mayor jamás escuchada en la historia del Great Western Forum. Magic terminó con 19 puntos, 10 asistencias y 8 rebotes, más gordo, pero con la misma jerarquía. Los Lakers le ganaron a los Warriors 128-118, pero fue una ilusión.

Si bien terminaron la serie regular con marca de 53-29, cayeron en primera ronda 3-1 ante los Rockets y así terminó finalmente la carrera del mejor jugador de la historia de los Lakers. Fue un 2 de mayo, en Houston, y su planilla fue pobre: 8 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes. A esa altura, claro, un boxscore no le movía la aguja. Le había ganado la pelea a la muerte. 
 

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