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Luol Deng, exjugador de los Chicago Bulls y dos veces All-Star, firmó un lucrativo contrato con Los Angeles Lakers en 2016, ilusionado por la posibilidad de ser una pieza clave en el desarrollo de un equipo joven. A sus ojos, el acuerdo de cuatro años por 72 millones de dólares representaba no solo una recompensa económica, sino también una oportunidad para ejercer como mentor de los nuevos talentos del plantel. Sin embargo, la realidad fue muy diferente: lo que parecía una nueva etapa prometedora se convirtió en una experiencia amarga, marcada por la frustración y las promesas incumplidas, según detalló Deng en el podcast "Knuckleheads".

Deng relató cómo, antes de firmar con los Lakers, tuvo una conversación honesta con el presidente de los Miami Heat, Pat Riley, quien le aconsejó aceptar la oferta de Los Ángeles. “Pat me dijo, 'No puedo pagarte tanto dinero. Tienes que tomar ese dinero', y para mí, eso fue muy sincero,” recordó Deng. Con esa confianza, se mudó a California dispuesto a ser una presencia veterana y brindar apoyo a la joven plantilla de los Lakers. Pero rápidamente descubrió que el equipo tenía otras prioridades, poniendo el desarrollo de sus jóvenes talentos por delante de cualquier rol para el experimentado alero.

Desde el inicio de la temporada 2016-17, la directiva de los Lakers y el entrenador Luke Walton dejaron en claro que el equipo apostaría por el desarrollo de figuras jóvenes como Brandon Ingram, Julius Randle y D’Angelo Russell. "Un mes después de comenzar, ya decían: 'Vamos a jugar solo con los chicos jóvenes'," dijo Deng. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse en forma y contribuir al equipo, sus minutos en cancha eran escasos e intermitentes, generando un clima de incertidumbre que lo afectó profundamente. “Quería jugar, quería ser parte del equipo, pero siempre había una conversación de que iban a otra dirección,” expresó el jugador con resignación.

La frustración de Deng aumentaba cada vez que el cuerpo técnico cambiaba de opinión sobre su rol. “Me decían, ‘Tienes que ponerte en forma, practicar’, y lo hacía. Luego, volvían a decirme que iban a jugar con los chicos jóvenes," reveló Deng. Este ciclo de promesas incumplidas fue desgastante para él, y para su segundo año en el equipo, su amor por el juego ya estaba seriamente afectado. "Sentía que me estaban pagando mucho, pero no se sentía bien, no era lo mismo," admitió, revelando cómo el tiempo en Los Ángeles afectó su visión sobre la liga y su relación con el baloncesto.

En total, Deng solo apareció en 57 partidos en dos temporadas con los Lakers, promediando 7.5 puntos, 5.2 rebotes y 1.3 asistencias por juego. Su última participación en la cancha fue en el partido inaugural de la temporada 2017-18, en el que ingresó como sustituto por la suspensión de Kentavious Caldwell-Pope. Irónicamente, ese partido terminó siendo su única aparición de toda la temporada, y tanto él como Walton decidieron que era mejor permanecer en el vestuario antes que sumar minutos esporádicos y sin importancia.

Finalmente, en septiembre de 2018, los Lakers decidieron rescindir su contrato mediante la provisión de estiramiento salarial, liberando espacio en el tope salarial para futuras incorporaciones. Deng, el jugador mejor pagado del equipo en esos dos años, se fue sin poder mostrar su valía a otros equipos ni dejar huella en la cancha. "Era frustrante. Mi agente intentaba ayudarme, pero con el contrato tan alto y sin jugar, nadie iba a tomar ese riesgo," confesó Deng, destacando el ciclo interminable de frustraciones y la sensación de impotencia que lo acompañaba.

La experiencia de Deng en los Lakers se convirtió en una amarga lección sobre la naturaleza de los negocios en la NBA, cambiando su perspectiva sobre la liga y su carrera. “Quería jugar y ser parte del equipo, hacer una diferencia, pero al final todo se resumió en promesas rotas,” expresó Deng, reflejando la decepción que sintió.