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Leandro Bolmaro llegó a esta Liga de Verano con la incertidumbre de haber sido traspasado y con el objetivo de demostrar para empezar a ganarse un lugar en su nuevo equipo. Y así lo hizo poco a poco, yendo de menor y mayor y cerrando como la figura de Utah en el último juego.

Eso fue en ofensiva, dado que en defensa dio lo que ya es una característica de su juego, con intensidad defensiva y soportando mejor las cargas a partir de su trabajo físico en la postemporada. Tuvo 1.3 robos y 0.3 tapas a lo largo de los cuatro encuentros.

En ofensiva, lanzó un promedio de 13 tiros por juego y allí fue donde poco a poco tomó confianza. Pasó de un primer juego con 2/13 a un 8/15 en su último partido. Además, el cuerpo técnico del Jazz apostó mucho en él para conducir, teniendo muchos momentos de base y hasta cerrando los cuartos con definiciones propias.

Sus mejores acciones se vieron en la penetración y con el stop y tiro de dos puntos, aunque también mejoró en la ejecución del tiro de tres puntos y la naturalidad para tomar esos lanzamientos.

En un equipo que está en reconstrucción y que apunta a trabajar a sus valores jóvenes de cara al futuro, el Jazz puede encontrar en Bolmaro a un defensor y un jugador que poco a poco pueda tomar decisiones ofensivas y ser importante en el equipo.

Finalozó con 10.8 puntos, 4.3 rebotes y 2 asistencias. A su vez, tuvo un 32.7% de campo y un 25% de tres puntos. Un punto a mejorar, como la temporada pasada será la seguridad con el balón, ya que promedió 2.8 pérdidas en estos cuatro partidos.