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James Harden tiene una virtud, si a esto podemos llamarle virtud: no pasa inadvertido. Es difícil que alguien diga que no le despierta sensaciones. O lo aman o lo odian. Pareciera que en proporciones similares. Eso, en un mundo tan marketinero como la NBA, es positivo. Habría que ver qué tan positivo es para él desde lo personal, pero si pidió cambiar de equipo dos años seguidos es porque no le importa demasiado lo que digan de él, o lo que sientan por él. 

Ahora, tras la novela que generó en febrero por su ida o no de Brooklyn a Philadelphia, concretado el traspaso, necesito empezar a justificar lo que los Sixers dieron (mucho), a cambio de él. Empezó todo bien, ganando varios partidos, pero todos esperaban el del 10 de marzo, de local, ante su ex. Entonces La Barba, que tiene unos cuantos antecedentes de estos, la pateó: 11 puntos, 3/17 en cancha y paliza en contra por 29 contra un enemigo directo en el objetivo de salir campeón. Encima, su rival no tuvo a Ben Simmons, la otra figura del trade. 

Analizando su historia (9-12 en partidos de playoffs eliminatorios), recordamos dos muy puntuales en los que falló. Uno, contra los Spurs, en el quinto partido de las semis del Oeste, el 9 de mayo del 2017, cuando Manu Ginóbili, con prácticamente 40 años, le metió el tapón tirando de 3 que fue una de las jugadas más vistas de los últimos tiempos. Los Spurs los eliminaron en 6, con un contundente 114-75. 

La otra, mucho peor, ocurrió un año después: 3-2 arriba en la final del Oeste contra los Warriors de Curry, Durant y Thompson. El sexto, en San Francisco, lo perdieron sin pelear, pero tenían en la mano el séptimo en casa para ir a las finales de la NBA. Al finalizar el segundo cuarto ganaban por 11, pero lo de Harden había empezado un rato antes. Luego de anotar 14 puntos en el primer cuarto, con 2 triples incluidos, falló los siguientes ¡11! Seis en el segundo cuarto, 3 en el tercero (donde Golden se lo dio vuelta), y 2 en el último. Houston perdió 101-92, los Warriors después fueron campeones ante Cleveland y la cruz quedó sobre la cabeza de Harden, que terminó con 2/13 triples la noche. 

Luego de la caída ante Brooklyn el jueves, entonces, las dudas sobre su jerarquía para ser campeón afloraron de nuevo. Harden ya avisó que optará por terminar su contrato vigente (un año más), por 47.3 millones, condición que pusieron los Sixers para hacer el trade. James podría haber elegido renegociar un convenio nuevo, pero eso lo hará cuando termine la 2022/23. Ahí sí, podrá firmar por 4 años y 223 millones de dólares, lo que haría que en el 2026 se convirtiera en el primer jugador de la historia en ganar 60 millones en un año. 

De todos modos, pareciera que Harden no tiene mucho contacto con la realidad. A pesar de la vergonzosa derrota contra los Nets, luego del partido salió de parranda con los cantantes de hip-hop Travis Scott y Lil Baby. Ese fue uno de los puntos de choque en Brooklyn. Sus compañeros creían que prefería la noche al gimnasio. Veremos en junio quién puede decir que ganó en el trade. Falta mucho.