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Hay varios videojuegos icónicos de básquet, pero pocos como el NBA Jam. Y fue tan grande que este clásico está cumpliendo 30 años desde su lanzamiento, creado por Mark Turmell. Son muchos los que recuerdan el ya legendario “Boomshakalaka” realizados por su ya conocida voz.

Mi voz se escucha en esta sala de juegos, así que déjenme ver cómo responde la gente. Cuando vi a 10 o 15 personas gritando y gritando, fue como si hubiera gente tratando de atrapar a Mick Jagger camino al escenario, o algo así. Entonces dije, está bien, aquí tenemos la Beatlemanía” contó Tim Kitzrow, la voz del juego en The Athletic.

El juego se lanzó en 1993, en pleno auge de los Bulls de Michael Jordan. Y el gran momento del equipo de Illinois era un dolor para Tramell, fana de los Pistons. Y a partir de esa rivalidad que se dio entre 1988 y 1990, donde el equipo de Isiah Thomas no dio chances a los de MJ, que le dio al NBA una particularidad.

“Al hacer este juego en Chicago durante el apogeo de la era de Michael Jordan, la única forma en que podía vengarme de los Bulls una vez que superaron el obstáculo era afectar sus habilidades contra los Pistons en NBA Jam. Así que puse un código especial que si los Bulls estuvieran lanzando tiros en el último segundo contra los Pistons, fallarían esos tiros” confesó.

A pesar de la ausencia de su Majestad por derechos, sumado a otras como Gary Payton, Shaquille O’Neal o Charles Barkley (creó un juego muy similar llamado Barkley Shut Up and Jam!), el juego igualmente fue un éxito. Con Scottie Pippen y Horace Grant como estrellas de los Bulls, este videojuego de dos contra dos, recaudó millones y aún hoy es recordado y hasta descargado por los amantes de los clásicos.

“Es el escenario más improbable del mundo. De todas las grandes canciones que se han escrito, maravillas de un solo éxito y todo lo demás, es la idea de que un videojuego tiene ese mismo tipo de nostalgia y ese punto ideal para la gente, que regresa y resuena 30 años después como cualquier otro. gran maravilla de un solo éxito” expresó Kitzrow.

Hasta los jugadores que estaban en el videojuego se divertían con él. Clyde Drexler, figura en esos años de Portland, contó que “muchos muchachos lo jugaban en sus días libres” y agregó: “Mi hijo menor, Adam, intenta hacerme jugar de vez en cuando. Ha estado tratando de ponerse al día durante mucho tiempo”.

Un videojuego que se metió de lleno en la cultura basquetbolística y que será recordado por ser uno de los mejores de la historia.