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Entrevista

Herman Mándole, el pibe de La Matanza que quiere llegar a la NBA

18:32 20/03/2022 | Charlamos con el nuevo asistente de la selección mayor y entrenador del U18, cuya vida es una aventura sin límite.

Herman Mándole, dirigiendo una práctica (Foto CAB)

Herman Mándole sigue siendo un pibe de Tapiales, en La Matanza. Aunque nació en Capital hace 37 años, su lugar en el mundo es ahí, en ese conurbano tan agredido, pero que él no cambia por nada del mundo, pese a haber vivido 4 años alternativamente en Japón, un mundo opuesto, a partir de ser asistente de Julio Lamas en la selección de ese país. Hoy, la vida lo trajo de nuevo a la Argentina, donde es asistente de Néstor García en la selección de nuestro país y encargado de todas las formativas. Mañana debuta justamente al frente de la U18 en el Sudamericano de Venezuela. Y, desde Caracas, tuvimos una larga y reveladora charla. 

-¿Te das cuenta dónde estás ahora?
. (Se ríe) Sí, jeje. 

- No te lo digo por este torneo. Cuando se va Sergio el año pasado de la selección mayor, pasaste a ser casi un indiscutible que tenía que estar en el siguiente cuerpo técnico, viniese quien viniese. Recién pensaba que, más allá de los años en Japón con Julio Lamas, que te debieron aclimatar a esto, seguís siendo el pibe de La Matanza que quiere llegar a la NBA. ¿Te gusta de título?
. Es que es cierto. Y estuve muy cerca. Hice el año pasado 4 entrevistas con un equipo de G-League y llegué al último stage, pero el general manager me dijo que por el tema del coronavirus no podían sacarme la visa. Imagino que no hacía yo un diferencial porque si no ellos no se achican y te tramitan la visa igual, pero estuve cerquita. 

-¿Y a qué le atribuís haber llegado hasta acá más allá de tu trabajo? ¿A estar en Japón, a haber participado de torneos importantes?
. La verdad es que no lo sé. Creo que compartir mucho con jugadores NBA es un punto. La suerte...para mí la suerte siempre tiene que estar. Porque yo no me siento mejor que la mayoría de los entrenadores para estar en los lugares donde estuve. Tuve la suerte de estar libre cuando San Lorenzo se armó fuerte y fue Julio. Después, que lo llamen de Japón a él y estuviéramos juntos, llevándonos muy bien. Y después tomar la decisión rápida. Y después lo sostuve con trabajo, pero eso lo pueden hacer muchas personas. Salir de la zona de confort fue una decisión difícil, porque cuando dejé San Lorenzo no era el de ahora, era un lugar donde todos querían ir. De hecho tuve dudas. Y Japón no era el mercado emergente de ahora. Era ´¿a dónde se van estos dos tipos?´. Ahora todos quieren ir, porque sabe que se cobra al día, que el país es lindo, pero en ese momento no estaba tan claro. 

- Igual le pusiste mucha dedicación y énfasis a lo que hoy pide el mundo: estar con la última tecnología de entrenamientos y estadísticas, algo que calculo te fue más fácil estando en Japón. 
. Estar en Japón me ayudó. Estar con Julio también, porque él pregona mucho eso. Pero sobre todo me cambió la cabeza compartir mucho tiempo con Pablo Prigioni. Ver cómo trabajan en la NBA me mejoró como entrenador. Eso me hizo darme cuenta que me gustaba más el básquet americano. Las frases que siempre escuché e incluso compartí, que en la NBA no se defiende, que es todo uno contra uno, que puede jugar cualquiera, era una excusa que me ponía porque lo veía muy lejano. No podía ir a ese básquet nunca. Ahora me lo puse como objetivo. Quiero ir ahí en algún momento. 

-¿Qué te dieron 4 años en Japón y con Julio? Lamas es un gran asistente, un pasador.
. Con Julio estuve 6 años. Me volví mejor entrenador. Cuando fui a Japón nom hablaba una palabra de inglés. Japón también me permitió aprender a trabajar en selecciones. Yo lo había hecho básicamente en clubes. Antes se hablaba del entrenador de torneo corto y del entrenador de torneo largo. Ahora también se agregó el de ventanas. Yo, por suerte, ahora conozco las 3 formas. Y eso me lo dio Japón, con los que tuve muchos torneos cortos y ventanas. También me hizo entender algo que también tiene la idiosincracia americana, que es que el entrenamiento no son las dos horas del entrenamiento y una más. Es estar en la oficina 6 o 7 horas, como vos en Básquet Plus, y eso te va a hacer mejor. Estar en forma física para atacar o defender a los jugadores. No va más el entrenador que solamente es de pizarra. En la NBA se valora mucho el que puede oponer oposición, que no sea solo el preparador físico. Yo hoy estoy mejor que a los 20 años. El trabajar en selección también me dio el tiempo para estudiar las estadísticas avanzadas, de conocer y hacer cursos y cómo implementarlo en el juego, porque el número está bárbaro, pero después hay que meterlo en el contexto más manual o artesanal. ¿Por qué este tipo tira así? Entender. Yo tenía esa exigencia además porque cuando venían Hachimura o Watanabe, tenía que tener preparado un trabajo a la altura de lo que ellos estaban acostumbrados en la NBA. En los Juegos Olímpicos, por ejemplo, me tocó scoutear a los mejores bases del mundo. Nos tocaron Doncic, Ricky Rubio y Campazzo. Eso te levanta sí o sí el nivel si estás preparado. 

-¿Y tener cerca a Hachimura y Watanabe también te generaba beneficios?
. Sí, porque empezabas a tener contacto con el player development de Washington Wizards. Tenés que estar preparado para hablar con él. De repente aparente el GM de Washington. O el asistente de Gonzaga (donde jugaba Hachimura en la NCAA), que vino dos semanas a Japón y después me invitó a mí a ir a Estados Unidos. Esas son clínicas que tuve la suerte de hacer. Por eso también me sirvió Japón. 

- Sé que también avanzaste mucho en preparación de entrenamientos, también con mucha tecnología y sistemas nuevos. 
. Sí, a mí la pandemia me agarró en Japón y me tuve que quedar 6 meses seguidos allá. Y me sirvió para aggiornarme. Hablaba día por medio con Pablo Prigioni, él me contaba lo que estaban haciendo ellos y yo lo adaptaba al básquet FIBA. Y Julio, que es un caballo laburando, te da libertad y te pone los límites correctos, me iba orientando por dónde ir. Cuando me chocaba con una pared, él me decía, ´vamos por acá´, y lo hacíamos a fondo. A la juventud que le podía poner, él le ponía la sabiduría del hermano mayor. Para mí eso fue tremendo. Yo a Julio lo veo como un gran entrenador, un gran gestor, pero también como un hermano mayor, al que le pregunto todo. Y eso se maximizó en Japón porque estábamos mucho tiempo juntos y solos. Compartíamos todo. Nos ayudamos los dos. Y él a mí me domó y me ayudó a buscar el camino.

-¿Vos fuiste papá estando en Japón?
. No, llegué del Mundial de China a Argentina el 13 de setiembre y el 14 nació Tahiel (en mapuche, Hombre libre). A los 5 meses lo llevé a Japón y volvió a los 11 a Argentina, porque nos agarró la pandemia allá. Mi mujer Eluney (en mapuche Regalo del cielo) la verdad es que tuvo mucho ovario para bancarse todo.  

-¿Es exagerado decir que sos otra persona después de Japón? Olvidate del básquet.
. Sí, yo siento que tomé muchas cosas de Japón. Soy recontra argentino, amo mi país y es como mi familia: sé que tiene un montón de defectos, pero no lo cambio por nada. Tomé algunas cosas de Japón, como la escucha efectiva, hablar más pausado, ver las cosas buenas que tiene mi país. Porque Japón tiene muchas cosas buenas, pero no todas, y eso te hace mejor ciudadano. Extrañar te hace mejor ciudadano, porque te hace ver que no está todo mal acá. Hay buenos jugadores, buenos entrenadores, árbitros, dirigentes. Cosas que acá hacemos con poco. Y creo que todo esto me hizo mejor persona. 

-¿Todo esto que decís del país fue parte del por qué aceptaste trabajar con Néstor García?
. Creo que trabajar en la selección argentina es un gran trabajo. Quería trabajar con Néstor porque todos me decían que él tenía una forma de manejarse única, y lo comprobé. Tiene un talento para conducir los grupos de trabajo única, que no la ví en mi vida. Y no creo que nadie la pueda replicar. Y estoy aprendiendo mucho con él. Estoy muy contento de haberlo conocido. El primer día que lo conocí nos fuimos en el auto a Bahía, 7 horas. Podría haber salido muy mal, y no se trata de ser buena persona. Se trata de conectar, y conectamos al toque, como si fuéramos amigos de toda la vida. Muchas veces me llama y me dice que me extraña, y yo también lo extraño. Y como entrenador es muy bueno. Soy un agradecido de haber trabajado con dos tipos con una súper experiencia internacional a mi corta edad. También me interesó para aceptar la propuesta la idea que siempre pregoné de trabajar con chicos altos, tratar bien a los pibes.

- Vos te hacés cargo de todo el plan formativo en un momento donde todos tenemos miedo. Porque se fue Luis, porque terminó una época, porque nos agarró la desesperación de sentir que se cae todo después de la última ventana, algo que no es así pero que pasa. Y los pibes son clave en este nuevo proceso. ¿Te diste cuenta de eso, tenés esa presión o cómo lo tomaste?
. Trabajar en Argentina siempre es una presión. Si vos decís A, va a salir mucha gente a apoyarte y mucha otra a decirte que para ellos era B. Y las redes sociales magnifican eso. Ya por eso era una presión el trabajo. Yo no lo tomo como una presión, sino como un lugar donde yo puedo aportar mi tarea, donde hubo una escuela de entrenadores y de trabajo de años, y yo le voy a poner mi impronta, tratando de, como lo encontré, dejarlo un poquito mejor, para que el que venga después siga por ese camino. Esas fueron las premisas que me propuse. No destruir lo que se venía haciendo, sino construir a partir de eso. Y con hechos, no solo con palabras. Siempre pregoné que se juegue con chicos altos, y ahora vine a este Sudamericano U18 con un equipo con un promedio de 2 metros. Sabiendo que el equipo va a jugar un poco peor que si hubiese traído un plantel más bajo. Incluso quizá perdiendo algún partido que no estaba en los planes. Lo más importante para mí era generarle buenos hábitos a los chicos. A Iván Pratto lo tuvimos 30 días entrenando con nosotros y vino al torneo con 15 años. Es un hecho. También estuvimos entrenando a chicos que venían jugando de escoltas, como bases, para que en el Mundial puedan terminar competir como bases. Después, si me critican o no, está fuera de mis manos. Nosotros tenemos muy buenos bases. Como 10 de nivel internacional, muchos. Y seguramente la mayor, como en Tokio, va a tener que jugar en el futuro con dos bases. Mi premisa es que el próximo entrenador tenga el problema que tuvo Magnano en el 2004, que tuvo que cortar a Lucas Victoriano para llevar a Carlos Delfino. Si logro que el entrenador tenga ese dolor de cabeza lindo, voy a entender que hice bien mi trabajo. Acá vinimos con Nicolás Stenta, que estaba acostumbrado a jugar de 4 y de 3, a hacerlo de guardia. Es un 2 metros con 2.09 de envergadura. No sé si va a ser el dos de la selección mayor a futuro, ojalá que sí, pero lo que hago es mandar un mensaje de que se puede hacer. El resultado es importante pero anecdótico al final del camino, cuando ves la película completa. 

- Todos están diciendo que no hay internos. Obviamente falta tiempo para que estos chicos lleguen a la mayor. Con la mano en el corazón, ¿sos optimista?
. Yo siempre soy optimista. En mi vida. El problema es ponerle nombre propio. Si queremos que alguien sea como Fabricio Oberto, nos estamos equivocando. Yo tengo que lograr que Bautista Giralt, que mide 2.10, que jugaba en Obras y ahora va a la NBA Academy de México, sea el mejor Bautista Giralt posible. Que Iván Prato sea el mejor Iván Prato. Ayer uno que vino a hisoparnos me dice ¿acá está el próximo Manu Ginóbili? Y le dije que ojalá que no. Los chicos tiene que tener vida propia. Yo no quiero ser como Julio. Lo amo a Julio, lo amo a Néstor, lo amo a Facundo (Muller), que son los tres entrenadores con los que trabajé en mi carrera. Pero quiero ser el mejor Herman Mándole. Ni siquiera ser como mi papá. Quiero ser mejor que ellos. Ojalá estos pibes sean mejores que los anteriores. Que pase como con Campazzo. No estamos hablando de Pepe, Prigioni o Montecchia. Hablamos de Facundo Campazzo. Eso es lo que deberíamos intentar hacer. 

-¿De acá al 2023 que es el Mundial, estamos muy complicados con el tema internos?
. Yo creo que no, no muy complicados. Obviamente, al retirarse Luis Scola, se perdió un valor ahí. En Tokio, en el partido contra Japón, había un gran nerviosismo, para Argentina y para Julio y para mí. Y fue Luis el que abrió el juego con un par de tiros. Eso se perdió. Se terminó. Pero bueno, es momento de cambio. Marcos Delía la rompió contra nosotros en Japón. Cuando lo ví ahora en la ventana lo cargaba porque le dije que me había quedado sin trabajo en Japón por culpa de él. Es que defendió a Hachimura en un nivel como no lo tuvo ni España ni Eslovenia para defenderlo. Lo de Marcos ese día fue tremendo. Y eso es ilusionante, porque Marcos tiene 30 años. Y está Fran Cáffaro, y está Juan Fernández. Vamos a ver qué pasa con Chapero. Hay varios chicos que ahora están un poco fuera del radar pero que tienen la carrocería. Vamos a ver cuando les toque. Yo soy optimista. 

- Hablame de este U18. Recién hablabas del promedio de 2 metros. Está cerca de ser el promedio más alto de cualquier categoría en la historia, que sigue siendo aquel equipo del 85 que fue al Sudamericano con León Najnudel, que promediaba 2.01 porque tenía al gigante González y a Palito Borcel. 
. Mirá, hoy estábamos haciendo la sesión de fotos y vino Colombia, que siempre tuvo buenos físicos, y los pibes te juro que cuando los vieron a los argentinos dijeron "uhhhh", porque son muy grandes de verdad. Eso a mí me llena. Sabiendo que por ahí vamos a jugar feo a veces. Estoy contento con el equipo, con el descubrimiento de algunos chicos, como Santiago Trouet, que viene del Estudiantes de Madrid, los bases son altos y están corridos de posición y lo están haciendo bien, y tenemos aleros muy altos. Siempre hablábamos con Julio que si Argentina no podía tener un 2.10 o un 2.15, teníamos que tratar de levantar el resto de las posiciones. 

- La Generación Dorada. Que el 4 y el 5 no eran tan altos pero el 1, 2 y 3, sí. 
. Claro. Si vos tenés un base de 1.90, un escolta de 1.98, alero altos y el pivote de 2.07, no pasa nada. Eso es lo que tengo que intentar. A este torneo no cité a un base muy bueno, que iba a hacer jugar al equipo, para llevar chicos más altos. Pero ese que no vino ahora, si la rompe toda, va a jugar en la selección mayor, no tengo dudas. Este torneo es para probar si todo lo que hicimos en las concentraciones es el camino. Recién en el almuerzo a los chicos les pusieron un agua y una coca. Y todos eligieron el agua. Yo no les dije nada, pero los miraba. No voy a tener el rol de policía. Pero eso es importante. 

- En torneos de menores pasó muchas veces de ir a buscar un resultado, sin pensar si llevabas altos o petisos, o decir que se iba a buscar un desarrollo y que no importaba terminar 15 en un Mundial. Algo a mi criterio hipócrita, porque perder mal en un Mundial no es bueno tampoco para los chicos. ¿Vos qué posición tomás?
. El resultado interesa. Acá el primer objetivo ya está, que es traer a este grupo de chicos con altura. El segundo es tratar de clasificarnos al FIBA Américas (pasan los primeros 3), para que esta camada siga teniendo competencia. Y si llegamos al Mundial, lo mismo que en el Mundial U17 de este año, con Australia tan fuerte, Estados Unidos y Canadá también, más los 5 europeos, tenés ya 8 a un alto nivel. También tenés equipos de África que Nike está ayudando, con lo cual salir 10º en un Mundial de menores hoy es muy difícil. Me parece que hay que valorar el resultado, pero también el proceso y el cómo. 

-¿Qué plan tenés para estos pibes antes y después de los torneos?
. Nosotros les hicimos un seguimiento a cada uno. Tienen una ficha, que se le dará a cada club, y la idea es que todo lo que se hace y planifique esté abierto a todo el mundo del básquet. Que esté en internet. Con el tema de los chicos, se le hacen sugerencias a ellos y a sus entrenadores del club. No queremos que sea un sistema verticalista en donde nosotros les decimos "tenés que hacer esto". Muchas veces, los entrenadores de los clubes, que son los más importantes en esto, tiene una problemática de la que yo no estoy ni cerca. Primero hay que escuchar al entrenador, para ver qué piensa y qué le falta, a ver si lo puedo ayudar en algo, y después ver si entre los dos podemos ayudar al chico. 

-¿Sirve lo de Giralt en la NBA Academy?
. Es muy reciente. La Academia NBA de México está empezando, no es la de Australia. Para ver si es una buena o mala decisión hay que esperar. Creo que estaba en un buen club como Obras, que podía jugar la Liga de Desarrollo, pero entiendo que quizá también tiene los mismos sueños que yo de ir a la NBA o la G-League y piensa que ese camino lo está acercando un poco. Yo no soy quien para decirle que no vaya. 

- Ayer se viralizó bastante la decisión que tomaste con un chico de no convocarlo por sus notas en el colegio. ¿Fue algo hablado antes o surgió de forma espontánea?
. Tomó una repercusión grandísima, pero creo que no se entendió. Se criticó por un lado porque decían que lo estaba castigando, y otra gente salió a apoyar, pero sin conocer la situación. Hablé con el chico, con su representante, porque tuvo problemas para ir al colegio, estuvo lesionado, y lo mejor que encontramos fue que no viniera ahora, porque lo sacaba 25 días del estudio y le estaba haciendo un daño. Fue la manera de ayudarlo a seguir con el estudio y, si se acomoda, seguramente va a venir al FIBA Américas. Bajo ningún punto de vista fue castigarlo por las notas. Lo hablé con él y nos pusimos de acuerdo en que lo mejor era que ahora le pusiera énfasis al estudio, y cuando sea citado para el próximo torneo pueda estar pensando en el básquet y no en si se está llevando materias. Acá el chico tiene todo mi apoyo, yo tengo también el de los dirigentes como Borro o Pelussi para tomar esta decisión, y ni siquiera es que le habíamos sacado el pasaje. Yo tenía 3 pasajes para traer chicos, algo que es muy importante, y esto se resolvió antes. Creo que se viralizó mal, quizá por un error mío cuando se lo comenté a un colega tuyo. No dimos nunca el nombre del chico, no se va a saber, y jamás voy a castigar a un pibe, al contrario. Son adolescentes, se puede equivocar y en esto estamos juntos. 

-¿Tenés que hacer un trabajo especial para rastrear a todos los pibes repartidos en el mundo que son parte del exilio del 2001 y por ahí no son conocidos? Algo como está haciendo la AFA en el fútbol.
. Estamos buscando en Europa y Estados Unidos. Ya aparecieron algunos chicos, pero 2003. Un alero de Suiza, tenemos videos. Algunos en Europa. Después tenemos que validar si son chicos con aptitudes para estar en una selección. Yo valoro mucho a los jóvenes que están en la Liga Nacional para desarrollarse. No es que lo de Europa está bien y lo de acá está mal. Hay una escuela de mucho tiempo de entrenadores en Argentina. 

-¿Para adelante cuánto mirás: largo, cortito?
. Yo estoy full time con la selección argentina hasta la Americup seguro. Después va a depender de cómo los dirigentes evalúen mi trabajo, si están contentos o no. Yo estoy muy contento. Tengo una buena relación con los dirigentes. Pero no veo mucho para adelante. Es algo que hago desde joven. Cuando está la oferta, me pongo a pensar. Hoy disfruto lo que estoy viviendo y estar en Argentina. 

-¿Y post Americup tu objetivo sigue siendo la G-League?
. Yo quiero trabajar en lugares buenos. Argentina, la selección, es un lugar muy bueno. Es un trabajo de privilegio. Si después viene una oferta mejor, lo hablaré con mi agente y con mi familia. Yo estoy muy contento donde estoy hoy. Estoy muy feliz de trabajar con Néstor. Disfruto de compartir tiempo con él, como antes disfruté con Julio. Son dos personas diferentes y creo que ambos me hicieron mejor persona. 

- Pero tu faro sigue siendo la NBA.
. Siempre. Creo que como ocurre con todos los jugadores me parece. Trato de estar preparado.

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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