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Cuando un jugador llega a un equipo, no es fácil que este genere un impacto directo dentro del nivel y los números del equipo. Suelen necesitarse períodos de adaptación y entendimiento con sus nuevos compañeros para que todo empiece a fluir. En el caso de Chris Paul, este proceso fluye con mucha más velocidad. El base hizo rendir a los equipos a los que llegó a lo largo de su carrera de manera casi instantánea.

Paul llegó a la NBA en el año 2005 y se puso los colores de New Orleans Hornets. El equipo venía de lograr 18 victorias en la temporada previa a su ingreso y, con la llegada del base, pasaron a 38 partidos ganados en la temporada regular. Jugó durante 6 años en New Orleans y luego, en 2011, llegó a Los Angeles Clippers. El equipo de California pasó de 32 a 40 victorias. El tema está en que esas 40 victorias llegaron durante el lockout, y solo se jugaron 66 encuentros.

Se mantuvo durante varios años en Los Angeles y su siguiente destino fue Texas, más precisamente Houston, para compartir equipo con James Harden. El conjunto liderado por "La Barba" venía de hacer una buena temporada con 55 victorias, pero con Chris Paul fueron al siguiente nivel y clavaron un récord de 65-17. Posteriormente, llegaron a las finales de la Conferencia Oeste.

Oklahoma City Thunder fue una baja en cuanto a las mejoras que venía plasmando Paul, ya que pasaron de 49 a 44 victorias, pero sin la presencia de Russell Westbrook, quien se había ido a los Rockets. Cuando pasó a Phoenix Suns, la cosa subió al siguiente nivel, y el conjunto de Arizona pasó de 34 a 51 victorias y llegó a las finales de la NBA, que luego perderían contra Milwaukee. En los Warriors no realizó un impacto considerable y, ahora en los Spurs, llevan 12 victorias con un 25% de la temporada jugada aproximadamente. La campaña pasada ganaron solo 22 encuentros.