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La NBA registra un nuevo récord financiero. Los Boston Celtics, una de las franquicias más icónicas del deporte mundial, han cambiado de dueño en una transacción que alcanza los 6.100 millones de dólares, la cifra más alta jamás pagada por un equipo en Norteamérica. El comprador es Bill Chisholm, cofundador de Symphony Technology Group (STG) y fanático de los Celtics de toda la vida. Según ESPN, esta operación deja a la familia Grousbeck con un beneficio de más de 5.500 millones de dólares desde su compra en 2002.

Chisholm no es una figura reconocida en el ámbito deportivo, pero su peso en el mundo de las inversiones es indiscutible. Como cofundador y director de STG, su empresa maneja cerca de 10.000 millones de dólares en activos e invierte en empresas líderes del mercado de software para el mercado medio y servicios tecnológicos basados ​​en software. Su capacidad financiera, respaldada por una fortuna estimada en 7.500 millones de dólares según el Celtics Forum, le permitió liderar un grupo de inversores que incluye a Robert Hale, Bruce Beal Jr. y la firma global Sixth Street.

El nuevo dueño de los Celtics nació y creció en Massachusetts, donde desarrolló su pasión por el equipo. Su amor por el básquet y sus raíces en Boston lo diferencian de otros magnates que ven a las franquicias como simples activos financieros. Esta conexión emocional podría ser clave en la continuidad del proyecto deportivo de los Celtics, quienes lideran la Conferencia Este con una de las mejores plantillas de la NBA.

El desafío para Chisholm será mantener la estabilidad de una franquicia acostumbrada a la excelencia. Con Jayson Tatum y Jaylen Brown como pilares, la cuestión financiera jugará un papel crucial. La transición de poder en los Celtics aún tiene detalles por definir. Inicialmente, Wyc Grousbeck había señalado que seguiría al frente de la gestión hasta 2028, aunque no está claro si eso se mantendrá con la venta concretada.