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Las votaciones populares para el All Star siempre han despertado polémicas. Desde aquellas campañas en las que Yao Ming dominaba con toda China detrás, pasando por la campaña de Georgia para que Zaza Pachulia jugara, hasta la histórica votación en la que Manu Ginóbili logró cerca de dos millones de votos, siempre han despertado comentarios.

Por eso en los últimos años, el voto de la gente pasó a valer solo el 50% de la elección final de los titulares. De no haber cambiado eso, el argentino habría tenido su tercera presencia en este evento y hasta siendo inicial, con todo un país que se unió a la causa en el último año activo del mejor jugador de su historia.

Y la esencia de estas votaciones no deja de generar polémicas. Es que los grandes nombres y los mercados más importantes acaparan la atención mucho más que los rendimientos destacados.

Si vamos a un par de ejemplos, entre los guardias del Oeste aparecen Klay Thompson en el quinto y Russell Westbrook en el sexto lugar, ambos por delante de estrellas de excelente actualidad como Damian Lillard y Devin Booker. El tirador de Golden State y el base de los Lakers no pasan su mejor momento individual, pero sus nombres pesan mucho más que otra cosa.

En cuanto a mercado, tenemos a Austin Reaves en el noveno lugar de los guardias, algo increíble teniendo en cuenta que es un jugador secundario, pero que cobra sentido al jugar en los Lakers. Mismo caso que Kevon Looney, décimo entre los centros. También se encuentra entre los más votados Andrew Wiggins, al igual que la edición pasada, aunque su rendimiento no sea de una gran estrella.

En el Este suceden cuestiones similares, con Derrick Rose en el noveno lugar de los guardias, combinando ciudad (New York) y nombre más que actualidad, que lo tiene como jugador de rol en los Knicks. Otros que explotaron este año como Tyrese Haliburton o Darius Garland están en el octavo y décimo lugar.