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En un movimiento poco común en la NBA actual, Oklahoma City Thunder adquirió a Alex Caruso desde Chicago Bulls a cambio de Josh Giddey. Aunque Caruso no es el jugador más vistoso ni el máximo anotador, se consolidó como una figura fundamental en el equipo.. Su impacto fue especialmente valioso en un equipo joven como el Thunder, que compite en las Finales de la NBA 2025 contra los Indiana Pacers, buscando su primer título desde 2012.

En el segundo juego de la serie, tras una derrota inicial, Oklahoma necesitaba una victoria y Caruso dio un paso al frente. Si bien Shai Gilgeous-Alexander brilló con 34 puntos y rompió récords, fue Caruso quien elevó el rendimiento colectivo con su energía y defensa. Sumó 20 puntos saliendo desde la banca, su segunda actuación de ese calibre en los playoffs, pese a no haber alcanzado esa cifra en toda la temporada regular.

El entrenador Mark Daigneault elogió públicamente el liderazgo de Caruso, destacando su compromiso y ejemplo constante tanto dentro como fuera de la cancha. En un equipo sin experiencia previa en instancias decisivas, la influencia de Caruso ha sido determinante para forjar una mentalidad madura y competitiva. Su liderazgo no se basa solo en palabras, sino en acciones consistentes que han calado hondo en el vestuario.

Además, Caruso fue reconocido por su excelencia defensiva, integrando equipos All-Defensive en temporadas anteriores, aunque en esta campaña no calificó por número de partidos jugados. Su trayectoria, desde no ser elegido en el draft hasta convertirse en referente, es un reflejo de perseverancia y entrega. Más allá de su rendimiento individual, Caruso mantiene la mirada en el objetivo colectivo: construir una identidad ganadora, sin importar el momento de la temporada ni el rol que le toque desempeñar.