Lobito Fernández y un regreso muy especial al primer amor
18:44 02/11/2024 | El base argentino dejó atrás los problemas de salud mental que lo llevaron a dejar el básquet profesional dos años atrás y ahora disfruta en Italia de su vuelta con mucho aprendido.
El 23 de enero del 2022 había sido la última vez de Juan Manuel Fernández en una cancha. Si, aquel base que había seguido el camino de Pepe Sánchez en la Universidad de Temple y se sostenía como un jugador importante en el Trieste de Italia anunciaba su sorpresivo retiro a los 31 años por cuestiones de salud mental. En aquel momento se abrió en charla con Básquet Plus y contó todo lo que sufrió, llegando a pensar en lesionarse a sí mismo para no tener que jugar.
Sin embargo, en marzo de este año decidió regresar a ese amor inicial que fue el básquet en su vida. Ahora, poco más de dos años y medio después de haber pasado esos duros momentos, disfruta de su vuelta en Reyer Venezia de Italia.
-¿Cómo estás en esta vuelta? ¿En qué momento decidiste volver?
. No fue simple y no fue una decisión de un día para el otro, fue cocinada a lo largo de un tiempo. Fue a inicio de año que la semilla se me plantó. En realidad, yendo un poco más atrás, en un resumen de los dos años y medio que estuve sin jugar, inicialmente yo estaba muy quemado con el básquet y me metí a trabajar en otra industria, en una agencia de viajes en Estados Unidos y empecé un poco con el coaching que hago ahora, trabajé con una coach en ese periodo también. Y un año después del retiro, por curiosidad nomás quise entender o tratar de entender qué lugar ocupaba el básquet en mi vida en ese momento, porque hasta ahí no lo quería ver ni por tele. Ahí tomé la decisión de sumarme a una academia de básquet en Florida a entrenar chicos de 14 a 18 años. Y a los seis meses me empezó de nuevo a despertar algo que pensé que estaba muy apagado, o que incluso había olvidado. A través de estos chicos, me empecé a meter en algunas prácticas y algo de ganas me quedaba, sobre todo de ser parte de un equipo, de ir por nuevos objetivos y ese estilo de cosas que me faltaba. Y cuando esa semilla se plantó, empezó a crecer. Lo hablé, obviamente, antes de decidir nada, con mi esposa, porque iba a significar movernos de nuevo, solo no me iba a ir, era mover de nuevo a mi familia, a mis hijos ya más grandes. En marzo llamé a mi representante, Igor Crespo, y me dijo que si al toque. Igor me había ayudado a salir en su momento a salir y ahora me dijo, que me ayudaba a volver. Ni yo ni él no sabíamos cómo iban a reaccionar los clubes ni el mercado. Y por suerte empezaron a haber varias ofertas, sobre todo de A2 en Italia, hasta que apareció Reyer Venezia y así se fue gestando hasta que ellos no me firmaron hasta que yo no vine a hacer una prueba. Al final no hacía una prueba desde que tenía 15 años y me tocó hacerla ahí porque justamente querían ver que estuviera bien físicamente y que me pudiera mover y esas cosas. Así que ahí firmé y se concretó.
-¿Había algún miedo antes de esa prueba?
. Los miedos estuvieron durante todo el proceso y de hecho la decisión misma requería de mucho coraje, porque creo que las dos decisiones que tomé grandes fue la de dejar, porque me tiré al desconocido totalmente, pero era algo que necesitaba, y ahora también, porque era todo nuevo y muy diferente. Y sobre todo la decisión de volver a un nivel alto, intenso físicamente y de competición. Apenas decidí me puse a entrenar como si ya hubiese empezado la pretemporada para mí. Los miedos también van contrarrestados con el trabajo y la acción, el asegurarme a mí mismo que por lo menos en intención lo iba a hacer. Empecé con un preparador físico, empecé a entrenar en la misma academia donde trabajaba con entrenadores que me ayudaron a hacer técnica individual y me metí en los entrenamientos con los chicos, salvando las distancias. Y todo ese tipo de cosas me fueron dando un poco de confianza. La prueba sí, tenía un poco de nervios porque si bien me imaginaba que iba a ir bien por lo que había hablado, hasta que no firmara el contrato yo no iba a estar tranquilo. Entonces esa incertidumbre siempre un poco tuvo. También después de una década o más de carrera, uno aprende a gestionar ciertas emociones y a sobreponerse, dejando que existan, pero sabiendo manejarlas. Entonces lo viví muy tranquilo y disfrutándolo sobre todo el proceso.
- Imagino que lo tomás diferente y se disfruta un poco más desde lo que es lo lúdico, sacando obviamente que es un trabajo y lo competitivo.
. Totalmente. Acá hay un motivo muy grande, mucho más grande, que va mucho más allá de solamente volver a jugar e intentar ganar algo. Yo había perdido totalmente el rumbo y el disfrute en el momento en que dejé jugar. Estaba honestamente en un bajón muy grande y me propuse eso a la hora de volver. Si lo hacía, lo iba a hacer desde otra perspectiva, con otra madurez, y usando todo lo que la experiencia de estar dos años afuera me enseñó. Hoy puedo gestionar un montón de situaciones de manera diferente, teniendo muy presente la imagen completa del por qué vuelvo. Ahora me ha tocado ya en dos meses de temporada navegar situaciones difíciles personales y de equipo, porque empezamos perdiendo varios partidos. Y noto poder afrontar y encarar este tipo de situaciones de manera diferente a lo que por ahí lo hubiese hecho varios años atrás. Y eso es lo que más me queda a mí, ver la película completa, el propósito de mi vuelta a jugar y a dónde estoy apuntando, que es poder disfrutar de la experiencia más allá del resultado, intentando controlar las cosas que puedo controlar y seguir mejorando. Ese es mi objetivo final, el de sentir que puedo seguir dando pasos adelante, incluso a mi edad y con pocos años de carrera por delante.
-¿Qué te generó el hecho de que hubiera varios equipos interesados? ¿Te generó orgullo de decir, ‘hice las cosas bien antes o instalé mi nombre bien dentro de lo que es el básquet italiano’, que no es nada fácil para un aprendido tampoco en esas categorías actualmente?
. Me generó orgullo, un análisis que he hecho durante este proceso y que me enseñó el proceso es que lo más importante que uno genera a lo largo de su carrera es su reputación. Y eso va mucho más allá de cuántos campeonatos ganes o cuántos puntos promedios, o de tu performance per se en la cancha. Eso siempre ayuda, obviamente, a los mejores jugadores los consideran mucho más. Pero hay un montón de cosas que van atrás del rendimiento que crean la reputación de un deportista y que después en el ambiente se sabe. Y yo creo que después de haber estado dos años y medio parado, literalmente al otro lado del océano, sin tener un contacto constante con todas las personas que se hicieron sentir cuando yo decidí y comuniqué volver a jugar, para mí, en mi reflexión, hablaban de la imagen que yo había dejado cuando me fui. Y cuando volví lo hice cuidando las cosas que me llevaron a mí individualmente a estar como estuve cuando dejé. Ese era el cambio más grande. Y es sobre lo que estoy trabajando día a día. No lo veo como un proceso ya cumplido. Para mí es un trabajo constante, pero es parte del desafío.
-¿Cuándo caíste que habías vuelto a jugar en el primer entrenamiento, en el primer amistoso, en el primer partido que te cambiaste, en este que debutaste, en el que estaba tu familia?
. Me sentí de vuelta al primer partido oficial en Trento. Durante los amistosos no me pasó, durante los entrenamientos no me pasó tanto, tenía tantas cosas en la cabeza como el objetivo propio de ponerme bien, que no estaba pensando en la situación. Justo pasó que me desgarro junto antes de empezar la temporada y los primeros dos partidos los perdí. Ahí hubo un momento en la entrada en Calor donde me paré a mirar alrededor y tuve esa sensación de decir ‘¡Qué loco estar de nuevo acá!’. Y también porque justo estaban mis viejos visitando y se hicieron el viaje a verme jugar, porque sabían que era una ocasión importante, mi esposa y mis hijos estaban con ellos, y un primo mío que vive en Italia. Era una situación especial para los que saben bien por lo que pasamos. Era justo contra Trento de Toto Forray, entonces él también se me acercó a saludarme, todo ese tipo de cosas despertaron algunas emociones adentro que no había sentido hasta ese momento.
-¿Esas sensaciones se fueron cuando entraste a la cancha o las manejaste?
. Una vez que empezás a jugar te olvidas de todo. También es parte del proceso de aprender de la experiencia y de gestionar ciertas situaciones. Uno cuando empieza a jugar se olvida de todo, porque tenés que tener la cabeza pendiente de qué defensa hacemos en el pick and roll, qué jugada llamo o a quién defiendo.
- Encima sos base, si entrás desconcentrado te complica.
. Exacto, No lo hablé con los que juegan otras posiciones, pero a nosotros no nos queda otra que estar atentos. Siempre me pasa eso, que una vez que empezás a correr y a jugar, se pasa todo.
-¿La sensación era similar a la del día de tu debut como jugador e 9 de Julio de Río Tercero?
. Buena pregunta, no me acuerdo, fue hace tanto tiempo. Me parece que puede haber sido similar, pero al mismo tiempo muy diferente, porque es como que de joven tenés otras ilusiones, los nervios son diferentes, tenés otra energía. Es como que sos positivamente más ingenuo, cuando tenés 15, 16 años. Ahora, esta vuelta la viví mucho más desde la experiencia, saboreándolo todo un poco más y agradeciendo todo un poco más. O sea, creo que fue sensación similar, pero desde otro lugar.
-¿Te encontraste algo distinto en el básquet italiano después de dos años y medio?
. Si, no sé si es porque me falta ritmo de juego y físico o porque el básquet está evolucionando de esa manera. Creo que es un poco de las dos, pero me encontré con una intensidad física muy grande. También quizás porque la realidad es que el equipo que yo dejé, que era Trieste, al que me sumé ahora, Venezia, es un nivel más alto porque juega Eurocup, porque tiene otras competencias y otras ambiciones. Y eso conlleva que los jugadores sean mejores, sobre todo físicamente. Así que en los entrenamientos del día a día y sobre todo en Eurocup, en los partidos, me encuentro con jugadores de diferentes niveles técnicos, tácticos, pero todos muy elevados físicamente. Entonces, esa fue la diferencia más grande y creo que es un poco porque el básquet va para ese lado, es siempre más físico, más rápido, más intenso. Y otro porque a mí me falta ritmo de juego, que más allá de que yo haya entrenado solo desde abril, nada replica la intensidad de un partido a este nivel. Entonces es solamente cuestión de tiempo y de acostumbrarme de nuevo a estos ritmos.
-¿Qué se plantean en un equipo como Reyer Venezia?
. En realidad, la liga italiana un poco últimamente está estructurada con un escalón con Olimpia Milano y Virtus Bologna, que son los dos equipos de Euroliga que están a niveles de presupuesto y de jugadores mucho más arriba. De hecho, fue la final de los últimos no sé años. Y después hay un grupito de cuatro o cinco equipos que están ahí en la segunda fase de la cual intentamos ser el tercer equipo después de Milano y Virtus. Y ahí entra Venezia y después está todo el resto de la Liga que intenta entrar a los play-offs, a tener la mejor temporada posible, que eran mis objetivos en Trieste. Hoy estoy en un equipo que tiene ambiciones más altas, que tiene una cuenta pendiente en Eurocup, porque el año pasado no le fue muy bien, y que armó un roster de un presupuesto alto para lo que es esta faceta, este grupo de equipo, y que busca estar en ese tercer lugar después de Milan y Virtus. La realidad es que apuntás a quizá ganar una Coppa Italia donde le tenés que ganar un partido y después llegas a un playoff, a una semifinal donde obviamente es difícil ganar una serie de siete partidos contra un equipo fuerte como Milano o Virtus, pero bueno, es a lo que uno apunta llegar ahí.
-¿Y en lo personal qué objetivos te pusiste vos?
. Lo que hablé con el equipo fue que ellos estaban en búsqueda de un tercer base. Tenemos un base americano y un base italiano y después vengo yo de atrás. Con la idea de que yo tenga el tiempo de ponerme bien, de encontrar ritmo, y de que acá unos meses pueda ser parte de la rotación y agregar valor al equipo. Lo que pasó Es que tuvimos cinco lesiones de entrada a la temporada y los últimos tres o cuatro partidos me tocó jugar 20 o 25 minutos, que era impensado cuando firmé. Pero lo usé como una cosa positiva para acelerar mi proceso, juego y tengo un minuto y lo aprovecho. Mi objetivo es seguir mejorando. O sea, hacerme de la idea de que más allá de los dos años parados, de los 34 años que tengo ahora y de que no sé cuántos años me quedan de carrera, es el desafío personal de sentir que puedo seguir mejorando, de que cada semana tengo objetivos a ir a buscar en los entrenamientos y en los partidos, de que puedo agregar valor a este equipo, sobre todo cuando esté en cancha, pero también afuera, desde el liderazgo y desde el grupo, y encapsulando todo eso, volver a disfrutar de la experiencia más allá de los resultados. Ese es mi objetivo mayor. No quiero decir me pasó, pero lo que experimenté me ha dejado enseñanzas que en este periodo entendí que ayudan a otros deportistas y a otras personas también. Entonces también usar la plataforma para compartir un mensaje que me parece que puede ayudar. Así que estoy un poco en esa búsqueda general de todas esas cosas.
-¿Cambiaste algo como jugador? ¿Sentiste que estás en algo diferente dentro de lo técnico, táctico, físico? Porque tenés un rol muy distinto al que estabas acostumbrado antes.
. Hacía mucho que no tenía este rol. Creo que estoy mucho más tranquilo y sereno. Un ejemplo muy claro es mi relación con los árbitros, por ejemplo, con lo que yo tuve mucho, o lidié mucho el último periodo antes de retirarme y creo que venir influenciado por todo lo que yo estaba viviendo era como un escape para mí, la excusa de decir, bueno, me desquito por ahí. Yo noto una tranquilidad y una paciencia en situaciones con los árbitros, con decisiones del entrenador, con situaciones de juego que por ahí en otro momento me hubiesen sacado un poco de foco. Y hoy puedo vivirlo todo mucho más tranquilo y me parece que tiene que ver con un montón de cosas que he hecho, trabajado y experimentado en este periodo. Con respecto a lo técnico-táctico, no, el hecho de haber entrenado, sido entrenador, si bien era de jóvenes jugadores, te da un poco de perspectiva desde el lugar del entrenador. Te hace ponerte en el lugar del otro, literalmente. Y eso me da una apreciación por el trabajo que hace el entrenador y los asistentes diferentes, de scouting, de preparar los entrenamientos, de darle bola a todas las cosas de las cuales ellos están pendientes y que el jugador, en la burbuja del jugador, quizás no se pone a ver. Así que eso también me da otra perspectiva. Y con respecto al juego, estoy intentando volver a lo que era. No es que haya cambiado nada, sino que siento hoy que algunas cosas que me resultaban muy fáciles antes, ahora cuestan un poco más, y lo atribuyo a la falta de costumbre y ritmo de jugar a estos niveles. Así que eso va acompañado de mi objetivo de largo plazo de decir, bueno, esta temporada uso estos meses para ponerme bien y sentirme bien, sobre todo la segunda parte de la temporada, de decir, bueno, por lo menos puedo jugar como parecido a lo que sé que puedo jugar y sigo mejorando y siento que lo puedo hacer. Así que esas son más o menos las cosas. Creo que el cambio más grande es el cambio de perspectiva que me ha dado todo esto que viví en este periodo, que me ayuda, sobre todo anímicamente y emocionalmente, en muchos sentidos.
- La última pregunta de la nota anterior había sido ¿qué te devolvió el retiro? Vos me dijiste, tus hijos, el tiempo con tu familia en general. Ahora, ¿qué te devolvió esta vuelta?
. Lo más importante que me devolvió es hacer las paces con una parte de mí, mía, con la cual estaba peleado. Yo creo que hubo un periodo en que pensé que odiaba el básquet y hoy me doy cuenta que nunca fue así. El básquet fue una parte muy importante de mi vida y que lo va a ser más allá de lo que pase. Necesité este período de introspección y esta vuelta para hacer las pases con eso que había pasado. Aora puedo, en cualquier momento, y cuando yo lo decida, cerrar esta puerta en mis términos, no sentir que esa puerta fue cerrada por situaciones externas o circunstancias que no supe manejar. Así que eso me dio paz.
- Contaste que fuiste entrenador. ¿Te ves en ese rol cuando dejes?
. Es una pregunta que me hago todos los días ahora. Antes te hubiese dicho que ni en pedo hubiese sido entrenador. Pero descubrí algo que me entusiasmó mucho y que era ver el impacto que uno puede generar a través del compartir la experiencia vivida con una generación joven y ver el resultado de eso. El ayudar como a mí me ayudaron un montón de entrenadores a otros chicos. Más allá de que después lleguen o no, pasa por ayudarlos a crecer, sobre todo como personas, y usar el deporte como una herramienta de enseñanza. Eso me encantó. Pero bueno, también me intriga la posibilidad de entrenar profesionales o jugadores de nivel más alto. Lo único que no tengo en claro es cuántas ganas voy a tener, no solamente yo, sino mi familia, de seguir con este estilo de vida que es bastante desgastante. Y sé que la vida, Lo sé ahora, lo sabía antes a través de mi papá y ahora lo experimente, que la vida del entrenador es el doble o el triple desgastante que la del jugador, porque hay un montón de cosas 24-7 que pasan y que uno tiene que analizar y hacer. Entonces, en la balanza es como que hay mucho que me intriga para bien y hay cosas que me dejan con la duda. Y obviamente, como siempre, no van a ser decisiones que yo tome solo. Es mi familia. Por lo menos hasta que mis hijos crezcan y tengan su mayoría de edad. Está en la lista de posibilidades, pero hoy no lo sé.
Alejandro Malky / [email protected]
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