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Se cumplen 30 años de un momento que hacía parecer que la imagen de Michael Jordan jugando en la NBA no iba a volver a verse. Chicago Bulls retiraba su dorsal número 23 y le hacía una estatua al que ya era el mejor jugador de su historia (y todavía le quedaba mucho por ganar).
 

Un tiempo más tarde Jordan volvió pero no usaba la mítica 23 sino que tenía la 45 que vistió en su equipo de béisbol y la trajo a la NBA en honor a su papá, volvió a cambiar su número 23 después de unos pocos partidos. Cuando habló al respecto, Jordan explicó que se sentía más cómodo con el 23 que con el 45. Aunque su motivación inicial para jugar con el 45 estaba relacionada con su padre, el 23 era su número.

"Es parte de mí. El 23 soy yo. Así que no intenté ser otra cosa. Aunque sé que mi padre nunca me vio jugar con el 45, el 23 es algo con lo que realmente me siento cómodo, y esa es la razón por la que volví a él", explicó MJ. Luego de eso lograría ganar 3 campeonatos de la NBA y MVP de las Finales, dos trofeos de MVP en la temporada regular y 5 apariciones en el All-Star, una animalada.