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A 20 años del oro olímpico

Rubén Wolkowyski: “El oro olímpico es algo increíblemente grande”

20:07 21/08/2024 | El Colo, uno de los grandes referentes, repasó con Básquet Plus todo el trayecto hasta la medalla dorada y analizó los por qué de esa Generación que hizo historia.

El colo, uno de los grandes referentes del oro olímpico

Rubén Wolkowyski fue uno de los conectores de la Generación Dorada. Junto a jugadores como Ale Montecchia o Hugo Sconochini, era de los más grandes y fue el nexo entre generaciones con la anterior compuesta por grandes como Marcelo Milanesio, Pichi Campana y tantos más. Por eso su visión es tan valiosa para rememorar la gran gesta del básquet argentino en Atenas 2004.

- A pocos días de los 20 años de la medalla de oro, ¿qué es lo primero que se te viene a la cabeza?

. No parece que pasaron 20 años. Lo sigo viviendo y sintiendo algo muy lindo que no nos ocurrió a nosotros, sino a Argentina a nivel olímpico con algo tan importante como una medalla.

- Pensando en los Juegos en sí, ¿qué es el primer flash que se te viene a la cabeza?

. No se si hay algún video de eso. Antes del partido con Estados Unidos empezamos a saltar y Chapu empezó a saltarle a Duncan en la cara, y él como diciendo ‘qué le pasa’. Eso es lo primero que me viene siempre, lo que vivíamos en ese minuto antes de entrar a jugar.

- Hay 12 recuerdos distintos, tienen un sentimiento distinto en cuanto a los juegos. El tiempo hace que hasta a uno mismo le cambie el recuerdo, pero cuando llegás a Atenas con el equipo, ¿creías que iban a ser campeones olímpicos? Porque la previa no fue tan buena, habían tenido una buena Diamond Ball pero no tanto en los demás juegos.

. No. Si teníamos otra cabeza, teníamos otra mentalidad. Cuando entramos contra Estados Unidos en 2002 fuimos a ver hasta dónde podíamos llegar. Y cuando nos fuimos de Estados Unidos nos hicimos la promesa de jugar la final de Atenas 2004 después de perder con Yugoslavia. Entonces, si bien en la preparación los resultados no daban, fue la preparación física más fuerte y dura que tuvimos. No importaban los juegos de preparación, entrenábamos a la mañana como si no hubiera mañana. Entonces íbamos a los juegos y no era ganar, la mentalidad de Rubén estaba puesta en nuestro torneo principal era Atenas. Por ahí nunca se supo, pero yo me desgarré en el último partido contra España por la sobrecarga de entrenamientos. Rubén me preguntó si me quería ir y yo le dije que me quería quedar si me dejaba. Y jugué igual por la preparación física de antes. Más allá de que cada uno que va a un Juego Olímpico lo hace para tratar de lograr algo importante, pero una medalla de oro estamos viendo que pasan y es super dificil. Son muy pocos los que están marcados que van a pelear, esa seguridad. A mi no se me cruzaba ganar, una medalla queríamos pelear, pero cuando se dio el oro era tanto el hambre que se dio por eso.

- Vos venías del proceso anterior y eras un poco el nexo, de hecho con Fabri Oberto estuviste en Atlanta 1996, eran muy chicos en ese momento haciendo la transición de la generación anterior que era muy talentosa y no llegó, y esta nueva que el subcampeonato del mundo los puso en otro terreno. ¿Creés que eso fue un aliciente para la nueva?

. Empieza a haber un cambio. Jugar con la selección, jugar afuera, el entrenamiento y el mejorar día a día y ese hambre de competir en el entrenamiento este grupo lo tenía y en el anterior no existía esa competencia sana interna para que el entrenamiento fuera bueno. Salir que te dolía la vida en el entrenamiento sabiendo que mejorabas al equipo, no había ese disfrute y esa conexión que hubo con este grupo. El otro fue un tremendo grupo, grandes jugadores, pero yo creo que es una década antes con una mentalidad diferente de cómo se veía el básquet en ese momento, inclusive hoy se ve diferente al de esa época. No se si funcionaría lo que nosotros hicimos ahora, por ahí no. Es totalmente diferente la mentalidad de un equipo y otro a la hora de trabajar.

- ¿Y de dónde surge lo del entrenamiento? Porque uno podría decir del entrenador, pero Rubén también había estado en el proceso anterior. ¿Hay un jugador que empujó al resto, es espontáneo, es un cambio de época? Porque me acuerdo que en esa época la generación era muy proclive al entrenamiento físico.

. Pero no tenía tanta injerencia en el equipo. Fijate que Fabri entra con nosotros en el Panamericano 1995 pero se hace fuerte en Grecia en 1998, que empieza a explotar, pero no había esa conexión de equipo. Por ahí no tiene nada que ver con el básquet, pero en una noche libre con el equipo anterior cada uno se iba a comer separado, acá los 12 nos íbamos a comer juntos. Había una conexión diferente, una mentalidad diferente. Rubén no tenía tanta injerencia en el proceso anterior como la tuvo con este grupo. Me acuerdo en Colón que dijo ‘basta, paramos’, pero cortamos, nos abrazamos y nos fuimos cagándonos de risa de la intensidad que metíamos. Yo nunca lo vi eso en otro grupo.

- Para vos era tu salsa, porque a vos siempre te gustó.

. Yo siempre tenía encontronazos en los equipos porque entrenaba como iba a jugar, entonces si el jugador no venía fuerte se lastimaba. Yo iba fuerte para que yo y el contrario se acostumbraran. Yo, ni hablar Chapu, Fabri, Luifa. La primera vez que recibimos a Luifa fue en Neuquén, cuando entra en un entrenamiento. Me defiende a mí, me quiere agarrar, me corrí y se mató, anotamos, le di la mano y la bienvenida al equipo. Esa onda siempre estuvo. Nunca había de mala leche, se jugaba fuerte para mejorar.

- Para vos ese grupo con vos, Hugo, el Puma, eran de otra generación, ¿les fue fácil engancharse con el grupo de Manu, Pepe, la clase 76-77-80 con Luis?

. A mi si porque tuve contacto de jugar con ellos con equipos, entonces nunca me sentí el viejo. Me sentí uno más de ellos, si bien la camada de ellos era la fuerte que sumaba para que el equipo sea mejor, me sentí uno más de ellos. Hubo una conexión increíble. En la época que no existían los teléfonos, nos escribíamos por mail porque nos extrañábamos. En mi vida pasó en ningún equipo.

- ¿Y a esa parte le encontrás una explicación?

. Creo que el sentimiento por dentro lo teníamos los 12. Por ahí Luifa dice que cada uno vio las olimpiadas de diferente forma, pero luego por dentro teníamos algo que todos lo teníamos, esa conexión interna de ir juntos sin aflojar. Es mucho más fácil para un entrenador conseguir que el equipo tenga eso, porque solo te tenés que dedicar a entrenar y mejorarlo porque la unión ya viene por dentro.

- Es algo similar a los campeones de 1950, que mantuvieron la amistad toda la vida.

. Nosotros nos llamamos hermanos de camiseta. Creo que esa conexión va a existir siempre, nos vamos a juntar dentro de poco y estamos todos desesperados por eso, no logramos juntarnos todavía los 12 que estuvimos en Atenas.

- Es curioso que ese equipo que tuvo tanta comunión está repartido por todo el mundo, que es un tema de conversación entre ustedes.

. Porque se siente cómodo cada uno en un lugar diferente, entonces se siente cómodo donde jugó, vivió y qué mejor que tener la edad que tenemos y estar donde podemos estar tranquilos, disfrutar, vivir la vida como realmente hay que vivirla y sin preocuparte por otras cosas.

-¿Te acordás cuando te enteraste que Serbia y Montenegro era el primer partido?

. Si, fue lo primero que hablamos para tener nuestra revancha. Nos había quedado la pajita en el ojo.

-¿Hay 12 recuerdos distintos de ese partido?

. A parte de la palomita de Manu, que va a ser como la mano de Diego, me acuerdo lo friccionado y lo que se raspó en ese partido. Fue muy duro, fue malo el partido porque nos pegamos mucho. Había recuerdos de ambas partes de Indianápolis.

- Ahora a la distancia, ¿en 2004 eran muy distintos al 2002 en cuanto a enfrentarse a rivales como Yugoslavia primero y Serbia y Montenegro después?

. Mentalmente la experiencia del 2002 nos hizo a nosotros más fuertes de la cabeza. En 2002 éramos un grupo de perros que sacabas del departamento y corrían para todos lados porque jugábamos así de presionar, correr y pasar por arriba por la intensidad que teníamos. En 2004 ya éramos más pensantes, jugábamos más a lo que queríamos jugar. Esa experiencia nos hacía tomar mejores decisiones, que nos llevaron a la final en un Juego Olímpico que fue uno o dos niveles más arriba de lo que fue el 2002.

- ¿Participaron de la vuelta de Hugo al equipo?

. No, creo que Hugo no se iba a ir. Conociéndolo a él y la union que tenía con el equipo, necesitaba que Rubén hable con él para limar algunas cosas que seguramente había entre ellos. Pero él se sentía parte del equipo y nosotros lo sentíamos parte. Hubiera sido muy duro que no esté él, pero nunca sentí que se iba a ir del equipo.

- ¿20 años después, tiene más o menos peso ese triunfo contra Serbia?

. Fijate lo que es la mentalidad de ganar el primer partido. Nosotros ganamos y jugamos la final, y Serbia terminó ante último. Posiblemente todo lo que se venía masticando del 2002, otro golpe igual posiblemente nos dejaba afuera también porque nuestra cabeza no hubiera aguantado esa presión. Pero para mi fue fundamental haber ganado ese partido, porque nos reivindicó sobre el equipo que nosotros creíamos que tendría que haber ganado el Mundial en un nuevo partido. Era clave ganar ese partido.

- Suena exagerado, pero estuvo casi a la altura de ganarle a Estados Unidos en 2002 en cuanto a la significancia que tenía ganarle a Yugoslavia que ganaba todo, era el Dream Team FIBA.

. Era el mejor equipo que existía después de Estados Unidos y siempre lo fue porque lo venían marcando hace mucho. Años atrás, enfrentarte a Yugoslavia era imposible ganarle. Era como enfrentarte a Estados Unidos. Y nosotros vinimos acá con la experiencia de decir ‘estamos para ganarles’, lo que te cambia la cabeza y la experiencia y un torneo. El antes y después para encarar algo tan importante como la olimpiada.

-¿Cuál es tu versión de la palomita?

. Yo pensé que no llegaba. Cuando miro el reloj y sacan la pelota con Puma, pensé que la tenía que tirar porque no llegaba. Y no se en qué momento le llega la pelota a Manu y la tira. Yo lo vi de frente al Puma. Esas cosas las puede hacer Manu nada más.

-¿Eso cómo incidió en el resto del torneo?

. Eso fue super positivo para nosotros porque le ganamos al que nos ganó la final del mundo, candidato a medalla. Eso nos dio un plus y un aire donde los demás equipos vieron que seguíamos fuerte, entonces seguro nadie se quería cruzar con nosotros. Fue lo más positivo que ocurrió lo de Manu creo que enderezó más la historia de lo que íbamos a la olimpiada.

-¿Después de ese día, qué sentías que pasaba con sus rivales en la villa para con ustedes?

. No en ese día, en el Mundial cuando le ganamos a Estados Unidos todo el mundo cuando llegamos al hotel nos aplaudieron, ya sabíamos quiénes éramos, antes no sabían ni quiénes éramos. Cuando pasó esto, ya la mayoría de los atletas nos saludaban, se sacaban una foto, querían participar por ser un equipo que iba por algo alto. El respeto cuando ganas te da un respeto dentro del deporte olímpico que es algo muy lindo.

- Varios de ustedes tenían status individual, habían jugado en las mejores ligas del mundo. De hecho, había muchos excompañeros en otros equipos. Pero parecía que faltaba que hicieran algo como Argentina para que ese respeto fuera hacia Argentina.

. El otro partido clave no fue el de Estados Unidos, fue el de Grecia. Con 20 mil griegos, que son peores que nosotros como público, era una presión increíble y fue el partido que nos ayudó a dar un paso arriba como equipo para ir por la medalla. Era una de las pocas veces que el equipo estaba perdiendo y tenía que sobreponerse para ganar, que es donde aparece Walter y hace las cosas que hace él. Eso es lo que tenía el equipo nuestro, siempre había uno que daba algo para que el equipo salte.

-¿Y cómo tomás el partido con España?

. Con España ocurría algo que nunca le podíamos ganar. Es el equipo más difícil, que nos hacía jugar mal y no podíamos ganarles. Pero después los partidos son diferentes, fíjate que España pierde con Estados Unidos cuando parecía que iba a ganar por 30 y España nos gana a nosotros, pero porque no podíamos descubrir cómo ganarles porque hacía las cosas de una forma parecida y nos terminaba ganando sobre el final. Ellos no nos permitían muchas cosas, tenían cierta ventaja en algunos momentos para ganarnos.

-¿Te preocupó perder contra Italia? Porque todos coinciden que hasta ese momento no habían jugado muy bien en general.

. El partido contra Italia, hablando con el diario del lunes, se rotó mucho al equipo. Creo que por ahí Rubén como entrenador lo vio como un descanso porque el partido más importante era el que viniera del cruce. Si se ganaba mejor, pero si se perdía no pasaba nada porque ya estábamos adentro. Hoy como entrenador no iría a perder, pero si hago que todo el mundo descanse para cuando empiecen los partidos importantes estar mejor de piernas, bienvenido sea. Nunca lo hablé con Rubén, pero es algo que siempre lo pensé y me imaginé que sucedió. Con el tiempo pienso que hay que hacer lo mismo, no ganar todos los partidos por 40, sino pensar que están los cruces que son los que te van a llevar a la posición de ir por el campeonato.

-¿Cuándo entrás a la cancha para jugar con Grecia, sentís que jugaban por medalla o había dudas? Porque era el peor cruce posible por fuera de Estados Unidos por ser el local y un tremendo ambiente.

. Cuando empezamos el partido no entraba un alfiler en la cancha de la gente que había. Teníamos que nos sobreponíamos e íbamos para adelante, esa mentalidad bastante positiva. Habíamos perdido pero no nos quedamos con Italia, sabíamos que teníamos el primer cruce y ya entendíamos que nuestro primer partido importante para la medalla era ese. Antiguamente perdía un partido y nos lamentábamos. Eso es lo que el equipo hacía fácil, sobreponerse rápido y jugar contra un Grecia que venía muy bien, pero sacamos a Waltercito que siempre lo recalca (risas).

-No recuerdo en todo el desarrollo de la Generación Dorada nunca haberlos visto superados por el ambiente, el clima, un rival que los lleve puestos, salvo los dos minutos finales de la final del 2002, que casualmente no estaba Manu. Para vos, ¿qué era levantar la cabeza y ver al 5?

. Una solución. Manu era el ancho de espada, después cada uno tenía un rol importante por eso es un equipo. Pero tenerlo es jugar para él porque tiene mucha facilidad y que él nos hiciera jugar a nosotros. No es que Manu le dabas las 20 pelotas y te tiraba todas, hacía jugar. He visto también muy pocos jugadores con la capacidad de Manu y que defienda lo que defiende Manu. Eso lo hacía muy completo. Manu es el jugador que si estaba bien en el 2002 no perdemos. Con Manu, nosotros ganábamos fácil por 15 la final con Yugoslavia, no tuvimos el jugador para terminarlo de quebrar.

- Hablando del tema egos y equipo, ¿cómo resolvieron el tema de los intereses personales vos, Luifa y Fabri?

. Sabíamos que era la rotación que necesitábamos porque nadie aguanta 30 minutos a ese nivel. Necesitábamos también la rotación del banco para que mantenga arriba al equipo. Si entraba Luifa a mi no me molestaba porque teníamos que seguir.

- Cuesta encontrar un tridente que se complementara tanto. Porque vos eras un pivote que tiraba.

. Eso ayudaba mucho a que juegue con los dos. Al abrirme a tirar le daba juego abierto a los dos para que jueguen más suelto. Son cosas que ayudan a mejorar como equipo en una instancia tan importante como una olimpiada.

- Técnica a Chapu, 10 abajo, sale pateando todo…

. A veces una reacción de esas cambia la perspectiva del árbitro de lo que pasa con tanta gente gritando y lo que se está jugando. Es un click para el árbitro, el equipo, porque Chapu como te contagiaba estar adentro de la cancha de ir a pelearse, chocarse, después el equipo saltaba cuando se ponía loco. Teníamos que estar juntos, ahí no había egos. Nunca sentí que hubiera egos para nada, nunca. Éramos 12 jugadores de diferentes equipos, pero cuando entrábamos a la primera reunión de la habitación la mochila del ego se quedaba afuera. Siempre poníamos al equipo delante de cada uno. Eso es lo más lindo que hay.

- Cuando entra Walter después de esa técnica a Chapu, con honestidad, ¿no dijiste ‘Rubén está loco’? porque no había jugado casi.

. No es que había un jugador que desentone del nivel con otro. Si salía Manu entraba Carlitos, que era más joven pero tenía un talento que jugaba increíble, y Walter menos. Ese momento se dio la técnica para que entre Walter. Las cosas por algo pasan. Rubén la vio, si me decís, cuál es el jugador que va a jugar, atacar y romper más el sistema, ese era Walter. Estaba todo tan cerrado que Walter hizo lo que funcionó, contra Estados Unidos también. Por eso siempre recalco la parte de tener 12 jugadores que trabajen para el equipo, porque cada uno tiene que poner lo suyo para lograr algo.

- Después de Serbia se sacaron la mochila del 2002, ¿después de Grecia se sacan otra o sentían la obligación de ganarle?

. Eso nos da una inyección de otra vez ponernos arriba. Ganamos un partido muy complicado que sabíamos que estaba complicado. Terminó el partido y nos subió un escalón más arriba en cuanto a la confianza y a lo que hacía el equipo. Ganar ese partido fue casi hasta más importante que el de Estados Unidos porque no sufrimos tanto. Si bien era Estados Unidos, para mi lo llevamos más fácil. Contra Grecia se había trabado la máquina y Walter la destrabó. Pero cuando terminó el partido volvimos a ser nosotros y creer en lo que realmente estábamos haciendo.

-¿Se juntaban para hablar de lo que estaba pasando?

. Estábamos todo el día juntos. Hablábamos a veces de jugadas, pero lo teníamos tan claro cómo jugábamos y nos entendíamos, nos conocíamos. Teníamos a Rubén que no nos dejaba pasar ni una. En 2002 cuando le ganamos a Estados Unidos entramos al hotel que parecíamos los Rolling Stone, y nos metió debajo de la mesa de un sopapo al toque. Nos llevó y nos puso el pie arriba, y el equipo siguió. Ya teníamos la experiencia y sabíamos que teníamos que seguir y se venía Estados Unidos. Entendimos que no nos teníamos que relajar, Rubén nos enseñó eso.

- Con una mano en el corazón, ¿preferían a Estados Unidos antes que España?

. El cuco nuestro era España. Era imposible ganarle. Está bien, era un partido diferente y por ahí podíamos haberle ganado, no se lo que hubiera pasado. Pero el gustito más lindo es jugar contra el Dream Team, esa sensación de jugar contra el “mejor equipo” que se forma en cada torneo, es un plus diferente que te corre por dentro. Ya no es miedo e ir a sacarte fotos como antes, es ya ir a demostrarles que realmente se les puede ganar. Jugamos muy bien el partido ese, Manu fue increíble, entonces cuando tenés jugadores de la talla de él y responde, vas para arriba.

- Estoy absolutamente convencido que jugaron mejor ese partido con Estados Unidos que el del 2002 porque lo manejaron todo el tiempo.

. Por eso hablaba de la experiencia de un partido al otro. Lo que presionábamos en 2002 y salíamos rápido. Acá agarramos la pelota y jugamos más tranquilo para los que teníamos que jugar. Pepe marcaba lo que tenía que marcar y sabíamos que teníamos que jugar a eso. Después si había juego de equipo, la visión, el pase extra, el jugar para el que está solo. Y cuando tenés jugadores con talento pero que juegan para los demás, se hace imposible defender a los cinco.

-¿Imaginaban la posibilidad de perder con Estados Unidos, o no tenían esa duda?

. Voy a ser sincero, y no es de agrandado. En esa época nunca sentíamos que íbamos a perder un partido. Confiábamos tanto en todo lo que tenía alrededor y lo que se hacía, que no se me cruzaba perder. Era como que sabíamos que podíamos ganarlo. No era esa mentalidad negativa. No se nos ocurría por el nivel de juego colectivo, porque en lo individual lo teníamos, pero cómo se ensamblaba el equipo, era increíble. Tantos equipos que jugué, pero el sentimiento de conexión con ese equipo nunca lo tuve.

-¿Te acordás lo que te pasó a vos después de ese partido?

. 30 segundos antes del final del partido me mete Marbury el dedo en el ojo y yo pensé que me había roto todo el ojo. Yo me había operado los ojos un año antes. Una anécdota, con el oftalmólogo Cánepa que me había operado, que estaba viendo el partido, cuando vio eso llamó al que se lo enseñó en Grecia por si yo lo llamaba para que me viera y supiera lo que me había hecho, un crack. No me llegó a meter el dedo adentro, pero lo que recuerdo es eso, el dolor, Pepe queriendo pelearle por eso, y automáticamente vino la sensación de que teníamos una medalla. Pero así y todo, cuando entramos al vestuario nos recordamos la promesa del 2002 que fue jugar la final de las olimpiadas y no queríamos volver a tener esa sensación de que cuando perdés parece que hiciste todo mal.

- Cuando ustedes se van de la cancha, ¿se te cruzaba por la cabeza perder la final?

. A mi no. Porque habíamos jugado contra Italia y descubrimos muchas cosas de las que dependían. Entonces cerramos dos o tres cosas importantes que tenían y se les complicaba jugar. Ellos no tenían el Walter que rompió el esquema con algo que no había pasado en el torneo. Después el partido fue solo y lo llevamos bastante tranquilo. Teníamos la sensación de que de que haciendo dos tres cositas nos ibamos arriba y acá no fue Walter, fue el puma, Luis también. Es lo que tiene que tener un equipo completo que pueda anotar cualquiera o que todo el mundo está dispuesto a hacer lo que necesite.

-¿Qué tamaño tiene el oro hoy?

. Hoy ya de por sí se demostró que es muy difícil clasificar a una olimpiada y ser oro olímpico es increíblemente grande, es único. El deportista que lo vivió sabe la sensación que tiene eso como todo lo que hay que vivir, todo lo que hay que hacer para lograr eso. Porque a veces todo el mundo ve la medalla, pero todo el camino recorrido no lo ve nadie, nadie lo sufre,nadie lo ve entonces hay un trabajo muy grande el que hay que hacer para para poder conseguir eso.

-¿Qué mérito le das a Rubén?

. El 50%, el otro 50 es culpa nuestra. Sin él no sé si hubiéramos logrado lo que se logra. Nos enseñó nos marcó el camino, cada momento que tuvo que gritar, momento que tuvo que enseñarnos por toda la experiencia que él tenía con selecciones de ser asistente. Yo lo conozco a desde las elecciones inferiores, las vio todas de atrás. Tener una persona que realmente tiene esa experiencia ayuda a que vos lo escuches para un bien común.

-¿Qué son los otros 11 hoy para vos?

. Mis hermanos de camiseta. Jugué no se en cuántos equipos y con cuántos jugadores, pero que me marquen en mi vida y que yo pueda decir que estoy orgulloso de eso, ninguno como este.

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Fuengirola, España
En Twitter: @basquetplus

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