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Aunque el Juego de las Estrellas siempre tiene como objetivo inicial divertirse, de acuerdo a quién sea el protagonista, no siempre es posible. La primera vez, un compañero con mucha trayectoria, un tiro que define ganar o perder... esa diversión a veces se convierte en presión, y entonces la alegría no es tanta. 

Anoche, en el Juego de las Estrellas, por primera vez se mezclaron en el partido central jugadoras con jugadores. En el equipo Negro, dos consagradas como Meli Gretter y Agostina Burani, y en el Blanco, dos jovencitas, Luciana Delabarba y Florencia Chagas. 

Chagas, centro de atención de la prensa argentina cuando en abril pasado fue elegida en el draft de la WNBA por Indiana Fever en la tercera ronda, mostró dos caras. Sonrisitas y sensación de estar conmovida por compartir equipo con jugadores ya consagrados como Nico Romano o Mauro Cosolito. La otra, voraz competitividad y caradurez para tomar los tiros que le dejaban, sobre todo cuando empezó a meterlos. 

Florencia, de un enorme talento y capacidad de fundamentos, clavó su primera bomba en el Juego a los 20 segundos de partido y otra poquito después, para sumar tres al finalizar la primera mitad de 10 minutos. En el segundo y último tiempo, metió dos rapidito (solo había errado uno hasta aquí), y parecía que con esos 15 puntos y 5 bombas se conformaba. 

Entonces se llegó al minuto final y Florencia explotó: 3 triples más, sin fallos, para totalizar 24 puntos, con 8 bombas en 10 intentos, y ganarse sin discusiones el premio al MVP de la noche. Primera participación en el partido central, primer MVP y todo el futuro por delante. La piba de Moreno, con 20 años, este año o el que viene o cuando sea, llegará y será la primera argentina en la WNBA. Con esa decisión, difícil que eso no ocurra. 

Video: Minuto para las pibas