Basquetplus.com

Fabricio Oberto había llegado a Europa al gran Olympiacos de Grecia, pero entre problemas con su agente y sus ganas de ir a la NBA, decidió dejar el básquet por seis meses y se volvió a su casa en Las Varillas

En el programa Cada Noche de TV Pública, el cordobés contó: “Había perdido la conexión con el juego. Iba a entrenar, tiraba un tiro, dejaba la pelota y me iba”. A partir de ahí, pasando por psicólogos y psiquiatras, el argentino decidió volver a jugar fue contratado por el TAU Cerámica, pero sus vaivenes emocionales y sus dudas no le permitían adaptarse.

“Me llevaban una vez por semana al psicólogo o al psiquiatra porque había momentos que agarraba el bolso y me quería volver a argentina”comentó el cordobés.

Pero hubo un compañero que lo ayudó muchísimo a salir de esto, Juan Espil. El escopetero le ofreció su ayuda de gran manera desde el primer momento. “En el primer viaje voy a Badalona, jugamos y nos quedamos ahí. Esa noche armé el bolso y me iba. Entonces Juan me agarró y me dijo que me iba a vivir con él”.

Estuvo cerca de dos meses viviendo con el alero bahiense. “Movió a las hijas a otra habitación y me quedé a vivir ahí. Él y la familia fueron tremendos, porque era una persona que entendía lo que me pasaba y me adoptó como un hijo”.

Poco a poco Oberto mejoró en su estado anímico, al entrar en la dinámica de competir y jugar seguido y pudo salir adelante. Juan Espil, el salvador de Fabricio Oberto.