F4 2024

Berlín recibe a la élite del continente: se define la Euroliga

11:27 24/05/2024 | Panathinaikos-Fenerbahce en primer turno y Real Madrid-Olympiacos en segundo se enfrentan por un lugar en la definición del domingo. Dos argentinos presentes: Facu Campazzo y Luca Vildoza.

Comienza a definirse la Euroliga en Berlín (Fotos Euroliga)

Después de 7 meses y poco más de competencia, la Euroliga 2023/24 llega a su resolución con dos semifinales de jerarquía que tendrán a cuatro clubes con extensísima trayectoria en lo mejor del básquetbol europeo, sobre todo en los últimos 20 años. Llega el último campeón (Real Madrid), el último finalista (Olympiacos), el más ganador de este siglo (Panathinaikos) y la última gran irrupción de la pasada década, el Fenerbahce turco. De lujo.

Todo eso condimentado por situaciones que se fueron dando de forma casual, como la presencia de los dos monstruos griegos en diferentes llaves, con la posibilidad latente de que por primera vez haya una final entre ellos, algo que se comprueba con la presencia de griegos por las calles de Berlín, más una enorme cantidad de prensa de ese país, como nunca antes. También que haya un choque greco-turco, pero encima con la particularidad de que al Panathinaikos griego lo dirige un turco (Ataman), pero que salió dos veces campeón con el Anadolu, la contra del Fenerbahce. 

Otro toque de morbo lo da que en la semi se vuelvan a chocar Real Madrid-Olympiacos, los finalistas del año pasado, que protagonizaron un cierre memorable, con aquel tiro volado de Sergio Llull sobre Moustapha Fall (2.18), para ganar el partido con poquísimos segundos en el reloj. Y también es un buen detalle el retorno de Panathinaikos a una F4 después de muchos años (no estaba desde el 2012), siendo el más ganador de la era moderna (6 copas entre 1996 y 2011). 

Yendo al primer juego, Panathinaikos llega a donde tenía que llegar de la forma en la que debía hacerlo. Ya lo hemos comentado anteriormente. A Ergin Atama, su coach, lo contrataron con un asterisco que decía: hay que jugar la Final Four, y él lo firmó. Durante meses luchó contra bajos rendimientos, lesiones y otros contratiempos, además del lógico acomodamiento a un entrenador y a un roster nuevo, liderado nada menos que por el viejo ídolo de los odiados vecinos: Kostas Sloukas.

Pues bien, tómelo o déjelo, pero Ataman hizo cambios, colgó a varios jugadores sin pensar en si eran de contratos altos o no (lo hizo con Vildoza, con Juancho, con Balcerowski, etc) y se apoyó en los que confiaba porque le rendían: obviamente Kendrick Nunn, la figura del equipo desde su llegada, Mathias Lessort, el guerrero en la pintura, el crédito local Mitoglu, que le ha dado más que Hernangómez y por eso le sacó el lugar, y obviamente el propio Sloukas. Más el lituano Grigonis, aunque un poco más atrás. Los demás van y vienen de acuerdo a cómo rinden en cada partido. 

Ataman logró sacarlos del pozo, darles confianza (a algunos, a otros se las sacó), y ponerlos en el Uber Arena esta tarde con la idea de que pueden ser campeones. "El entrenador es el entrenador -nos decía Nunn ayer-. No salimos con él afuera de la cancha, pero luego fuimos avanzando con las prácticas y los juegos. Y estamos bien. Llegamos en nuestro mejor momento basquetbolístico del año, unidos, con buena química". 

Si hablamos de experiencia, de todos modos, salvo la de Ataman y la de Sloukas, este grupo griego no se caracteriza demasiado por eso, más allá de carreras largas (más largas que importantes), como la del propio Juancho o Papapetrou, otro que pegó el salto, aunque hace ya mucho, de Olympiacos a Pana. De todos modos, pese a no haber jugado nunca antes Euroliga, Nunn es de los jugadores que parecen hechos para esto. Habrá que ver cuánto le pesa a Lessort y cómo responden en conjunto ante la dificultad. 

Fenerbahce, aunque aparece como el que menos tiene para perder, es un grande que, estando en la F4, no se resignará a ser partenaire. Lo de menos para perder tiene que ver con que entró cuando parecía que se le había pasado su chance ante Mónaco, porque luego de un arranque prometedor con Itoudis tuvo una debacle muy marcada que parecía que haría que la temporada estuviera perdida, pero con la llegada de Jasikevicius recuperaron la autoestima y aquí están. ¿Cómo obviarlos?

Los turcos tienen seguramente la mejor defensa de esta Final Four y con eso aspiran a trabarle los caminos al cesto al Panathinaikos. Podría decirse que será un juego donde dos grandes estrategas (sus entrenadores), tendrán una batalla aparte, y donde se verá mucho efecto y contraefecto, más allá del talento individual, donde Fener tiene bastante repartidas las responsabilidades ofensivas (Wilbekin, Hayes Davis, Motley, Guduric, Dorsey). En esta primer semi, al menos, la defensa parece ser la clave principal. 

En el segundo turno, dos que se han cruzado varias veces en Final Four en la última década y media, siendo el equipo griego el gran terror español hasta que Chapu Nocioni cortó el maleficio en el 2015 en Madrid, llevando al Real a su primera copa en 20 años. Hoy es todo muy distinto. Los españoles, vigentes campeones, tienen un nivel de confianza superior al resto de los participantes, si bien quizá ha tenido mejores momentos en otras etapas del año. Durante la primera mitad, por ejemplo, pareció imbatible, perdiendo 2 juegos en más de 30 entre Euroliga y ACB. Después cedió la punta en España y en Europa, ya con el 1, también bajó de nivel, pero se recuperó a medida que iban llegando a estos meses de definiciones. 

Analizar al Madrid es relativamente sencillo. Es un equipo donde prevalece la explosividad y dominio del juego y de los ritmos de Campazzo, el juego aéreo ofensivo y, sobre todo, defensivo de Walter Tavares, que favorece todo el esquema que armó Chus Mateo de mitad de cancha para atrás (y que Poirier reemplaza en su tiempo en cancha con muy buena eficiencia también), con dos perimetrales demoledores en talento ofensivo, como Hezonja y Musa, y con una segunda escuadra que demuele con su jerarquía: Lllull, Chacho, Rudy. Más el mencionado Poirier y Yabusele, potencias físicas que pocos pueden contrarrestar. 

El Madrid es tan completo en todo, pero sobre todo tiene tantas armas ofensivas, que siempre el rival tiene que elegir que flanco descuida un poco. Y no hay uno flojo. Hay que esperar que los dioses se pongan del lado opuesto, algo que no suele ocurrir a menudo. Además, los blancos llegan enfocados, y eso, con líderes como el trío de oro español, siempre es un extra que nadie más tiene. 

Olympiacos claramente no es un rival a desestimar, ya que eliminó a Barcelona de visitante en el quinto juego, lo que de por sí marca su caracter. Y lo hizo dejando en 60 puntos a su rival. Otro dato. El bueno de Barzokas ha sabido a lo largo de su carrera imponer una forma de jugar que lo ha llevado al éxito en sus dos etapas con Olympiacos y también con el Lokomotiv, al que también puso en una F4. 

Se suponía que la pérdida de Sloukas y de Vesenkov (MVP del año pasado), serían hecho durísimos de afrontar, pero mientras que algunos dieron la cara (Alec Peters, Canaan), los recuperados (Milutinov) e incorporados (Williams-Goss, Wright, Petrusev), encajaron en la estructura. Quizá una de sus mayores virtudes es saber que no le sobra nada, y por eso rara vez se descuida. Sabe que tiene menos plantel que su rival, pero eso lo envalentona. Tiene varios desafíos juntos: devolver la cachetada de la final 2023, meterse otra vez en la final y salir campeón. Y si es contra Panathinaikos, mucho mejor. Quizá sueñe demasiado. 

Semifinal 1
Panathianikos (Grecia)-Fenerbahce (Turquía)
Horario: 13.00 (Argentina). TV: DSports. 
Estadio: Uber Arena (Berlín, Alemania).

Semifinal 2
Real Madrid (España)-Olympiacos (Grecia)
Horario: 16.00 (Argentina). TV: DSports. 
Estadio: Uber Arena (Berlín, Alemania).

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Berlín (Alemania)
En Twitter: @basquetplus

Compartir