El conflicto AdC-AdJ

Una pelea sin sentido

23:28 01/07/2016 | La Liga Nacional entró esta semana en zona de riesgo. Tras una reunión AdC-AdJ sin soluciones, todo sigue igual. Radiografía del problema.

Desde que hace 8 días la Asociación de Clubes, en Asamblea, decidió liberar la cantidad de fichas extranjeras a 8 para la próxima temporada de la Liga Nacional, se vienen gastando millones de palabras para tratar de entender una decisión y un conflicto que, por ahora, no dejan ver la luz al final del túnel. Ayer, AdC y AdJ se reunieron sin prácticamente ningún avance.

Escribimos aquel día nuestra opinión, pero seguimos hablando con dirigentes, jugadores, entrenadores y agentes hasta el día de hoy, para ver de qué manera podíamos comprender mejor el problema. Y cada vez comprendemos menos el motivo de la movida. Intentaremos enumerar los puntos que más ruido nos hacen.

1. Se dice que con esta medida se amplía la oferta
Discutible. En Argentina existen miles de jugadores de básquetbol. Debería decirse que se amplía la oferta de jugadores de nivel de Liga Nacional A. Discutible también. Es cierto que el mercado de jugadores extranjeros es mayor al de nacionales, obvio, para una liga de élite. Pero hagamos un análisis económico. Los jugadores top argentinos, que no son demasiados, no están en discusión. Si un club le paga, por poner un número, 2 millones de pesos anuales a un argentino, seguramente es porque cree que lo puede hacer subir un escalón. Si no, ficharía a un extranjero. Hasta este año tenía un cupo de tres, así que podía hacerlo perfectamente. Se podría decir que el rango que preocupa a los clubes es el que va de los 500.000 al 1.000.000 de pesos anuales. Esto es, de unos 35.000 a 70.000 dólares, a valor de hoy (dato no menor). Pongamos que al extranjero se le pagan 8 meses mínimo, serían extranjeros con sueldos de entre 4350 y 8700 dólares. Una cifra que no garantiza foráneos de primera línea. Si le sumamos los gastos que conlleva traer un extranjero (pasajes, trámites varios), el promedio baja unos 600 dólares por mes, salvo que vengan de países limítrofes. ¿Y el gasto en recambios? Tomemos la 2015/16. Se recambiaron en total 70 jugadores. Cada uno generó los mismos gastos que uno nuevo. Es cierto que algunos vinieron de Uruguay u otros países más cercanos. Bajemos claramente el promedio, entonces en lugar de considerar que cada recambio costó los 5000 dólares que más o menos cuesta uno, los recambiados costaron 3000 (imposible, pero no importa). Da 210.000 dólares a sumarle a los sueldos de los extranjeros. Ah, y cada foráneo que viniera a la nueva Liga de fichas liberadas costaría 4000/5000 dólares más que cualquier nacional. Claro que la idea es, supuestamente, bajar esos salarios argentinos, con lo cual tendríamos que seguir bajando el promedio de sueldo del extranjero para que la medida tenga el efecto deseado. Conclusión: dejarían de pagarle un dinero importante a un jugador argentino medio para pagarle un dinero un poco menos importante a un extranjero un poco mejor (mucho mejor diríamos que es casi imposible). No cierra demasiado como factor decisivo en el ahorro de costos. 

2. Contratos garantidos
Este es un tema para nosotros central. Muchos quizá no lo sepan, pero la diferencia entre el contrato de un nacional y un extranjero es sustancial. Los argentinos tienen su contrato garantido y la enorme mayoría de los extranjeros no. Parecería un detalle a favor de los clubes, pero no lo es. Los extranjeros no forman parte de la Asociación de Jugadores y, por ende, tampoco entran en el libre deuda. Como sus contratos no son en general garantidos, un altísimo porcentaje vive todo el año al día con su sueldo. Los clubes no se atrasan porque saben que los extranjeros, si no cobran, se van. Así de simple. Este año, muchos clubes tuvieron atrasos importantes, de hasta 5 meses. La suma de ese dinero en deuda permanente es muy grande. Los extranjeros no la financiarán como sí lo hacen los nacionales. ¿Cómo harían para estar todo el año al día? ¿Con lo que se ahorrarían? Otro argumento económico que no cierra.

3. ¿Qué extranjeros vendrían?
Muchas veces se los critica de más a los que vienen de afuera, a veces con razón, porque son trotamundos que cada año van en busca de un mejor salario. Con tres por equipo, los que vienen saben que pueden destacarse. Muchas veces, claro, no lo logran. La pregunta es: ¿qué extranjero vendría a un equipo con 5 o 6 foráneos más? ¿Cuáles serían sus posibilidades de hacer buenos números y conseguir una mejora al año siguiente teniendo un juego de rol? Y sin contrato garantido. Los agentes que traen extranjeros creen que su trabajo será mucho más complicado en este aspecto.

4. La oferta
Este razonamiento es bien cortito. ¿Si no hay cantidad suficiente de jugadores y por eso, dicen los clubes, pagan fortunas por basquetbolistas que no lo valen, para qué subieron la cantidad de equipos a 20? La matemática acá no falla. Hay 4 equipos más que hace tres años. Por seis mayores, son 24. Un número importante, el 20% del total.

5. Lucha de largo aliento
Supongamos que los jugadores y dirigentes se mantienen firmes en su postura. Los jugadores aguantan su pelea y, salvo los que ya están bajo contrato, nadie firma un nuevo acuerdo. La Liga empieza con todos los clubes fichando solo extranjeros. Por todo lo que dijimos antes, es inviable. La estrategia funcionará solamente si los jugadores ceden y bajan sus pretensiones ante la amenaza. La liberación de fichas extranjeras solo puede funcionar como amenaza teórica, no como amenaza efectiva.

Cuando hace ya varios años se implementó cada día con más dureza la prohibición de fumar en lugares públicos o cerrados, se logró bajar el consumo de tabaco. Los fumadores tenían menos oportunidades para fumar. Fue un paleativo pensado, más que nada, a favor de los no fumadores. Los fumadores siguieron con el mismo problema de fondo: no poder dejar de fumar.

Lo mismo podría aplicarse aquí. Los clubes no atacan el problema de fondo, que es pagar lo que no supuestamente no pueden/quieren. Si un club quiere pagarle a un jugador 50, porque cree que es lo que vale o es lo que puede gastar, y otro club le paga 100, el único conflicto es entre esos dos clubes. No es ni del jugador ni de su representante. Si Olé mañana le ofrece a mis periodistas el triple de lo que yo les pago, mi problema será con Olé, y no con el periodista. Y si quiero competir con Olé y pagarle el triple a mis periodistas, terminaré fundido y será una muestra de que no entiendo cómo funciona la economía. Ni el mercado. Mi única opción sería, llegado el caso, generar las condiciones para que mi periodista (no con una diferencia del triple, valga aclararlo), prefiera las comodidades que yo le brinde, el clima de trabajo, su libertad...lo que sea. Pero con dinero no podré competirle. 

Sonará ingenuo, pero creemos que la única chance de que este conflicto se solucione es algo así como un amparo judicial. Volvamos a antes del conflicto. Dejemos los tres extranjeros (que ya no es poco), y permitamos que cada club maneje su economía como pueda. La mejor forma de ordenar este quilombo (no hay otra palabra), sería blanquear más todo: los contratos de los jugadores, su situación impositiva, el dinero que generan los clubes, los avales para cumplir lo que prometen. Más sano, más legal, más ordenado. Y que cada club acepte el lugar que le toca. Una solución sería hacer contratos de más de un año y renegociar las renovaciones antes de que los contratos terminen. Es una forma de salir de esa locura que se genera cada vez que termina una temporada.

La única verdad es la realidad, decía el General, y, hay que decirlo, al menos en eso tenía razón.

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

 

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