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Pocas veces en la historia las cosas toman sentido y se unen para formar algo majestuoso, de primera línea y de una belleza que a todos altera. Precisamente eso consiguió Regatas de Corrientes en la temporada 2012/13, en donde se coronó campeón de la Liga Nacional, el Super 8 y la Liga Sudamericana. Una triple corona que hasta la actualidad resuena en los pasillos del José Jorge Contte a través de unas consagraciones que jamás volvieron a conseguir. 

Liderados por Javier Martínez, Federico Kammerichs y Paolo Quinteros, los remeros desplegaron un básquet magnífico y solidario en el que no había una figura, sino que el equipo potenciaba a los individuos. Todos entendían lo que tenían que hacer y nadie se salía del libreto. Contaban con múltiples vías de gol, sistemas fijos con roles repartidos y especialistas tanto defensivos como ofensivos que saltaban al rectángulo de juego cada vez que el entrenador los llamaba. 

Arranque demoledor 

El camino, por supuesto, no fue fácil, pero Nicolás Casalánguida y los suyos se las arreglaron para totalizar 33 victorias y 11 derrotas (24-6 en la segunda fase) en la temporada regular y 43 triunfos y 15 caídas en total en la 2012/13 de la Liga Nacional de Básquet en general. A su vez, su récord de victorias en porcentajes fue del 74.1%, con 78.5 puntos a favor y 72.7 en contra. 

Primero fueron por el Super 8, en el cual derrotaron a Quimsa en su casa por 77-63 con un intratable Paolo Quinteros en las anotaciones y gracias a los aportes desde el banco de Nicolás Romano, uno de los internos que hasta el día de hoy se mantiene como protagonista de la LNB.  

Luego, otra vez ante su gente, Regatas volvería a pegar el grito en el cielo, en esta oportunidad en la Liga Sudamericana. Allí repetiría el título conseguido en 2008 ante un rival que ya se había transformado en clásico: Flamengo. El resultado final fue 82-81, en un final infartante en el que el público jugó un papel importante fuera de la cancha, ya que adentro fue Paolo Quinteros el que volvería a ser fundamental a base de triples, dobles y penetraciones que, a partir de ese instante, comenzaron a transformarlo en uno de los más queridos del equipo.  

Lo mejor estaba por venir 

Posteriormente llegaría el turno de la Liga Nacional de Básquet y el recorrido hasta la cúspide no fue ideal, pero supieron sobreponerse para llegar a la final. En cuartos sufrieron hasta el quinto juego para dar cuentas de Gimnasia de Comodoro Rivadavia. Después, una de las semifinales más recordadas de todos los tiempos se dio ante Boca, con un rival que entre sus mejores jugadores tenía a talentos como Daniel Santiago y Mac Hopson. La serie terminó definiéndose otra vez en el quinto encuentro y allí los correntinos demostrarían que eran cosa seria, llevándose el partido y el pase a la final por primera vez en su historia. 

La final no se dio de la forma esperada, al menos desde la emoción que supone para los fanáticos una serie de esas magnitudes. ¿La razón? Lanús llegó oxidado luego de derrotar a Peñarol, el tricampeón del momento. Por ende, Regatas aprovechó la situación y en los primeros dos partidos ganó 90-64 y 65-55. Tras ello, el tercer punto cayó nuevamente en manos correntinas al triunfar de manera ajustada por 78-76. El golpe final se daría en el cuarto enfrentamiento, con un equipo local dolido y cansado que no mucho pudo hacer ante la furia remera que lo batió 69-65 para consagrarse por primera vez en su vida campeón de la Liga Nacional de Básquet.  

Un hito único 

Tres campeonatos en una temporada, tres festejos, tres descontroles, tres dominios de distintas maneras. Lo que logró Regatas en la 2012/13 fue especial y se convirtió en la frutilla del postre de un equipo en ascenso que desde que llegó a la primera división no hizo más que crecer. Martínez, Quinteros, Kammerichs, Casalánguida, Brussino y Romano, entre otros, colgaron sus nombres en lo más alto del cielo correntino, logrando una hazaña nunca antes conseguida. Ni en el pasado, ni en el futuro, pocos después habrían. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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