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En los últimos cuatro años, México ha emergido como una inesperada potencia dentro del continente americano, quedándose con el título del Premundial 2013 en Caracas y perdiendo una batalla ante Argentina en las semis del Preolímpico que organizó en su capital durante el 2015.  Sin embargo, su mayor prueba llegará en este 2017: ¿puede sobrevivir sin Gustavo Ayón?

El pivote del Madrid no estará disponible en este torneo y su ausencia abre un interrogante importante: ¿México realmente se transformó en uno de los equipos más fuertes de América o la mayor parte de ese mérito hay que atribuírselo a un interno dominante para el básquet FIBA? A partir del 25 de agosto, en Medellín, buena parte de esa duda encontrará su respuesta.

Lo positivo para los de Valdeolmillos es que más allá de Ayón, no tienen grandes bajas para este certamen y comparado con el 2015, recuperan a un hombre clave como Lorenzo Mata. La preselección de 18 jugadores está repleta de nombres conocidos y habituales, más cinco apuestas a jóvenes nacidos entre 1999 y 2000 que seguramente pelearán desde atrás por un lugar en los 12 finales.

En cuanto al grupo, está claro que no será nada sencillo para los mexicanos, especialmente sin su máxima figura: no solo comparten zona con dos candidatos de siempre como Brasil y Puerto Rico (más allá de que ambos están en una etapa de transición), sino que también deberán verse las caras con un Colombia local y mejor armado que nunca. Todo aparece muy parejo en la previa, aunque los norteamericanos tienen un punto en su favor: serán, por lejos, el plantel más experimentado y probado de los cuatro.

Aún sin Ayón, no se esperan grandes cambios en términos de la identidad del equipo: todo comenzará por la intensidad defensiva, mientras que en ataque, sin tanta presencia de poste bajo, dependerán más que nunca de la creación de sus bajitos y el acierto de sus tiradores. Eso sí, si abusan del protagonismo de referencias como Stoll o Cruz, pueden tornarse un equipo algo impredescible y sin tanto apego a lo táctico como el que tenían hasta ahora.

De esta manera, México afronta una AmeriCup distinta y sin las expectativas de los últimos años. Sin embargo, nombre por nombre no tienen nada que envidiarle a sus rivales de grupo y si logran mantener la unidad que vienen mostrando desde el 2013, volverán a ser un rival de extremo cuidado.

La preselección